'MindTips': es más fácil estar sin estar que calmar la 'mente de mono'
¿Eres de los que cree que los 'MindTips' consisten en dejar la mente en blanco?
Si alguna vez practicaste mindfulness habrás notado que la mente es un mono que salta de rama en rama. Las ramas son los pensamientos de un bosque repleto de distracciones.
Que si el ruido de fuera, que si hace frío o calor, que si lo que pasó antes, que si lo que hay que hacer luego, que si duele aquí o allí, que si olvidaste tal cosa, que si tienes que preparar tal otra, que si lo que deberías sentir es, que si no lo estás haciendo bien porque..., que si ésto..., que si aquello...
¿Es posible poner más ramas al árbol? ¡Por supuesto!
Añádele 'San Google' cuando en medio de una conversación sientes la necesidad de saber un dato o un concepto, no te olvides de subir la foto del momentazo que estás viviendo a Instagram, ponte a la última en Twitter con el trending topic del día, no te pierdas el evento que tus contactos proponen en Facebook y chatea con cientos y cientos de candidatos en Tinder...
Si de por sí vamos cargaditos, ¿por qué no echarle más de leña al mono?
Somos especialistas en manejar superestímulos para estar sin estar. Atrapados, nos alejamos cada vez más de nosotros y de los demás. Aún así, queremos estar bien, sentirnos plenos y felices. Es imposible darnos cuenta de la rama en la que estamos, la que dejamos atrás y la que queremos alcanzar porque vivimos hipersaturados. Necesitamos aclarar nuestros pensamientos, sentimientos y emociones para poner un poco de orden. Somos responsables del complicadísimo maremagnum que hemos construido.
En todo este follón, ¿Tienes un minuto? ¡Mira y escucha!
Nos urge aterrizar la mente de mono en el cuerpo, en las sensaciones y en el lenguaje no verbal.
Hace unos días una amiga me invitó a una cena. Había preparado el espacio con cuidada delicadeza. En la cocina los ingredientes expectantes eran las estrellas de un plato de estreno. Mi amiga ilusionada atendía a los invitados con cariño. En un rincón de la casa, un buda rodeado de flores y velas esperaba pacientemente el insight que nunca llega. Ella no ve el momento de sentarse quieta, cree que es una mona frenética enredada por las ramas.
Mi amiga hace de todo para sentirse en calma, va a todos los eventos de yoga, se da masajes orientales con nombres difíciles de repetir, sesiones revolucionarias en macrobiótica, tiene un coach corporal, otro emocional y un tercero para lo laboral. Si os siguiera contando, la longitud de este post llegaría al infinito. Sin embargo, a pesar de todo, mi amiga cree que no puede frenar la velocidad de sus pensamientos. No se siente preparada para sentarse frente al buda de su casa.
¿Qué más necesitas hacer? -Le he preguntado mil veces-.
El problema que tiene mi amiga es que no valora los momentos que nos regala, como el de aquella noche. No valora ser una anfitriona que no pierde ni un segundo en subir cada momento a sus redes. No valora la libertad que tiene cuando se desprende con sorprendente naturalidad de su móvil. No valora que es un ejemplo de atención plena.
Hoy estoy muy contenta. Mi amiga me ha llamado. Dice que cuando nos fuimos de su casa vio al buda guiñarle un ojo. Gracias a este hecho insólito, se ha dado cuenta de que es una experta en 'MindTips' y que ya no necesita estimularse con refuerzos extras para alcanzar la anhelada paz y tranquilidad. Por fin comienza a valorar los encuentros que prepara!
¿Qué puedes hacer para calmar al mono que llevas dentro?
1.- Escucha el audio 'MindTips' de 1 minuto de este post.
2.- Acepta el hecho de que es del todo imposible dejar la mente en blanco, si una rama (sea cual sea la distracción) se presenta es porque requiere de atención, dedícale tiempo, como si fuera lo más importante en ese momento.
3.- Experimenta, aunque sea por breves instantes, la serenidad (y no tiene por qué ser de color blanco) que sucede cuando la rama se suelta, hasta la llegada de la siguiente.
Y, sobre todo:
¡Atención! Que no te pase como a mi amiga, no tardes demasiado tiempo en valorar lo útil que es soltar la tableta o el móvil y la gratifiante satisfacción de preparar una cena en la que estar plenamente presente en buena compañía.