Matías Prats: "Luis Enrique es el mejor seleccionador que puede tener España. Nos ha callado la boca a todos"
El presentador de deportes en 'Informativos Telecinco' publica su primera novela, 'El futuro que olvidaste'.
Matías Prats Jr. (Madrid, 1985) se ha tirado a la piscina. No se considera un escritor “solo un periodista que ha escrito una novela”, y no lo habría hecho si no se lo hubieran propuesto. De hecho, al presentador de deportes de Informativos Telecinco en la edición de fin de semana le da “da cierto pudor y vergüenza” verse en las librerías “cerca de los grandes autores”, pero ahí estará con su primera novela: El futuro que olvidaste (HarperCollins).
El thriller cuenta la historia de Paula Llorente, una de las tenistas más famosas de los últimos tiempos. La deportista desaparece sin dejar rastro y su depresión apunta a que se trata de un suicidio. Rodrigo, un periodista recién divorciado, se encarga de preparar un reportaje que acaba convirtiéndose en una obsesión por Paula y todo lo que rodeaba su vida.
Con un ritmo envolvente y un estilo que facilita la lectura rápida, Matías Prats ha mezclado en su primer libro sus grandes vocaciones: periodismo (de investigación) y deporte. El comunicador recibe a El HuffPost en su casa, donde se muestra cómodo, cercano y afable. Y demuestra de dónde viene: proyecta la voz al hablar, de manera natural, como si estuviera en un estudio de radio o en un plató de televisión.
Además, el periodista no pone trabas para tratar asuntos que van más allá de su novela y del deporte: cómo le sienta que le tilden de “enchufado”; qué opina de Ana Rosa Quintana o de los programas del corazón; sobre el machismo dentro de la prensa deportiva, cómo esta se ha visto contagiada por “el estilo Sálvame” o la responsabilidad de los medios de dar más espacio al deporte femenino, porque ellas también son “deportistas de élite” y “ahora las niñas juegan al bádminton porque ya tienen una referente [Carolina Marín]”.
¿Qué hace un presentador, un periodista deportivo, escribiendo un thriller?
Porque soy un atrevido, no tiene otra explicación. No hubiera dado el paso de forma unilateral, tuvo que venir la propuesta de la editorial. Al principio era bastante escéptico porque no me veía capaz, pensaba con todos los buenos escritores que tenemos en este país, ¿quién va a querer comprar un libro mío? Empecé con energía y luego me entró el bajón, el síndrome de la página en blanco que nos pasa a los novatos e inexpertos, tenía la idea, pero sin saber cómo plasmarla. Luego recuperé el entusiasmo y pude terminarlo, pero es verdad que me da cierto pudor y vergüenza verme en las librerías, aunque me hace ilusión, cerca de los grandes autores. No me considero un escritor, solo un periodista que ha escrito una novela.
Pero en esta novela hay mucho de tu trabajo, es un caso de una deportista y de un periodista que investiga el asunto.
Aparece ese periodismo de investigación que a veces tanto echamos de menos, yo crecí bebiendo de ello, el periodismo de consultar muchas fuentes. Ahora nos ponen tan difícil acercarnos a un personaje… nos exigen todo con inmediatez y hay poco tiempo para el análisis, es imposible hacer un buen periodismo de investigación. He plasmado el sueño de ser un periodista de investigación, de esos que resuelven casos. Siempre me había imaginado cómo sería el trabajo en un periódico, el único palo que no he tocado, me metí in situ en una redacción y me quedé sorprendido de la actualización constante, de que ya no es como la edición de hace años, la web cambia todo el rato, hay muchas reuniones… Ha sido una experiencia nueva en ese sentido.
¿Lo del Crónica no será una referencia a la serie Periodistas?
De eso me he enterado poco después, porque me pilló un poquito pequeño y no lo he hecho aposta, aunque se llamará así el periódico.
Como el personaje, ¿alguna vez has estado desmotivado en el trabajo hasta el punto de decir ‘lo hago solo por el salario’?
