Mónica Naranjo: "Hace 20 años no veía lo que veo ahora por la calle. ¡Fíjate si hemos avanzado!"
La autora de 'Sobreviviré', uno de los himnos del movimiento LGTBI+, acaba de estrenar su nuevo disco 'Mimetika'.
Con su voz prodigiosa, su pose de diva, su ambigüedad sexual, la melena bicolor de sus primeros años, la sofisticación de sus estilismos, su empoderamiento sobre el escenario... Mónica Naranjo conquistó los primeros puestos musicales en el 2000, al mismo tiempo que el corazón de un colectivo que la convirtió en icono gay y su canción Sobreviviré en un himno LGTBI+.
De aquello han pasado más de 20 años, el movimiento ha alcanzado sus más altas cotas de activismo y han llegado nuevas musas para inspirarlo. Pero ella seguirá siendo uno de sus históricos referentes en nuestro país.
Inmersa en la promoción de su nuevo disco, Mimetika, y de la película a la que ha prestado voz, Minions: El origen de Gru, Mónica Naranjo nos recibe para hablarnos de sus nuevas canciones, de su momento vital y de los avances de un colectivo inmerso en las celebraciones del Orgullo 2022.
Cuando el movimiento LGTBI empezó a tomar fuerza en todo el mundo tú fuiste una de sus primeras o primera musa. ¿Cómo ha cambiado esta lucha con el paso del tiempo? ¿Hemos dado grandes pasos o te parece que aún nos queda mucho por recorrer?
Cuando yo tenía 21 años no veía lo que veo ahora por la calle. ¡Fíjate si hemos avanzado! Para mí, pasear por el centro de una ciudad y ver a las personas manifestar su afecto sean del sexo que sean, me producen un orgullo y una sensación de ¡sí, señor!, hemos avanzado a pasos agigantados, sobre todo en los últimos 20 años. Está claro que aún quedan muchas cosas por hacer, pero también en el mundo heterosexual quedan muchas cosas por hacer, les quedan por aprender cosas y fortalecer otros vínculos emocionales. A la comunidad le quedan muchos flecos sueltos pero, por supuesto, que eso se irá solucionando
¿Sabes lo que me encantaría? Me encantaría que dentro de 20 años no tuviéramos que hablar de esto y que se haya normalizado todo tanto que no haya que hablarlo. Que la gente no te preguntara, ‘¿y tú que eres? ¿qué clase de relación tienes?’. Eso sería realmente llegar a la normalidad, sin poner adjetivos ni nombres a las cosas porque al final simplemente somos seres humanos.
Mónica, acabas de sacar tu octavo álbum de estudio, Mimetika, y estás arrasando…
Bueno, a lo mejor te va a sonar un poco extraño lo que te voy a decir, pero yo soy una persona que, a lo largo de mi vida, saco los trabajos o hago televisión pero una vez que he terminado pues me olvido y paso a otro proyecto. No soy una persona que diga ‘me voy a quedar aquí a ver qué pasa y voy a regocijarme en lo que va a pasar y enriquecer mi ego’. En el caso de Mimetika y del programa Amor con fianza, que es la segunda temporada, doy lo mejor de mí misma mientras trabajo en ello pero a partir de ese momento, cuando ya lo he entregado, paso a otra cosa. Yo doy el 200-300% en todo lo que hago y la atención en cada cosa que hago es muy importante. Una vez construido y lanzado digo, ‘pues ya está’.
¿Tampoco eres de las que te lamentas con el ‘esto podía haber sido así’, ‘esto podía haberlo hecho de otra manera’?
No, no, tampoco, siempre voy con tiempo. Esto me pasaba mucho cuando estaba en exclusiva con alguna multinacional porque las multinacionales son muy ‘cagaprisas’: ‘Venga vamos a aprovechar la campaña de Navidad’, ‘Venga vamos a aprovechar no sé qué‘. Es una tontería porque son campañas en las que, al final, se lanzan tantos productos que la gente no tiene dinero para comprarlos todos. Los proyectos se tienen que lanzar cuando están acabados. Cuando trabajaba con Sony hubo algún trabajo que yo decía ‘es que no quiero ni escucharlo porque se podía haber mejorado esto o esto otro’. Entonces, el proyecto era mío pero como pagaban ellos, mandaban ellos. En el momento en el que decido licenciar y yo pago mis proyectos, yo me tomo mi tiempo y digo ‘se lanzará cuando esté acabado’. En primer lugar, por respeto al público que lo va a comprar, y en segundo lugar, para que cada vez que yo lo escuche diga ‘era el disco que yo quería’.
¿Qué es Mimetika, musicalmente hablando y personalmente hablando?
Mimetika ha llegado en un momento de mi vida en el que necesitaba la tranquilidad absoluta para hacer un disco así. Compuse alrededor de 50 cortes y de esos se escogieron solamente 10, porque no soy de editar discos largos, no me gustan, distraen mucho. Yo soy de coger 10 canciones que sean 10 trallazos, no de escoger 17 y rellenar. Que sean canciones importantes, que tengan su peso emocional y que formen parte de un disco del que diga la gente ‘hostia, pues sí’.
Tus seguidores están como locos con todo el disco, pero hay una canción que la mayoría elige como su preferida: Quién me salvará de mí. ¿Qué crees que tiene de especial esta canción?
