Médicos Sin Fronteras denuncia que la falta de EPIs y pruebas a sanitarios mermaron la respuesta frente a la pandemia
"La falta de protección en la fase aguda de la primera ola se dejó sentir en un dramático impacto en los profesionales y en una merma de la capacidad del sistema", señalan.
Médicos Sin Fronteras ha hablado claro: la falta de equipos de protección (EPIs) y la escasez de pruebas diagnósticas durante las peores fases de la pandemia han hecho un daño muy elevado a los sanitarios y a la sociedad. En un informe emitido este miércoles, la ONG asegura que ambos motivos han llevado a una tasa de contagios tan alta entre los profesionales y a mermar la respuesta sanitaria frente al virus.
MSF explica que “la incapacidad para asegurar una correcta protección del personal sanitario, socio sanitario y de residencias constituyen una de las principales fallas detectadas en la respuesta a la pandemia en nuestro país”.
Según los datos oficiales del Ministerio, a 17 de julio el número de sanitarios contagiados ascendía a 52.746; por entonces uno de cada cinco positivos en toda España, aunque otros balances elevan incluso la tasa de personal afectado. Lo mismo ocurre con las víctimas mortales, 63 según Sanidad hasta el 5 de junio (que se incluye en el trabajo), aunque más fuentes sitúan en 98.
El informe se hace eco testimonios de personal sanitario de hospitales, de residencias y de los propios equipos de MSF que participaron en la respuesta; todos manifiestan la falta de EPIs y de formación sobre su empleo, especialmente durante el pico de la epidemia.
Así, una encuesta entre los profesionales de enfermería realizada por el Sindicato de Enfermería SATSE reveló cuestiones relativas a la falta de equipos de protección: los encuestados valoraron en 3,46 sobre 10 la cantidad y calidad de los EPI durante las peores semanas del brote; el 35% declaró no haber recibido ningún tipo de información al respecto. 7 de cada 10 profesionales tuvo que reutilizar la mascarilla FPP-2 o FPP-3; 6 de cada 10 reutilizó mascarillas quirúrgicas y más de la mitad batas impermeables.
“Las consecuencias de la falta de protección en la fase aguda de la primera ola de la epidemia en España se dejaron sentir tanto a nivel personal, en forma de un profundo y dramático impacto en los profesionales, como sistémico, con una merma de la capacidad del sistema sanitario para hacer frente a la nueva enfermedad, hasta el punto de llegar a colapsar en algunos puntos del país”.
El estudio elaborado por la ONG abarca desde el 15 de marzo, primer día bajo el estado de alarma, hasta finales de junio, la primera ola y el punto más crítico de incidencia de contagios y fallecidos, aunque no deja de lado la situación actual y su posible evolución.
Metidos en agosto, ni el virus se ha ido, ni los medios siguen siendo los adecuados, como advierte MSF. “Los contagios entre sanitarios solo podrán limitarse si se proporcionan equipos de protección adecuados y que, todavía hoy, estos continúan siendo insuficientes, especialmente en Atención Primaria y residencias.