Cuidado con la mascarilla en invierno si no quieres que te proteja menos
La humedad es su gran enemiga.
Hace frío. Mucho frío. Señal de que se acerca el invierno. De hecho, ya ha nevado en diversas zonas del país.
Y con la llegada del frío, un objeto inesperado se ha hecho un hueco en nuestra vida cotidiana desde hace casi dos años: la mascarilla. Como cubre la mitad de la cara y recicla el calor de la respiración, se ha convertido en un verdadero aliado contra el invierno. Pero no todo es tan bonito como parece.
Por desgracia, ni el frío ni la nieve ayudan a frenar la propagación del virus. Como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la temperatura normal del cuerpo humano se mantiene entre 36,5 °C y 37 °C, independientemente de la temperatura del exterior”. Por lo tanto, no hay razón para pensar que el clima frío pueda matar al coronavirus o a otros patógenos.
Por otro lado, llevar mascarilla cuando hace tanto frío tiene sus propios inconvenientes, como el goteo nasal o las ganas de estornudar. “La gente tiende a quitarse la mascarilla cuando va a estornudar o toser, que es precisamente cuando más hace falta llevar puesta la mascarilla”, explica en Radio Canadá el doctor Zain Chagla, especialista en enfermedades infecciosas del Hospital St Joseph de Hamilton (Ontario, Estados Unidos). Si vas a quitarte la mascarilla antes de estornudar, por lo menos asegúrate de que estás lo suficientemente lejos de otras personas.
Otro problema es la humedad. “El grado de protección de las mascarillas se mide por “la electricidad estática que hay en las fibras del tejido, que es la que detiene las gotículas de los aerosoles”, explica la Asociación Francesa de Normalización (Afnor). “Si la mascarilla está mojada, esta electricidad estática desaparece y las gotículas pasan más fácilmente”.
Como ha recordado la Dirección General de la Salud (DGS) de Francia en un comunicado de prensa, “si la mascarilla está mojada, hay que cambiarla porque su eficacia ya no está garantizada”. Por ello, se recomienda llevar un paraguas para proteger la mascarilla de la lluvia o la nieve.
Conviene tener mascarillas de repuesto para asegurarte de estar siempre protegido contra el coronavirus. Si tu mascarilla de repuesto es de tela, llévala en un recipiente cerrado o bolsa sellada. Si es quirúrgica, tírala a la basura inmediatamente después de usarla.
Si hace mucho mucho frío, la mascarilla húmeda puede incluso congelarse. En estos casos, tanto Zain Chagla como el doctor Matthew Oughton, especialista en enfermedades infecciosas de Montreal, aconsejan usar bufanda, braga o fular sobre la mascarilla.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Francia y ha sido traducido del francés por Daniel Templeman Sauco.