Mudanzas: ocho formas de ayudar a los niños con los cambios
"Las mudanzas se encuentran entre las cosas más estresantes que un adulto puede hacer, y quizá es incluso más estresante para un niño".
A principios de año muchos padres se plantean hacer grandes cambios en su vida y, si entre sus planes está el de cambiar de casa, quizá ya estén pensando en el estrés que está por llegar y en el jaleo de organizar cajas y furgonetas.
Mientras clasificas los juguetes en cajas, puede que mires a tus hijos con envidia (ay, qué no darías por que alguien empaquetara también tus cosas), pero no te equivoques: es posible que ellos sufran tanto estrés como tú en este proceso.
Obviamente, un cambio de escenario supone una gran agitación para todo el mundo, especialmente si se ha debido a una ruptura o a un cambio de las circunstancias familiares, y a muchos niños les parecerá que mudarse es desconcertante y una fuente de incertidumbre.
Cathy Ranson, editora de ChannelMum, explica: "Las mudanzas se encuentran entre las cosas más estresantes que un adulto puede hacer, y quizá es incluso más estresante para un niño".
Lógicamente, esto no es un motivo para quedarse en la misma vivienda, sobre todo cuando con una mudanza se busca más espacio, un jardín, una escuela mejor y otros factores para mejoran el bienestar de tu hijo a largo plazo.
Pero, ¿cómo se pueden afrontar los contratiempos que acompañan a la mudanza y hacer más positiva esta experiencia a tus hijos?
¿Qué problemas pueden surgir?
Amanda Gummer, psicóloga infantil y fundadora de Fundamentally Children, afirma: "Los niños suelen centrarse en lo que están perdiendo (amigos, colegio, profesores, su dormitorio) más que en lo que van a ganar al mudarse a una casa nueva".
"También pueden sentirse excluidos, así que haz lo posible por implicar a tu hijo en la mudanza", propone Gummer. "Pregúntale si hay algo que le gustaría tener en la casa nueva y llévalo a visitarla antes de mudaros. A lo mejor le gusta y así os evitáis los nervios de '¿y si odio la nueva casa?".
Gummer advierte que, aunque tu hijo parezca emocionado superficialmente, es posible que por dentro esté preocupado. "Recuerda que todos los niños reaccionan de forma diferente a un cambio de casa inminente", señala.
Ranson añade: "Las cosas pequeñas pueden hacerse grandes. Quizá están preocupados por dejar a sus amigos o por el lugar donde van a dormir, y eso puede convertirse en una espiral".
Entonces, ¿cómo podemos hacer la mudanza menos estresante para los niños?
Cuando reconozcas cuáles son los problemas, puedes empezar a tratar de solucionarlos.
Es posible que los niños te parezcan ajenos a todo el estrés que los rodea, pero son muy astutos. Evitar el tema de la mudanza no les protegerá; de hecho, puede servir para avivar sus miedos.
Ranson sostiene: "Habla de la mudanza con tu hijo sea cual sea su edad. Hasta el más pequeño puede entenderlo si le haces un dibujo para colorear o ensayáis cómo será la mudanza con Lego o camiones de juguete".
Antes de pedir a tus hijos que no se estresen, piensa en cómo puede haberse visto afectado tu comportamiento y si ellos van a adoptar también tus miedos.
"Recuerda que los niños siempre están escuchando y se enteran de tu ansiedad, así que ten cuidado con las conversaciones que pueden escuchar", recomienda Ranson. "Que escuchen las cosas que te hacen ilusión, no las que te preocupan".
Lo más fácil para asegurarte de que los niños no se sientan aislados es involucrarlos en el proceso (aunque parezca que lo que van a hacer es ralentizarlo).
"La clave es mantener a los niños activos para que sepan lo que está ocurriendo", explica Ranson. "Que los mayores ayuden haciendo listas y marcando cajas para especificar su contenido. Esto les ayudará a sentirse parte del proceso".
La administración de la casa no es que sea la perspectiva más excitante para un niño, pero trata de hacerlo divertido y relevante para sus intereses.
"Dales una caja de cartón para que puedan decorarla y personalizarla bien de cara al día de la mudanza", sugiere Ranson. "Ellos mismos podrán guardar ahí el día de antes sus artículos más preciados de los que no se quieren separar. Peluches especiales, juguetes favoritos, sus mejores libros y juegos, etcétera. Todo esto debería permanecer con ellos y así lo pueden desempaquetar al instante".
A veces son los pequeños detalles (que los adultos pasan por alto) los que disgustan a los niños que están acostumbrados a un tipo de hábitos.
Ranson avisa: antes de la mudanza, "deja que se familiaricen con objetos (colcha, sábanas) que huelan a 'casa' para que su sueño no se vea interrumpido por eso".
"Si tu hijo duerme siempre con un juguete, manténlo a salvo con vosotros, que no vaya a parar a una caja con el resto de cosas".
Cuando os hayáis mudado, es importante que la nueva casa dé una sensación de seguridad lo antes posible. Ver caras familiares les dará más sensación de hogar.
"Invita a vuestros familiares y amigos para que tus hijos los vean", plantea Ranson. "Si viven demasiado lejos, prueba a hacer videollamadas".
Uno de los mayores miedos que quizás tiene tu hijo es que va a 'perder' por completo su vieja vida y todo lo que había en ella, así que tranquilízalo diciéndole que va a seguir en contacto con sus amigos y compañeros de ahora.
Gummer sugiere: "Invita a sus amigos para que vengan a casa e intercambiad direcciones de correo para que no sientan que están cerrando la puerta a su antigua vida".
Además de preocuparse por perder el contacto con la gente que le rodea ahora, el concepto de hacer amigos nuevos en un lugar nuevo puede ser abrumador para el niño, así que trata de apoyarle.
Igual que sugiere en el punto anterior, Gummer propone invitar a sus nuevos compañeros a casa. "Participar en asociaciones locales (de deporte, teatro, lectura) puede ser una forma genial para conocer a amigos potenciales con intereses similares", concluye.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano