Los médicos residentes, a la huelga: "Funcionamos como mano de obra barata"
Estuvieron en primera línea salvando vidas y reclaman mejoras laborales.
Los residentes de medicina y enfermería que trabajan en la Comunidad de Madrid han dicho “hasta aquí”. El coronavirus ha puesto de manifiesto las debilidades del sistema de salud y ha prendido la mecha de su movilización. Han estado en primera línea, salvando vidas durante la pandemia y quieren que las condiciones laborales que soportan desde hace años mejoren. Irán a la huelga a partir del lunes 13 de julio.
Antes de presentar la convocatoria del paro indefinido enviaron sus propuestas a la Consejería de Sanidad el pasado 22 de mayo, pero no recibieron respuesta durante semanas. La primera reunión con las autoridades se produjo un mes después, tras el preaviso de huelga, pero no hubo ninguna negociación. “Ni siquiera se habían leído nuestras propuestas”, lamenta uno de los asistentes.
A la huelga están llamados todos los residentes de la región, es decir, aquellos profesionales sanitarios que están formándose en centros sanitarios para obtener un título de especialista. Esto incluye a médicos —el colectivo más numeroso—, enfermeros, farmacéuticos y químicos, entre otros, que desempeñan su labor en hospitales, ambulatorios o centros de salud.
Uno de ellos es Álvaro Cerame, médico interino residente de tercer año, en la especialidad de psiquiatría, que rota entre el Hospital Severo Ochoa de Leganés y un centro específico de salud mental en la misma localidad. “Con la COVID-19, la gente ha dicho basta. Tenemos la sensación de estar quemados. Nos gusta nuestro trabajo, pero algunos días acabas pensando ‘¿quién me mandaba a mí meterme aquí?’”.
“Somos como un comodín del sistema sanitario, que está paliando las deficiencias de los centros. Si no estuviéramos, tendrían que contratar más adjuntos”, señala Susana Pardo, médica interina residente de tercer año, en la especialidad de medicina interna. Ejerce en el Hospital Gregorio Marañón y forma parte del comité de huelga.
Este verano, menos residentes de los habituales
Cerame, Pardo y otros profesionales como ellos exigen al Gobierno regional la negociación y posterior aprobación de un convenio colectivo que regule sus derechos laborales. Consideran que se les trata como mano de obra barata y que están sometidos a mucha presión. Sin ellos, muchos centros sanitarios tendrían muchas dificultades para funcionar.
La Comunidad de Madrid cuenta habitualmente con unos 5.000 médicos residentes en los centros sanitarios. Sin embargo, este verano habrá menos profesionales de lo habitual. En concreto, 4.279 médicos y 163 enfermeros, según los datos de la Consejería de Sanidad de Madrid a 30 de mayo.
Esta diferencia se debe a que una nueva generación de residentes, llamados R1, no se ha podido incorporar a sus puestos todavía debido a la pandemia. El Tribunal Supremo impidió que el proceso de adjudicación de plazas se hiciera exclusivamente de forma telemática, lo que ha retrasado su incorporación hasta después del verano. “Nos han dejado con una generación menos. Los que estamos ahora tenemos que cubrir la actividad que harían los R1. Nuestras condiciones han empeorado”, lamenta Pardo.
¿Qué pasará en caso de un rebrote? Los residentes volverán a vivir situaciones que les son, por desgracia, conocidas. Jornadas eternas, falta de libranzas y escasa esperanza en el futuro profesional. “Trabajamos mucho, funcionamos como mano de obra barata. Además, el futuro también es desalentador. Los médicos adjuntos acumulan contratos precarios, de una semana o un mes de duración”, asegura Cerame.
Un duro día a día
Estos jóvenes médicos se quejan de las largas jornadas laborales que realizan desde hace años. “Trabajamos entre 50 y 60 horas a la semana durante 4 años seguidos, cuando lo normal son 40 horas. Eso repercute de manera negativa en la salud de los pacientes y de los trabajadores”, señala Cerame.
Esta situación viene de lejos, pero se ha agravado durante la crisis sanitaria. Los residentes tenían que echar más horas para cubrir a compañeros que estaban de baja porque se habían contagiado por el coronavirus.
