Netanyahu se queda sin opción de formar Gobierno en Israel
El primer ministro y sus afines logran 52 escaños, frente a 57 de las fuerzas opositoras. Sólo lo salvaría la alianza con un partido árabe, vetada por sus socios ultras.
Con el 99,5% de los votos escrutados, ningún partido en Israel asoma con mayoría clara en las elecciones para formar Gobierno. El primer ministro del país, Benjamín Netanyahu, y los partidos afines o con los que ha pactado en otras ocasiones consiguieron 52 escaños, frente a 57 de las fuerzas políticas opositoras, por lo que no se vislumbra un camino claro hacia la coalición.
De acuerdo a últimos resultados oficiales actualizados, Netanyahu carece de mayoría en la Knesset (Parlamento israelí) y, con solo 20.000 votos por contar, es probable que el panorama electoral no vaya a cambiar. Los partidos más votados fueron el Likud del primer ministro, que obtuvo 30 escaños, seguido por Yesh Atid (17 escaños), encabezado por Yair Lapid, principal rival del actual jefe de Gobierno.
Además, hay 7 escaños obtenidos por Yamina y otros 4 por la Lista Conjunta, partido conformado por fuerzas políticas árabes, que no responden a ninguno de los dos bandos. Esas once bancas podrían haber sido claves para definir la elección. Todo en un pañuelo.
Para obtener la mayoría, cualquier partido o sus aliados deberían obtener al menos 61 de los 120 escaños en juego. Dado que hasta el momento ninguno supero ese umbral, se dificulta la formación de un Gobierno, por lo que ahora se avecinan largas negociaciones entre los distintos partidos que podrían llevar a nuevas elecciones si no se alcanza un acuerdo para gobernar.
La maniobra que había puesto en marcha en las últimas horas el Likud de Bibi para granjearse el apoyo adicional del movimiento islamista Lista Unida Árabe —la menor fuerza presente en la Kneset, con apenas cuatro escaños— fue abortada por sus socios de la ultraderecha judía, que rechazan pactar con “partidarios del terrorismo que niegan la existencia del Estado judío”, según ha recalcado su líder, Bezalel Smotrich.
Gideon Saar, líder de Nueva Esperanza, uno de los partidos opuestos a Netanyahu, pidió ya un “gobierno de cambio”. En un comunicado, aseguró que está claro que el primer ministro “no tiene mayoría para una coalición encabezada por él”, por lo que ahora deben “trabajar para aprovechar el potencial de formar un gobierno de cambio”. “Como anuncié la noche de las elecciones, el ego no será un factor“, añadió.
Pese a que probablemente no haya cambios, los resultados finales de las elecciones se esperan hoy viernes. Después, se celebrarán las fiestas de Pésaj, la Pascua judía, y más adelante el presidente Reuven Rivlin pedirá a los nuevos diputados que elijan un candidato que pueda reunir una mayoría de escaños para dirigir el próximo gobierno.
Este tendrá 28 días para conseguirlo, con 14 adicionales autorizados por el presidente. De no establecerlo, Rivlin podrá elegir un segundo candidato que contará con similares plazos. Y, si no, a elecciones, quintas en dos años.
Las vacunas no fueron suficientes
La baza de Netanyahu para su campaña electoral fue el acuerdo alcanzado con el gigante farmacéutico Pfizer que permitió a Israel obtener rápidamente, desde finales de diciembre, millones de dosis de la vacuna contra el covid-19 a cambio de datos biomédicos sobre sus efectos.
El país ha realizado en las últimas semanas una de las campañas de vacunación más intensas del mundo, administrando las dos dosis necesarias a casi el 50% de la población, es decir más de dos tercios de los votantes.
Pese al desconfinamiento y la reapertura de los comercios, los partidos políticos no pudieron sin embargo celebrar grandes mítines y la campaña se desarrolló en las redes sociales.
El primer ministro apostó por su campaña de vacunación y la tímida recuperación económica y la oposición intentó sacar provecho del juicio de Netanyahu por “corrupción”, “malversación” y “abuso de poder”, que comenzó hace unos meses y que alimenta un movimiento de protestas cada sábado en todo el país, desde hace 39 semanas.