Nunca me ha pasado, al revés, siempre he estado lejísimos de esa situación. Me considero un privilegiado, estoy haciendo lo que había soñado desde niño, hablar en los medios de deporte, ir a mundiales, eurocopas, ver a Nadal ganar Roland Garros… Estoy en una nube. Compatibilizar la tele, con la radio, con la enseñanza, con la escritura. Pero entiendo que hay muchos periodistas, sobre todo los que llevan mucho tiempo estancados en el mismo sitio, que pierden la ambición, la motivación, casi todos somos vocacionales, pero es normal perder motivación si la empresa no te cuida.
Dices en la novela ‘el periodismo está como está’. ¿Cómo está el periodismo?
Delicado, está tocado, pero soy optimista. Hemos perdido al público del futuro, los jóvenes, nos escuchan menos, nos ven menos, nos leen menos. Toca reinventarse. Hay que ver y analizar qué demandan los jóvenes y cómo quieren que le ofrezcas el contenido. Hay que volver a conectar con ellos. Y me agobia mucho la inmediatez, el click fácil, el titular rimbombante. Me encanta coger el periódico y leer con calma, las reflexiones, las opiniones, el análisis. Me da la sensación de que los grandes articulistas están arrinconados, la actualidad nos atropella. Cada vez se hacen menos entrevistas por nuestra culpa y por la de los protagonistas, que se están alejando de nosotros. En el deporte no sabes lo complicado que es hablar con un jugador de fútbol, hemos perdido ese contacto directo, ya no conceden entrevistas cara a cara.
¿Por qué se alejan del periodista y se acercan, por ejemplo, a Ibai Llanos?
Creo que porque son entrevistas mucho más amables. Es un grandísimo comunicador, pero no es periodista, así que no los va a poner entre la espada y la pared a un protagonista como Messi, le hará preguntas favorecedoras y si le hace alguna complicada siempre será en tono de broma o con ironía o en un ambiente mucho más distendido en el que el jugador pueda salir airoso de la situación. Yo no hago una entrevista para hacerme amigo del jugador, la hago para que responda a las preguntas de actualidad, para que hable de lo que la gente quiere conocer. A Messi habría que haberle preguntado por qué se ha ido del Barça, si le ha decepcionado Laporta, esas preguntas no se las hace un comunicador como Ibai, que es genial y yo soy el primero que lo sigo. Nosotros tenemos que hacer preguntas y que siempre haya un momento incómodo, porque si no preguntamos cosas incómodas no habremos hecho bien nuestro trabajo. No somos el enemigo, queremos que su mensaje llegue a la gente, en redes también se pierde cercanía y proximidad. Que se acerquen a nosotros, que no mordemos, somos críticos porque tenemos que serlo, pero también nos interesa que ganen los españoles, que entiendan que su éxito también es el nuestro.
Hablas de esos ‘programas de televisión en los que cabe desde política, hasta cotilleos o riñas vecinales’, pero no eres un periodista con complejos a la hora, por ejemplo, de ir a Sálvame a hablar de deporte. ¿Qué opinas de este tipo de programas?
Ningún complejo. Diferencio muy bien el entretenimiento, la información y la opinión. A mí los programas de entretenimiento me parecen estupendos siempre que no se sobrepasen los límites. En Telecinco se lleva mucho tiempo apostando por estos formatos y ha ido muy bien. Lo importante es dar a la gente la capacidad de elegir. El entretenimiento y la información pueden convivir perfectamente.
¿Se puede entender lo de “la reina absoluta de las mañanas” como una referencia a Ana Rosa Quintana?
No pensé en ella, pero desde luego es una periodista superrespetada y muy querida porque se lo ha ganado. Lleva levantándose a las 4 de la mañana durante toda su vida, no tiene pelos en la lengua, es valiente, tiene mucha experiencia y todos estamos deseando que vuelva. Pero hay un nivel en la tele impresionante, también están Susanna Griso, Ferreras y Sonsoles Ónega que es una de las mujeres que mejor conoce la política española. Puede ser una referencia velada a Ana Rosa, pero de lo que estoy seguro es del nivel tan alto de la televisión española hoy en día.
“Si algo me ha enseñado el periodismo [al personaje] es que hay que ser prudente y respetuoso”, escribes. ¿Se echa de menos eso hoy en día?
