Mi matrimonio sobrevivió porque lo abrimos al poliamor
Nuestra relación prioriza la comunicación abierta y sincera y creemos que es un discurso mucho más sano para nuestro hijo.
Tres no son multitud, ni siquiera en un matrimonio.
Si no te lo crees, pregúntale a Cathy Keen. Tras nueve años de relación con su marido Thomas, esta londinense decidió abrir su matrimonio a una tercera persona, una diseñadora de moda llamada Nicole.
Esta no fue su primera incursión en el poliamor. Cathy y Thomas, que dicen practicar la no-monogamia ética, ya habían tenido experiencias poliamorosas antes, pero la que compartieron con Nicole fue la más enriquecedora. Hace poco, Nicole dejó esta relación de poliamor para empezar una relación monógama por su cuenta, pero sigue viviendo con Cathy y Thomas.
“Abrir nuestro matrimonio y estar con Nicole ha avivado nuestra relación”, cuenta a la edición estadounidense del HuffPost. “La monogamia es estupenda cuando conoces a una persona, pero pensamos que las relaciones siempre cambian con el tiempo y que abrirla nos permite ajustarnos a esos cambios”.
Cathy, gestora de la comunidad y los eventos de la app Feeld para relaciones multiamorosas, nos resuelve a continuación algunas dudas sobre su matrimonio, como qué pensó su hijo de 7 años cuando Nicole empezó a vivir con ellos.
Llevo 9 años con Thomas. Nos casamos en 2013. Hemos disfrutado centrándonos el uno en el otro en las primeras etapas, pero es inevitable que hayamos llegado a un punto en el que empezamos a considerar atractivas a otras personas. Después de tener a nuestro hijo, seguimos hablando sobre esto y, con el tiempo, acabamos abriendo la relación.
Conocí a Nicole en el trabajo. Luego le presenté a Thomas en un evento al que fuimos todos y acabamos en una relación de tres durante un año.
No hubo un momento específico en el que decidiéramos abrir nuestro matrimonio a Nicole. Al principio solo Thomas y ella tuvieron algo romántico, pero cuando Nicole empezó a pasar los fines de semana en nuestra casa, empezamos a intimar los tres. Después de pasar una noche los tres por ahí, nos pusimos un poco amorosos y empezó a suceder cada vez más a menudo hasta que acabamos haciendo casi todo juntos. Unos pocos meses después, Nicole se mudó a nuestra casa.
Para mí, estar en una relación con otra mujer me permite explorar mi condición de queer. Nicole se identifica como bisexual y ya ha salido con otras parejas antes de estar con nosotros. A Thomas le permitió adoptar un papel dominante con Nicole y un papel más sumiso conmigo. Disfrutó probando las dos experiencias.
Tener a una tercera persona también significa que todo el mundo se beneficia de otra perspectiva, un punto de vista objetivo a la hora de tomar decisiones o solucionar cualquier conflicto que pueda surgir. Cada uno de nosotros hemos hecho de mediadores en diversas ocasiones en esta relación.
Por último, parece obvio, pero con una persona es más fácil cuidar la casa, hacer las tareas y gestionar la vida en general.
El sexo está presente, claro, pero ser capaz de intimar de cualquier forma con más de una persona sin sentirte culpable es también una experiencia placentera. Nicole hizo brotar diferentes facetas de Thomas y mías, tanto dentro como fuera del dormitorio, y nos permitió seguir evolucionando más allá de la persona con la que estamos casados.
Siempre hemos experimentado un gran crecimiento personal cuando hemos intimado sexualmente con otras personas. Así profundizamos en la comprensión de nosotros mismos y nos comunicamos con nuestra pareja de un modo que una relación monógama nunca haría.
¿Cómo de problemático (o de poco problemático) eran los celos en la relación?
No eran un problema, en absoluto, lo cual es extraño, porque hemos sentido celos en el pasado con otras parejas.
Creo que no fue un problema para nosotros porque todos nos identificamos como queer y tenemos perspectivas y valores similares en lo que respecta al sexo y el amor. Además, tenemos mucha seguridad en nosotros mismos como individuos y procuramos comunicarnos claramente el uno con el otro sobre cualquier sentimiento que pueda surgir.
Intentamos no darle mucha importancia cuando presentamos a Nicole a mi hijo. Era una amiga del trabajo, así que quedábamos los fines de semana para pasar un rato informal. Al principio, venía a cenar muchos sábados y se quedaba hasta el domingo. Con el tiempo, se convirtió en la “tía Nicole”.
Le tuvimos que explicar que era la novia de Thomas cuando empezamos a hablar públicamente de nuestra relación y era importante que lo oyera primero de nuestra parte. Nos dijo: “Ya lo sé”, y nos miró como si fuéramos tontos por estar contándole algo que ya sabía. Antes de que terminara esa relación entre los tres, tanto Thomas como yo hablábamos de Nicole como nuestra novia delante de él y delante de familiares y amigos.
Nicole y nuestro hijo todavía tienen muy buena relación. La quiere y respeta como un miembro más de la familia. Ella se porta muy bien con él y le apoya, como Thomas y yo, ayudándole con los deberes o consolándolo si necesita mimos.
Al principio les resultó complicado. La mayoría de nuestros familiares piensan que una relación “sana” está formada por un hombre y una mujer que solo practican sexo entre ellos.
Desgraciadamente, nuestros padres están divorciados por infidelidades, por mala comunicación o por estancamiento, de modo que ellos sí que comprenden nuestra decisión de vivir así. Ven que al fin y al cabo estamos comprometidos el uno con el otro y que buscamos la unión de nuestra familia.
Todavía tenemos familiares que siguen juzgándonos de forma negativa, pese a que no nos han comentado sus argumentos. Creo que nuestro enfoque les fuerza a hacerse preguntas incómodas a ellos mismos sobre sus relaciones.
¿Qué importancia dirías que ha tenido la compersión (la sensación de felicidad que sientes por ver feliz a otra persona) en vuestra relación? ¿Te hacía feliz ver a tu novio y a tu novia juntos?
Todos hemos sentido compersión. Fue impactante la primera vez que Thomas y yo la sentimos. Fuimos juntos a nuestra primera fiesta de intercambio. Fuimos con la mentalidad de intentar superar los celos y en vez de eso sentimos una tremenda felicidad al vernos vivir unas experiencias tan placenteras con otras personas.
Nicole conoció en Navidades a su nueva pareja, que es monógama. Ahora está centrada en esa relación y ha dejado esta relación por respeto a su nueva pareja.
Nicole sigue viviendo con nosotros, así que nos vemos a todas horas. Llevamos siete meses viviendo juntos.
Que somos unos degenerados adictos al sexo, o una aún más dolorosa, que no somos buenos padres. Thomas, Nicole y yo somos hijos de padres monógamos divorciados. Los tres decidimos probar a hacer las cosas de distinto modo. Nuestra relación prioriza la comunicación abierta y sincera y creemos que es un discurso mucho más sano para nuestro hijo.
Aseguraos de que todos estáis en sintonía. No empecéis una relación con una persona que se haya propuesto esforzarse para encajar en una relación poliamorosa o no monógama. Nunca termina bien.
Thomas me dijo que su consejo sería: “Hablad con sinceridad de cualquier sentimiento que os surja. Ser abiertos no significa que os tenga que parecer bien todo. Siempre deberíais ser sinceros si algo no os sienta bien”.
Ningún arrepentimiento. Nuestro matrimonio ha disfrutado de un año de comunicación increíblemente estrecha y detallada. En retrospectiva, diría que nuestra experiencia ha sido muy hermosa y transformadora.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.