Otra de las reivindicaciones de estos jóvenes es que se respete el derecho de tener un día libre tras haber realizado una guardia. “Una guardia son 24 horas seguidas. Si trabajas de mañana haces tu jornada ordinaria y luego continúas 17 horas más. Si te toca en fin de semana, que no trabajas habitualmente, haces 24 horas”, explica Cerame.
Este derecho a librar después de una guardia suele respetarse en muchos casos, como el de Álvaro. “Al día siguiente de una guardia, uno no está para atender pacientes y se tiene que ir a su casa a dormir”, apunta.
Sin embargo, no siempre ocurre así. Los médicos señalan que los incumplimientos se dan sobre todo en las especialidades quirúrgicas. “Supuestamente está reconocido por ley, pero tú puedes decidir libremente quedarte. Les chantajean diciéndoles que si empiezan a librar las guardias no les dejan operar”, asegura Pardo. “Les dicen que se queden y trabajan 33 horas seguidas. A veces lo esconden diciendo que hay una operación muy interesante”, coincide Cerame.
Mejores salarios y una mayor supervisión
Otra de sus quejas está relacionada con los salarios, ya que son inferiores a los de sus homólogos en otras comunidades autónomas. Los médicos señalan que a veces es difícil vivir en una ciudad con los alquileres tan caros como Madrid.
El sueldo base son 1.175 euros brutos al mes (unos 1.000 euros netos), que se incrementa cada año de residencia unos 75 euros. “Nos pagan como si fuéramos becarios, pero trabajamos como si fuéramos adjuntos”, afirma Pardo.
A esta cantidad base hay que añadirle un dinero extra generado por las guardias realizadas durante el mes, que se pagan a 10,85 euros la hora. Este importe también sube a medida que pasan los años, aunque no cotiza para la Seguridad Social.
“El sueldo base bruto son unos 1.200 euros. Lo normal es hacer unas cuatro guardias al mes. Esto te hace tener un sueldo de unos 1.600 euros netos al mes”, explica Cerame.
Estos profesionales también reclaman que se garantice una supervisión efectiva de su trabajo, ya que todavía se encuentran en un periodo de formación. Cerame explica cómo funciona el sistema de formación médica: “Es un poco extraña porque estudias 6 años y eres médico, pero, en general, no sueles ejercer con ese título. La formación del sistema MIR sirve para hacerte especialista. Las residencias de medicina duran 4 o 5 años, en las que estás con un contrato formándote en una especialidad. Una vez termine, seré psiquiatra”, detalla.
A menudo ocurre que hay una gran desproporción entre los médicos adjuntos y los MIR a los que debería supervisar. Los residentes del Hospital 12 de Octubre ya fueron a la huelga hace dos años porque solo había dos médicos adjuntos en urgencias para revisar a cerca de 20 residentes.
“Cuando llegas de residente el primer año, te sueltan ahí y te pones a atender pacientes, sin que un adjunto revise lo que has hecho. Hacemos mucha medicina defensiva y gastamos mucho más dinero al sistema”, cuenta Pardo.
Ante estas situaciones, los huelguistas exigen a las autoridades sanitarias que se respete un máximo de cuatro residentes por cada médico adjunto. Además, solo uno de esos cuatro podría encontrarse en su primer año de residencia.
“Los médicos adjuntos son un número muy reducido respecto a los residentes que estamos en urgencias. La mayoría de los pacientes pasan la mayor parte del circuito de urgencias sin la revisión de los adjuntos”, asegura Pardo.
Madrid dice que lo que piden es “inasumible”
La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid pide a los residentes que desconvoquen la huelga para iniciar una negociación, aunque califican sus propuestas de inasumibles. Hasta el momento solo se han sentado para anunciarles unos servicios mínimos del 100%, que han sido recurridos ante los tribunales.
El conflicto ha estallado en Madrid, pero los residentes de otras comunidades como La Rioja y Comunitat Valenciana también empiezan a movilizarse por sus derechos tras haber atravesado unos meses muy duros de pandemia.
Luchan por sus derechos, pero también por la salud de todos.