Los ministros y diputados, en contra de descontar el café y el cigarrillo
Pablo Iglesias: "Me parece una barbaridad".
“Me parece una barbaridad descontar el tiempo del café y el cigarrillo de la jornada laboral”, contesta el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, cuando le preguntamos sobre la sentencia de la Audiencia Nacional que defiende descontar las pausas para tomar un café o fumar en el trabajo.
Frente al tema de actualidad dictado hoy por los grupos políticos en el Congreso, la reunión del ministro José Luis Ábalos y la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, estaba el asunto del que más se está hablando en calle: ¿se debe descontar la pausa del café o el cigarrillo a los trabajadores?. Una jornada perfecta para evidenciar la divergencia de intereses entre los políticos y sus votantes.
El asunto no es anecdótico ni menor. Es un golpe para los millones de empleados que batallan para que se cumplan las horas extras como dicta la reciente ley. Y un victoria para los empresarios que andan preocupados por la reforma laboral y el horario de sus plantillas.
Ábalos, que hoy está acribillado a preguntas sobre sus distintas versiones del encuentro con Delcy Rodríguez, no se espera que alguien le pregunte por otro asunto que no sea el abanico de versiones que ha manejado sobre la cita. Aliviado y sin perder el humor, dice que no es la persona más indicada para pronunciarse porque es parte afectada, ya que no para de salir a fumar al patio del Congreso. Es habitual verle dando caladas pegado al exterior del muro de palacio, mientras charla con algún colega o con periodistas que ven una oportunidad en su afición a la nicotina.
En Vox, siguen tan a rajatabla el argumentario oficial de cada día, que nadie se atreve a pronunciarse. Ni tan siquiera el veterano ex diputado popular y ahora de la ultraderecha, Ignacio Gil Lázaro: “Uno, no he leído la sentencia. Y dos, a partir de una sentencia no hay nada opinable”. Una máxima que también podrían auto aplicarse cuando el partido de Abascal señala, como hoy, a los menores extranjeros no acompañados (MENA) como los criminales más peligrosos para la ciudadanía. Si se ciñeran a los datos oficiales, se desmontaría su discurso xenófobo.
El único, como es habitual, que no teme expresar criterio propio es Aitor Esteban, del PNV, que se ha convertido en un manual andante de lo que debería ser un diputado. No hace falta que nadie le diga lo que tiene que decir. “Creo que serán pocas las empresas que lo vayan a aplicar a rajatabla, pero lo que deberíamos hacer es fijarnos más en la productividad. Un tema diferente es que nos planteemos los problemas del absentismo laboral, pero ese es otro asunto”, explica.
Desfilan los nuevos ministros más desconocidos sin que nadie les pare, antes saludas a sus jefes de gabinete que a ellos, quienes todavía pasan desapercibidos. Un juego recurrente estos días en los pasillos es quién se sabe los nombres e identifica todas las caras del estrenado Ejecutivo.
Ventaja de que se le reconozca tiene Pablo Casado, que escapa disparado como si fuera una estrella de cine evitando los flashes. Al presidente del PP, le sucede lo mismo que a Vox, no estaba en el argumentario de esta mañana si es aceptable o no que los ‘curritos’ se tomen un café en jornada laboral. No sabe ni de qué le hablamos, eso está claro, y tiene la honradez de responder: “No lo sé”. A Guillermo Mariscal, secretario general del grupo popular, con un perfil más económico que el de su jefe, le parece una ”bobada” que hablemos de este tema, aunque añade: “Creo que no debe descontarse”.
Marta Martín de Ciudadanos, pregunta desconcertada: “¿Tenemos alguna posición al respecto?. No me atrevo a opinar porque es un tema laboral”. Su compañero de filas, Edmundo Bal, mano derecha de Inés Arrimadas, contesta: “No me ha dado tiempo a leérmela pero, hombre, suena horrible”.
Se ve que entre los diputados, que como el resto de españoles se toman a media mañana un tentempié en el bar, la respuesta de la Audiencia Nacional frente a CCOO no ha sido bienvenida. De “salvajada” la tilda Gabriel Rufián.
Hasta la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tiene una opinión personal: “No hay que descontar el tiempo de trabajo excepto que haya abuso. Creo que está muy claro en la Administración”.
“A ver si ahora nos van a prohibir fumar aquí por vuestro artículo”, advierte un trabajador del Congreso que también se echa sus cigarritos en el patio. Si algo une, es un buen pitillo y un buen café.