No con AstraZeneca: gente que rechaza la vacuna de Oxford por su menor eficacia

No con AstraZeneca: gente que rechaza la vacuna de Oxford por su menor eficacia

Hay quien recela de esta inyección y pide recibir las de Pfizer o Moderna. Los expertos condenan esta postura: “No hay vacunas de primera y segunda división”.

Una profesora recibe la vacuna de AstraZeneca en su coche el 23 de febrero en Granada.Carlos Gil Andreu/Getty Images

Laura del Río es farmacéutica en la Comunidad de Madrid, tiene 31 años y ha sido citada para vacunarse contra el covid dentro de unos días. Ella, que se declara “totalmente provacunas”, no está convencida de que vaya a vacunarse el día que le corresponde. “No estoy de acuerdo con que nos pongan una vacuna que ni tiene la eficacia del noventa y tanto por ciento como las de Pfizer y Moderna ni te inmuniza tan pronto como las otras”, cuenta a El HuffPost por teléfono.

Tanto ella como sus compañeros, como tantos otros miles de trabajadores esenciales menores de 55 años en España, han sido citados para que se les administre la vacuna de Oxford/AstraZeneca, con una tecnología distinta a la de ARN mensajero de Pfizer/BioNTech y Moderna, y con una eficacia estimada en un 70%, frente al 95% aproximadamente de las otras dos. Los tres tipos de vacunas requieren la inyección de dos dosis por persona, pero mientras que el segundo pinchazo de las de Pfizer y Moderna se pone tres o cuatro semanas después del primero, con la de AstraZeneca hay que esperar entre tres y cuatro meses.

“Esa es mi lucha: que nos pongan otra vacuna que nos inmunice más y, sobre todo, que nos inmunice pronto”, dice la farmacéutica. Desde principios de febrero, más de un centenar de farmacias de Madrid realizan test de antígenos, y Laura trabaja en una de ellas. “El riesgo es diario. Es que somos personal sanitario”, exclama. No le parece “lógico” que, estando “en contacto diario con el virus”, los trabajadores de su gremio tengan que “esperar tres meses más” para completar su inmunización.

Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), considera que posturas como las de Laura del Río no son “ni lógicas ni razonables”. “No hay vacunas de primera y segunda división”, explica a El HuffPost. “Estamos hablando de un producto farmacológico, no de yogures o de marcas de yogur, donde compras según el sabor. No, no, y no”, insiste el vacunólogo.

García Rojas señala que “cualquier vacuna que supere unos estándares mínimos de eficacia de un 60% es mucho más que válida”. “Cualquier vacuna de las que se están implementando a nivel mundial, no sólo en nuestro país, es perfectamente válida para conseguir el objetivo que tenemos, que es decirle adiós a la pandemia”, reitera. 

Estamos hablando de un producto farmacológico, no de yogures que compras según el sabor. No, no, y no
Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología

“Cuando uno se vacuna de la gripe no sabe qué vacuna le están poniendo, y hay varias. Simplemente se elige en función del grupo poblacional al que se le ponga. Y nadie pregunta qué vacuna está recibiendo”, explica el presidente de la AEV. Cabe recordar, además, que el porcentaje de eficacia de las vacunas de la gripe oscila entre el 50% el 60% y, sin embargo, se ponen cada año (y funcionan). “Tenemos que ser conscientes de que nos vacunamos en el contexto de una pandemia, no para otra cosa, que a veces se nos olvida”, lamenta García Rojas. 

Eva Martínez Cáceres, vicepresidenta de la Sociedad Española de Inmunología, reconoce que ha escuchado el caso de gente, “por ejemplo profesores”, que no se quieren poner la vacuna de AstraZeneca. “Sinceramente, todas las vacunas son buenas”, replica. “Entre nada y la de AstraZeneca, prefiero la de AstraZeneca”, resume la inmunóloga.

  Una farmacéutica realiza una prueba de antígenos en una farmacia de Madrid.OSCAR DEL POZO/AFP via Getty Images

Laura del Río ha encontrado apoyo entre sus colegas e incluso entre gente de fuera del sector, dice. Aunque en España no hay datos de personas que declinen recibir el inoculado de AstraZeneca, esta es la vacuna de la que se ha puesto un menor porcentaje de dosis con respecto a las que el Gobierno central ha enviado a las comunidades autónomas. 

De las inyecciones de Pfizer/BioNTech, las comunidades han suministrado el 82% de las dosis recibidas. De la de Moderna, se han puesto más del 72% de las dosis. De la de AstraZeneca/Oxford se han administrado 170.000 de las más de 800.000 entregadas a las comunidades, es decir, el 21%.

La secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Calzón, anunció el jueves que hasta el pasado 24 de febrero 45.611 personas —de todas las citadas— habían rechazado la vacunación (independientemente de la marca del inoculado). “Esto es poco más de un 2%”, señaló Calzón, a petición de El HuffPost. En esa cifra se incluyen rechazos por voluntad propia, por contraindicaciones o porque la persona había pasado la enfermedad hace poco tiempo.