Sí, echamos de menos prudencia y respeto. Prudencia porque ya no se lleva contrastar la noticia, los jóvenes leen algo en redes y creen que eso es la noticia. Yo no publico algo sin estar completamente seguro, he aprendido mucho de mi padre en este sentido. Jamás seré el primero en dar una noticia de un fallecimiento a menos que, prácticamente, haya visto el cadáver. Es tan poco el éxito que te llevas en comparación con el fracaso que puedes protagonizar al atreverte… prefiero ser prudente, aunque no me lleve los focos, es el peaje. Y sobre todo, sin inventarme las noticias.
Y te refieres a las redes sociales como “terremoto informativo”, a la vez que hablas de falta de ideas y temas. ¿Lo ves así fuera de la ficción?
Las redes sociales son un peligro público, ahora cualquiera es periodista, como el gran público no tiene que saber qué es verdad y que es mentira, ese filtro debemos ser los periodistas. La gente cree que es al contrario, pero ahora es cuando el periodista tiene gran influencia y responsabilidad. Hay una generación entre dos aguas, no sabemos si subirnos al carro de las redes y la inmediatez o seguir anclados al periodismo de los 80. Mi generación es sumamente importante para marcar las pautas de lo que será el periodismo en los próximos años. Hay que quitar tensión a las redes, hay demasiado odio, hay que bajar el tono. Apuesto por la educación, enseñar desde pequeños que aunque no estés de acuerdo tu respuesta, tu tuit, debe ser educado. Pasa mucho con el fútbol, no me gusta el periodismo de trincheras. Soy del Atlético de Madrid y cada vez que digo algo a favor del Real Madrid los seguidores del Barça me acusan de madridista en redes.
En la novela aparece una chica “joven y guapa que tiene a toda la plantilla masculina revolucionada”. ¿Hay machismo en los medios, especialmente en los espacios de deportes en televisión?
Me gustaría pensar que no hay machismo, pero yo soy el primero que intenta que no pase porque cuando empecé en la profesión había un machismo clarísimo. Que todas las chicas sean en su mayoría guapas, sí, pero son supervalidas, profesionales, preparadas. Además, yo estoy intentando ser un altavoz del deporte femenino. La gente se debe dar cuenta de que en la liga de fútbol femenino hay un excelente nivel, el Barça es campeón de Europa, nuestra Selección va a competir en el Mundial con muy buen equipo, tenemos a Sandra Sánchez en karate, a Carolina Marín en bádminton, Mireia Belmonte en natación, Paula Badosa y Garbiñe Muguruza en tenis… tenemos tantas deportistas buenas que hay que acercarlas al público y que las conozca, y no solo cuando llegan las finales, no, todas las semanas. El baloncesto femenino siempre nos da medallas, hay talento, competitividad, grandes momentos. Me encanta que haya chicas en el deporte y acerquen las hazañas femeninas. Creo que ya no hay machismo porque se nos ha quitado la gilipollez de que las chicas no saben de fútbol, saben igual o más que yo. Todavía queda camino por recorrer. Suena tan carca el comentario machista en redes. El fútbol femenino ha llegado para quedarse.
Existe una crítica muy común, que en Deportes se da poco espacio a lo que no sea fútbol.
Toda la razón. Desde mi pequeño cortijo intento que se conozca a las deportistas femeninas. La responsabilidad es nuestra y lo hemos hecho fatal muchos años. Son deportistas de élite. Lo hago por convicción porque el deporte femenino es impresionante, mola, hay talento. Es nuestra responsabilidad y tenemos que reaccionar. Ahora las niñas juegan al bádminton porque ya tienen una referente.
Además, se ha comparado mucho en los últimos tiempos al periodismo deportivo con la prensa rosa.
En la última década sí que es cierto que el periodismo deportivo se contagió un poco del estilo Sálvame, del periodismo del corazón. Pero nos estamos quitando esa etiqueta, respetándolo no me gusta el periodismo de bufanda, de trincheras, no me importa decir que soy del Atleti, pero si tengo que ser crítico lo soy. El deporte femenino nos está enriqueciendo, ayudando a ser más plurales, y el periodismo deportivo está resurgiendo.
Hay montones de titulares sobre ti en los que aparece la palabra “enchufado”, en una clara referencia a tu padre.
