No es un oficio, es una explotación
Quizás la mala (no) educación, y la industria del porno cada vez presente y normalizada también sea cómplice de esta situación.
¿Quién no ha oído la expresión “la prostitución es el oficio más antiguo del mundo”? Se tiene constancia de que la “prostitución” (a partir de ahora lo llamaré esclavitud) se ejerce desde la antigüedad hasta la nuestros días. En algunas culturas las esclavas se utilizaban para hacer ofrendas a los dioses (Antigua Grecia), pagar impuestos (Imperio Romano) o concebirlas como un “mal necesario”, en la Edad Media para mantener la pulcritud del resto de mujeres y de la sociedad en general.
Mi postura es radical y contundente: la demanda de servicios sexuales esclaviza a la mujer y potencia la trata de mujeres y niñas. Estamos hablando de un libre mercado de mujeres y niñas, una auténtica aberración.
Me atrevo a decir que la sociedad de consumo es encubridora de las bandas del crimen organizado –el consumo de sexo es bestial—. La dictadura del consumo no sabe discernir entre productos y personas y por desgracia la mujer es admitida como mercancía. Hablamos de explotación, humillación y opresión. Los puteros (los mal llamados clientes) y los estados que permiten este tipo de esclavitud son cómplices.
Tenemos que ser determinantes: prostitución es igual a esclavitud. No deberíamos suavizar el tono ante semejante barbaridad, hablo de esclavitud extrema en el siglo XXI.
Peor suerte corren las menores en países como Filipinas, Camboya, Brasil o Tailandia, en estos casos las niñas son violadas en primer lugar y luego esclavizadas, a esto lo llaman “turismo sexual”. No lo entiendo. La voracidad y la inquina del ser humano no tienen límites.
Datos a tener en cuenta:
Según la mayor coordinadora de asociaciones de mujeres de la Unión Europea European Women`s Lobby, los proxenetas obtienen más de 100.000€ por mujer explotada. También destaca que entre el 50% y el 90% de las mujeres que ejercen la prostitución legalmente son esclavas, según datos de la policía holandesa.
El INE (Instituto Nacional de Estadística) constata que la media nacional del consumo de prostitución es del 26%, mientras Islas Baleares es la comunidad autónoma que más consume con un 40%. Respecto a datos económicos se estima que la esclavitud genera ilegalmente más de 4.000 millones de España.
La visión romántica sigue vigente, —cuánto daño hizo Pretty Woman— presentando la esclavitud femenina como un cuento de hadas. Este film nos presentó el putero “amable y salvador” -esos no existen, en cualquier caso son una minoría nada representativa-. El putero predominante califica a la mujer en función de lo que ha pagado y abusa física y psicológicamente a la mujer.
En definitiva, no deberíamos de tener dudas de que hablamos de esclavitud y que esta atrocidad es de las peores versiones del ser humano: violación de derechos, enfermedad, desarraigo, desigualdad, falta de oportunidades… y, sobre todo, falta de humanidad.
Quizás la mala (no) educación, y la industria del porno cada vez presente y normalizada también sea en cómplice de esta situación al igual que los puteros y el estado.
El discurso, la mirada y la perspectiva sobre esta problemática está en proceso de cambio gracias al incombustible trabajo que realizan numerosas asociaciones y fundaciones que abogan la abolición de la esclavitud.