Ni Almodóvar ni Amenábar: la joya se llama 'La trinchera infinita'
La película protagonizada por Belén Cuesta y Antonio de la Torre representará a España en los Oscar.
Cuanto daño hace que a veces pese más la firma que la obra. Hoy en los cines parece que solo existen grandes joyas o bodrios descomunales. La cartelera se llena de películas sobrevaloradas o infravaloradas, como si un director de éxito solo hiciera películas mayúsculas que hacen sombra a otros largometrajes que, injustamente, pasan desapercibidos. Por eso, Almodóvar y Amenábar ‘solo dirigen películas de culto’ y Los amantes pasajeros y Regresión nunca existieron, ¿no?
Fue imposible que Mientras dure la guerra y Dolor y gloria hubiesen pasado de largo por la alfombra de los Goya 2020 porque habría sido una aberración no tenerlas en cuenta. Vamos, sería un delito. Pero también lo sería que La trinchera infinita no saliese por la puerta grande por competir con películas con el sello de Pedro Almodóvar o Alejandro Amenábar.
Que el nombre de los dos directores ocultara una película así es lo mismo que menospreciarla. Sobran categorías para dar a las tres el valor que merecen. Pues bien, aunque apenas logró dos cabezones —el de Mejor actriz para Belén Cuesta y el de Mejor sonido—, este martes se ha dado a conocer que La trinchera infinita representará a España en los Oscar.
El largometraje de Amenábar lideró los Goya con 17 candidaturas (y ganó en cinco), el de Almodóvar tenía 16 (y se llevó siete) y el de Aitor Arregui, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga, 15. A pesar de que eran las grandes favoritas, tampoco habría sido la primera vez en unos premios que una película que parte con una ventaja clara se va de vacío, o casi de vacío.
Cuando pasa, a veces, la sensación de ‘fracaso’ parece pesar más que haber llamado la atención para conseguir nominaciones. Como si competir con lo mejor del año no fuese un premio suficiente para sentirse orgulloso. Esta vez no ocurrió.
Del lamento —siempre con discrepancias— de “otra vez Almodóvar” y “otra vez Amenábar” tampoco se libró La trinchera infinita: otra vez Antonio de la Torre. Y otra vez Luis Tosar, Karra Elejalde, Penélope Cruz, Eduard Fernández, Natalia de Molina... Los de siempre donde siempre (quizás porque en el gremio pocos tienen la suerte de trabajar y, encima, hacerlo por más de 3.000 euros al año).
Antonio de la Torre es el omnipresente de los Goya. Si un año tiene película, cae la nominación. Su importancia en La trinchera infinita no se puede cuestionar, pero esta vez está al lado de otro gran valor: lo de Belén Cuesta en este film no tiene nombre. Esta es su tercera nominación a los Goya y se lo llevó por primera vez. La trinchera infinita le hizo brillar con luz propia y ahora Hollywood podrá comprobarlo.
¿Cómo se iba a imaginar un fan de Paquita Salas que la misma actriz que da vida a Magüi podía ser tan creíble como Rosa (La trinchera infinita)? Aunque hablar solo de estos dos papeles sea reducir su carrera de manera injusta.
No es la única que brilla en la película de Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga, hay otras muchas cosas que merecen una mención:
1. Cuando termina, no hay ni un solo ‘pero’, y sí hay muchas sensaciones. Es de esas películas para ver una y otra vez.
2. Los actores brillan (y nunca hay que olvidar la parte de responsabilidad que tiene el director en ello). De Antonio de la Torre está todo dicho y Belén Cuesta es un (re)descubrimiento.
3. Además de contar una buena historia, la película tiene el tono artístico suficiente para competir con otra de Almodóvar o Amenábar. Y la han hecho tres directores, aunque coordinarse nunca sea fácil.
4. Es una película española sobre la Guerra Civil, pero no es una película española más sobre la Guerra Civil. Cuenta una historia basada en hechos reales de forma que el espectador se siente tan asfixiado como el protagonista. Es imposible no entender a los personajes.
5. Parece imposible ver a Belén Cuesta envejecida y que sea creíble. Pues ocurre, sin que nadie cuestione la edad del personaje.
6. Los aspectos técnicos consiguen que salga una película redonda.