De riguroso negro, Melania Trump ha dejado la Casa Blanca esta mañana con ganas de enterrar los últimos cuatro años. A diferencia de su marido, que ha pataleado tras su derrota hasta la extenuación, la primera dama nos ha regalado un gesto que hemos visto poco: una sonrisa.
Melania, conocida por sus desplantes y por sus poses hieráticas, se ha mostrado más relajada que nunca mientras acompañaba a su marido y ambos subían al Marine One. Apenas unos minutos después, antes de partir hacia Florida, la exprimera dama dedicaba unas palabras a los estadounidenses en la base aérea de Saint Andrews. Lo hacía de nuevo con una sonrisa de oreja a oreja y con aspecto relajado.
Dientes, dientes: Melania Trump se dirige a los estadounidenses en la base de Saint Andrews.AFP via Getty Images
Como muchos usuarios de Twitter han apuntado, puede que sean las primeras sonrisas reales de Melania en cuatro años.
Su lenguaje corporal contrasta con su estilismo. Melania ha salido de la Casa Blanca vestida de luto total con un vestido negro entallado de Dolce&Gabbana, una chaqueta de manga francesa con unos grandes botones dorados en cierre asimétrico de Chanel y unos guantes largos.
Donald y Melania Trump atienden a los periodistas a su salida a la Casa Blanca.AFP via Getty Images
La exprimera dama ha rematado su look con unos taconazos de Christian Louboutin, unas grandes gafas de sol habituales en su armario y su fiel compañero: un lujoso bolso Birkin, de Hèrmes, en piel de cocodrilo. Ni una sola firma americana, Melania ha seguido la costumbre y ha vuelto a tirar de grandes casas de lujo europeas.
Todavía no se sabe qué hará la exprimera dama tras abandonar la Casa Blanca. Una antigua asesora de Trump asegura que Melania pedirá el divorcio de manera inminente, mientras que otros rumores apunta a que contará su experiencia en unas memorias que ya estaría negociando.