“La campaña de vacunación no es una competencia entre vacunas. Vacunas que tienen características distintas y que van dirigidas a población distinta no pueden competir”, recalcó la secretaria de Estado, que apeló a la “responsabilidad individual” para “ser partícipes y parte de la solución” a la pandemia. “Hay un objetivo claro y compartido por todos, que es conseguir que estemos todos vacunados lo antes posible”, enfatizó Calzón. “Conforme haya dosis disponibles, no se pueden quedar vacunas sin administrar. Es un esfuerzo que tenemos que hacer como sociedad”, dijo.

Conforme haya dosis disponibles, no se pueden quedar vacunas sin administrar. Es un esfuerzo que tenemos que hacer como sociedad
Silvia Calzón, secretaria de Estado de Sanidad

Los ensayos clínicos realizados por AstraZeneca demuestran que la vacuna es eficaz reduciendo en dos terceras partes la posibilidad de tener una infección sintomática de coronavirus. De las 5.258 personas que recibieron la vacuna como parte de los ensayos clínicos, 64 tuvieron covid (frente a las 154 que se infectaron en el grupo de control, que recibió placebo en lugar de vacuna), y ninguna de ellas tuvo que ser hospitalizada. De entre las personas que recibieron el placebo, 22 tuvieron que ser hospitalizadas por covid, y una murió. Es decir, la vacuna funciona. Y, sin embargo, las noticias que llegan de Alemania sobre el escepticismo hacia este producto son preocupantes.

“Los boxes de vacunación están listos, la vacuna y los equipos están preparados. Pero las dosis se quedan sin usar porque no se presentan suficientes personas a la cita. Es una situación absurda e insostenible”, denuncia Karl Lauterbach, epidemiólogo alemán y diputado socialdemócrata, en declaraciones a The Times

De las 3.800 personas convocadas cada día en los centros de vacunación Tegel de Berlín, donde sólo se administran dosis de AstraZeneca, se presentan menos de 200 personas para recibir el inoculado, según la información del diario británico. 

El portavoz de la canciller Angela Merkel, Steffen Seibert, se ha visto en la necesidad de fijar en su cuenta de Twitter un mensaje para animar y tranquilizar a la población alemana. “La vacuna de AstraZeneca es segura y muy eficaz. Previene muchas infecciones y protege contra enfermedades graves. La vacuna puede salvar vidas”, escribe Seibert, y adjunta una infografía sobre los datos de eficacia y seguridad de la vacuna.  

El alcalde de Berlín, Michael Müller, ha ido más allá, asegurando al diario alemán Tagesspiegel  que “los que no quieran esta vacuna habrán perdido su oportunidad”. Es decir, nada de vacunación a la carta.  

En Alemania creen que el informe del comité de vacunas según el cual no se recomienda poner la vacuna de Oxford a mayores de 65 años ha podido jugar en su contra, en el sentido de que ha generado muchas dudas entre la población, de por sí más escéptica que en España. 

La postura de reservar el inoculado de AstraZeneca para menores de 65 años, o de 55 como en España, ha sido la tónica general en Europa, aferrándose a la baja participación de personas mayores de 65 en los ensayos clínicos de la farmacéutica anglosueca, y pese a que la OMS recomendó a mediados de febrero administrar la vacuna a cualquier persona mayor de 18 años “sin límite de edad máxima”, también “a mayores de 65 años”.

Hablé con el Colegio de Farmacéuticos y les propuse no vacunarme, pero no me aseguran que me vayan a vacunar más adelante
Laura del Río

A la farmacéutica Laura del Río no es el tema de la edad lo que le preocupa; su miedo ahora aparte de un contagio es quedarse sin recibir una vacuna, o tener que esperar a su turno por edad —previsiblemente más allá de verano—, si se niega a ponerse la de AstraZeneca.

“Hablé con el Colegio de Farmacéuticos y les propuse no vacunarme, pero no me aseguran que me vayan a vacunar más adelante”, dice. “No me dan garantías de que me vayan a vacunar en un periodo relativamente corto de tiempo. Por más que lo he intentado, no me dan otra opción”, se resigna. 

Quizás para evitar estos recelos, la Xunta de Galicia ha presentado esta semana una propuesta de ley para hacer obligatoria la vacunación, algo que a los expertos tampoco les acaba de gustar. 

“El ordenamiento jurídico ampara que la vacuna sea obligatoria, ya que estaría justificado por el interés colectivo, pero, desde luego, no es la mejor fórmula”, sostiene Itziar de Lecuona, profesora del Departamento de Medicina y subdirectora del Observatorio de Bioética y Derecho de la Universitat de Barcelona.

Convencer, con información y datos claros, es siempre mejor que obligar. Además estamos en un momento en el que no hay un rechazo general”, recuerda Lecuona, teniendo en cuenta que más del 80% de los españoles está dispuesto a vacunarse contra el covid, según los últimos datos del CIS.

Convencer, con información y datos claros, es siempre mejor que obligar
Itziar de Lecuona, experta en Derecho y Bioética

Precisamente la alta aceptación de la población española, en general, hacia las vacunas fue lo que llevó al Ministerio de Sanidad a no hacer las del covid obligatorias, como tampoco lo son el resto de las que aparecen en el calendario vacunal en España. 

Laura del Río, que sigue pendiente de tomar una decisión sobre su vacunación, cree que finalmente acabará asistiendo a su cita para recibir la de AstraZeneca, aunque tenga una eficacia algo menor que otras. “Menos que nada, seguro que es”, dice. 

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es