El 'oro' de las mujeres: los logros de las cineastas en los grandes festivales
"No tenemos techo de cristal: está el cielo abierto y simplemente tenemos que subir, mirar y ver que el futuro es nuestro”.
El techo de cristal en el mundo del cine cada vez está más resquebrajado, aunque siga quedando mucho por hacer. Ya son dos años de triunfos absolutos de mujeres en festivales, con todos los trofeos de oro y galas de premios en los que nunca antes habían conquistado con tanta contundencia los galardones más codiciados: han sido agraciadas en la categoría en la que históricamente les ha costado mucho más destacar sobre el trabajo de los hombres en la industria, el de la dirección. Estos han sido algunos de los reconocimientos:
El cielo abierto
“Siempre digo que no tenemos techo de cristal: está el cielo abierto y simplemente tenemos que subir, mirar y ver que el futuro es nuestro”, declara Cristina Andreu, presidenta de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), a El HuffPost.
En la pasada edición de los Oscar, Nomadland, de Chloé Zhao, acaparó ocho nominaciones con una cinta independiente —un mérito extra—, y partía como favorita tras triunfar en los Globos de Oro. Era la primera vez en 93 ediciones que dos mujeres luchaban por la estatuilla a Mejor dirección, Zhao y Emerald Fennel (Una joven prometedora). Finalmente, Chloé Zhao se alzó con el premio y se convirtió en la segunda directora de la historia en hacerlo. La primera fue Kathryn Bigelow —a la que muchos se seguían refiriendo como “la exmujer de James Cameron”— en 2010, por En tierra hostil.
Fue también 2021 el año en el que el Festival de Venecia puso de relieve el destacado trabajo de cineastas que dieron una vuelta histórica, en cuestión de género, al palmarés. Para empezar, con el premio más relevante, el ansiado León de Oro, que fue a parar a manos de la francesa Audrey Diwan por El acontecimiento, un largometraje sobre el aborto clandestino en su país natal.
La cosa no quedó ahí. Si las mujeres también lo han tenido complicado, echando la vista atrás en su labor como guionistas, el premio a Mejor guion para la cinta The Lost Daughter, escrito por Maggie Gyllenhaal, fue otra de las grandes celebraciones en clave femenina, mientras que la directora de El poder del perro (Jane Campion), la gran favorita para los Oscar que ya están a la vuelta de la esquina, es la primera cineasta en estar nominada dos veces en Mejor dirección.
Un triunfo más para la neozelandesa que marcó un hito hace ya 29 años: El piano le coronó como la primera mujer en obtener la Palma de Oro en Cannes, hasta que en esta última edición llegó la segunda: la francesa Julia Ducournau por Titane.
¿Cuál sigue siendo el problema? “La situación por ahora no es para dar saltos de alegría” —pese a estos grandes méritos—, “porque todavía la diferencia, la brecha entre hombres y mujeres es muy grande, especialmente la brecha de presupuestos de las películas que pueden hacer las mujeres y las que hacen los hombres. Ahí es donde tenemos que seguir dando guerra”, explica Cristina Andreu.
En clave nacional, la última gran y celebrada sorpresa la dio Carla Simón con Alcarràs. Tras casi 40 años, una película española, y esta vez firmada por una mujer —la primera fue La colmena, de Mario Camus—, consiguió la máxima distinción del Festival de Berlín, es decir, el Oso de Oro. Otra de las obras de la catalana, Estiu 1993 (Verano 1993), fue elegida hace cinco años para representar a España en los Oscar.
Por su parte, Pilar Palomero fue la sorpresa de la noche en los Goya de 2021 al alzarse con el cabezón a la Mejor dirección novel por Las niñas, una cinta que también le otorgó el reconocimiento en el Festival de Málaga con la Biznaga de Oro.
“Esto ya no son excepciones, ni cuotas, ni permisos de fin de semana. Esto es una realidad. La calidad del cine de estas cineastas es axiomática. Están realizando un avance pausado, pero consistente en el ámbito cinematográfico, y no como advenedizas, sino como auténticas autoras con una propuesta única y necesaria. Cada una en su forma y estilo, sin homogeneización ni círculos concéntricos de exclusión. Libres”, escribía la experta Lucía Tello en este medio.
Algo a lo que la presidenta de CIMA añade: “En España, gracias a las acciones positivas del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), estamos viendo que hay muchísimas mujeres con gran talento y que están haciendo películas”.
Andreu no se queda ahí, sino que destaca también que en nuestra industria “tenemos grandes técnicas, como directoras de fotografía, compositoras musicales, de sonido o montadoras, que son estupendas” y a las que hasta este momento “no se les había dado el lugar que merecían”.
Es innegable, continúa, “el talento”, sin embargo, insiste en que “mientras que no haya igualdad real, no se puede medir ese talento”, aunque espera que se pueda hacer pronto: “Hasta ahora, que no estamos en igualdad de condiciones, se está viendo el gran potencial de las mujeres en los festivales”. Por otro lado, confía en que “la Ley de Comunicación Audiovisual en España también incremente las cuotas, porque si no iremos hacia atrás, y eso no nos lo podemos permitir”.
En ese sentido, María Guerra, presidenta de la AICE, subrayó el pasado mes de octubre cómo, precisamente, Julia Ducournau, de 37 años, se convirtió en la primera mujer en ganar en solitario la Palma de Oro “aupada por su propio sistema”, el de la industria francesa. A la vez, calificó de “imprescindible” las ayudas en el cine para mujeres, algo que ayude a “directoras jóvenes a romper el miedo y lanzarse”. Con ello se refería no solo al apoyo económico, sino a lograr una cantera de “referentes femeninas”. Algo que, parece, poco a poco se va logrando, aunque a paso lento.
Los últimos premios apuntan que, por fin, el reconocimiento a las cineastas femeninas ha cogido un buen rumbo, pese a que aún “hay muy pocas que hagan su segunda película”, al menos de momento, según CIMA.
“Es un hecho que se está descubriendo que las mujeres tienen un gran talento en la parte cinematográfica de la sociedad, en todos los ámbitos, pero los festivales están atestiguando que las mujeres pueden hacer cine y lo pueden hacer muy bien. No tenemos límites, podemos hacer cualquier tipo de película, grande o pequeña, y de cualquier temática y género. Lo que nos dé la gana. El mundo es nuestro”, sentencia Cristina Andreu. Y cada vez más, a ojos de los palmarés de los grandes festivales en estos últimos dos años.
De momento, se sigue lamentando que la industria siga siendo un mundo de hombres, aunque la tendencia vaya cambiando. Eso sí, vistos estos logros, los grandes talentos femeninos llevan al pie de la letra lo que Antonio Machado comenzó en 1912 con sus Proverbios y cantares del poemario Campos de Castilla (1912) y que Joan Manuel Serrat continuó en 1969 en su álbum Dedicado a Antonio Machado, poeta:
Y ellas, mujeres, cineastas y responsables de grandes títulos reconocidos por los profesionales, están haciendo camino con sus huellas. Todo con el fin de acabar, en algún momento, ojalá más vale pronto que tarde, con lo que se conoce como el techo de cristal, para acceder a ese cielo abierto del que habla Andreu, al que subir, mirar y ver que el futuro es suyo.
Ya lo dijo Carla Simón, la última de estas alegrías, al ganar el Oso de Oro en la Berlinale: Alcarràs es la demostración de que “con algo más de presupuesto se puede llegar muy lejos”. Y lo demostró con el hecho de que “una historia tan local haya podido llegar tan lejos”. Y dirigida por una mujer.