Pues que al final manda la cabeza… La cabeza puede ser tu peor enemigo. A veces tienes la sensación de que te la arrancarías y dirías: ‘Vamos a ver, voy a descansar de ti durante unos días porque estás siendo muy mala’. Todos hemos tenido momentos en los que nuestra cabeza nos ha jugado muy malas pasadas. La cabeza, si no sabes reconducirla, puede acabar contigo.
¿Te has visto en esa situación muchas veces? Y ahora que hablamos de salud mental con la naturalidad que hay que tratarla: ¿has tenido que recurrir a terapia?
No, no… Como sé cómo funciona mi cabeza, al final digo, ‘no, no. no’. Yo hago dos paréntesis cuando siento que la cabeza se va un poco. En primer lugar: ¿en qué momento hormonal estamos del mes? Porque las hormonas pueden jugarnos muy malas pasadas. Yo la semana previa a la menstruación tengo que ir con pies de plomo porque cualquier cosa me altera y después dices ‘pero si era una tontería, por qué me he comido la olla’. Y luego están las otras cosas. Yo no soy muy de escampar la culpa hacia los demás, soy más de mirar hacia dentro porque no consigo nada culpando a los demás. Puedes decir, ‘Mengano se ha pasado tres pueblos’, pero ¿y tú’?. ¿Qué decisión has tomado o qué patrón de conducta has repetido para volver a estar aquí?
Dicen que vocalmente estás en tu mejor momento. ¿Cómo influye la edad en una cantante, para bien o para mal?
El paso del tiempo es una maravilla. Es una maravilla en cuanto a la experiencia en cualquier rama laboral o personal. Yo ahora mismo tengo una confianza vocal que no tenía con 20 años. Yo nunca he dejado de formarme, no he dicho ‘como canto tan bien, pues ya está’. No, no, no, no, nooo… hay que seguir, hay que seguir formándose, hay que seguir estudiando, hay que seguir una disciplina. La parte técnica la estoy cuidando constantemente, la parte disciplinaria, también, y el orden porque es importantísimo para poder ejecutar trabajos tan complejos como este. Mis compañeros no lo tienen fácil conmigo porque soy muy cuadrada, muy alemana, tengo una disciplina muy germánica. Y es lo que ahí porque así funciono yo. Entonces, de repente terminamos un macroconcierto que ha sido espectacular y para mí ya está, hemos terminado. Me voy a la habitación del hotel, me tomo una buena ducha, me tomo algo caliente y me meto en la cama con un libro maravilloso, y sueño y viajo. ¿Y mis compañeros qué hacen? Celebrar el éxito. Yo no soy de juergas ni de celebraciones, ni me dicen nada esas cosas ni me van. Mi celebración es el momento de meterme en la cama con un libro maravilloso. A mí me gusta relajarme con un buen libro y el silencio.
El gran adelanto del disco fue Ey, con Enrique Bunbury. Sois dos de los artistas con más personalidad de las últimas décadas… ¿Llevabais mucho tiempo preparando esa colaboración?
¡Años! Nosotros somos amigos hace muchos años y queríamos hacer un dueto, nos apetecía un montón, pero él es como yo y teníamos que encontrar la canción. Enrique también es una persona muy disciplinada y perfeccionista. Durante el tiempo que estuve componiendo, compuse al piano Ey y se lo mandé. Le dije: ‘Amore, escúchate esto’. Y me puso un mensaje: ‘Hola, ¿qué es esta puta maravilla?’. Yo no comprendo los duetos comerciales que se crean. Eso pasa desapercibido, puede darte un momento pero a la larga no va a perdurar. Sin embargo, los duetos que se hacen por el respeto y el amor que se tienen los intérpretes, esos perdurarán.
Ahora tienes dos citas importantes en México, dos conciertos junto a Gloria Trevi dentro de la gira Valientes. ¿Por qué se llama así la gira, Mónica? Imagino que hay una intención tras el nombre...
El título se lo puso Gloria y la valiente es ella, Gloria. Yo tengo dos referentes en mi vida cuando me agobio mucho. En los momentos en los que toco fondo en el trabajo o en la vida siempre me acuerdo de mi amiga Gloria y de mi amiga Irene Villa y pienso ‘no estás en circunstancias de quejarte absolutamente de nada, tú tienes dos amigas que sí que han sido resilientes, con lo cual toma ejemplo’. El título lo ha puesto ella y la valiente es ella.
Pero tú siempre has sido muy valiente...
Yo he sido siempre muy valiente pero cuando comparo mi vida con la de Gloria… Gloria es un ejemplo a seguir de resiliencia y de valor, no hay comparación. He tomado decisiones toda mi vida super-mega-arriesgadas en cuestiones laborales. Ella, a nivel personal, que pesa mucho más en la vida.
La última sorpresa que nos has dado ha sido poner voz a la villana de la nueva película de los Minions. Has dicho que era tu sueño doblar a un personaje de animación… ¿qué sea la villana es todavía más motivador?
Ha sido una experiencia tan bonita… Ha sido un regalo. Dos meses antes le comentaba a mi compañero Íñigo: ‘¿Sabes cuál ha sido uno de mis sueños siempre? Doblar un personaje de animación’. Y mira cómo es la vida que entonces nos llama Universal para ofrecernos hacer un cásting. ¿Un cásting? ¿Para qué? Y no nos dijeron nada porque esas cosas las llevan super en secreto. Cuando entré en el estudio me encontré cara a cara con Dona Disco y me enamoré de ella.