Es verdad que he leído varios titulares con la palabra enchufado y me fastidia un poco, en redes sociales me lo llaman mucho, pero ya no me molesta, lo llevo con naturalidad, e intento empatizar porque desde fuera se puede pensar si no se me conoce. Tengo que reconocer que el apellido me ha ayudado porque tiene prestigio, y estoy recogiendo el cariño y la admiración de mi abuelo y mi padre, y probablemente la primera oportunidad me la brindaron antes que a otros compañeros con el mismo talento y sacrificio. Una vez allí tienes que volar solo y no es fácil mantenerse tantos años. A mí me han exigido mucho y sobre todo me han mirado con lupa y hay mucha gente atenta esperando a que meta la pata para darme un hachazo. Esa presión me es familiar, pero sí que me comparan con mi padre y mi abuelo y a ese nivel no voy a llegar. Yo intento tener mi estilo libre. Ahora mismo creo que no debo considerarme un beneficiado ni en ventaja, he dado lo que se esperaba de mí. También me he formado mucho y lo mío es vocacional, entonces cansa un poco lo de enchufado, aunque sé que me va a pasar de aquí hasta que me muera. Yo me llamo como me llamo, pero mi padre nunca ha levantado un teléfono por mí. Quien piense que mi padre me ha colocado en la competencia es que no entiende nada. Llevo más de 15 años de trayectoria, he intentado ser un buen profesional y me he ganado cierto respeto.
¿Te acongojaría compartir redacción con él?
Me daría un poco de respeto, de pudor, de vergüenza, porque le tengo en tanta estima y para mí es un referente tan indiscutible… Me sentiría un poco cohibido a su lado. Me haría ilusión, pero va a ser difícil vernos en el mismo lugar. Creo que ha sido un acierto separar nuestros caminos, aunque seamos competencia tenemos una rivalidad muy sana, incluso nos picamos con las audiencias. Él es un tío muy divertido, una sobremesa con don Matías merece la pena, él sabe muy bien cuándo hacer los chistes. Fue un pionero en eso y es la marca Matías Prats, aunque ha hecho mil cosas informativamente admirables.
Por último, te doy dos nombres para que me digas de ellos lo primero que se te venga a la cabeza: Luis Enrique y Carlos Alcaraz.
Luis Enrique es el mejor seleccionador que puede tener España, ha hecho un equipo de autor, es el líder de la Selección, él carga con toda la presión y la responsabilidad y eso se lo ha quitado a los jugadores. Veníamos de varios mundiales y eurocopas desastrosas y Luis Enrique ha hecho click en la cabeza de los futbolistas, ha sido valiente, ha apostado por los jóvenes, por la gente con talento, le ha dado igual la opinión de la prensa y aficionados y nos ha callado la boca a todos, porque España juega bien, puede ganar el Mundial de Qatar y se lo debemos a un líder apasionado del fútbol y que va de frente. Los jugadores le siguen a pies juntillas y tenemos al mejor seleccionador posible. Lo malo es que sospecho que le queda poco tiempo aquí y que se va a ir de la Selección. Pese a parecer desagradable y borde, en las distancias cortas es un tío afable y bromista, trata muy bien a la gente, y eso que en las entrevistas es duro. Para los periodistas un tío como Luis Enrique es un caramelo, no tiene pelos en la lengua, nos vacila y da titulares siempre.
Carlos Alcaraz es presente y futuro, ha llegado para quedarse. Lo tiene todo para triunfar: talento, determinación. Fíjate si es valiente, que después de ser el único jugador español que ha ganado el Open de Miami —tan solo lo había ganado Arantxa Sánchez Vicario—, dice “yo ahora voy a por un Gran Slam, este año, aunque me toque con Nadal en Roland Garrós”. Es un error compararle con Rafa Nadal. Nadal es uno e irrepetible, no va a haber otro. Hay que dejar volar a Alcaraz, tiene tenis en su raqueta del bueno, es uno de los jugadores más completos del circuito, no se amedrenta y está bien rodeado por su familia, su entrenador y sus médicos. Vive en una casa de 90 metros cuadrados, sigue con los pies en la tierra. Tenemos a uno de los mejores deportistas de los próximos diez años.