Más de cien médicos piden que Assange reciba atención sanitaria urgente
RSF denuncia que puede ser extraditado a EEUU y ser condenado a 175 años de prisión por haber proporcionado información de interés público a periodistas
Más de un centenar de médicos piden que el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, encarcelado en la prisión británica de alta seguridad de Belmarsh, reciba atención sanitaria urgente, en una carta publicada en la revista científica The Lancet.
Encabezados por Stephen Frost y Lissa Johnson, los signatarios, procedentes de 18 países, urgen a los Gobiernos del Reino Unido y Australia a “acabar con la tortura” que supone no atender médicamente al informático, cuya salud se está deteriorando.
El periodista australiano, de 48 años, está detenido en Belmarsh a la espera de que el 24 de febrero empiece un juicio de extradición solicitada por Estados Unidos, que le reclama por la difusión de cables diplomáticos confidenciales en 2010.
Justo este martes han comparecido ante la prensa en Londres algunos de los colaboradores de Assange, entre ellos el director de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, y su abogada Jennifer Robinson, antes de que el miércoles se celebre una vista judicial preliminar. Han denunciado que, si se le manda a EEUU, podrían condenarlo a 175 años de prisión por haber proporcionado información de interés público a periodistas.
Desde su primera detención en 2010 a solicitud de Suecia, que le reclamó por un caso de presuntos delitos sexuales, que desde entonces ha sido cancelado, Assange ha estado confinado, primero bajo arresto domiciliario en un pueblo inglés y entre 2012 y 2019 refugiado en la embajada londinense de Ecuador, que el año pasado le retiró el asilo político.
Los médicos firmantes señalan que, durante todo este tiempo, el programador no ha recibido atención médica adecuada y lamentan que, según el testimonio de varias fuentes, su salud física y mental está empeorando.
Recuerdan que, en una comparecencia judicial el pasado octubre, apareció pálido y con bajo peso, cojeando y con problemas para concentrarse y comprender el proceso.
En mayo de 2019, el enviado especial de la ONU sobre tortura, Nils Melzer, dijo, tras visitarle en Belmarsh acompañado de médicos, que Assange mostraba síntomas típicos de estar “sometido a una prolongada tortura psicológica”.
La medicina como “herramienta política”
Los firmantes de la misiva, muchos de los cuales ya suscribieron otra similar el pasado mes de noviembre, condenan “la negación de atención sanitaria adecuada” al periodista y subrayan que “no debe permitirse que la política interfiera con el derecho a la salud y la práctica de la medicina”.
Estos profesionales, miembros del grupo Doctores por Assange, instan a otros colegas a sumarse a su iniciativa y afirman que “la politización de los principios fundacionales de la medicina es una grave preocupación” y tendrá consecuencias más allá del caso del australiano.
“El abuso a través de una negligencia médica políticamente motivada sienta un grave precedente, de que la profesión médica puede ser manipulada como una herramienta política”, escriben en The Lancet.
Los signatarios avisan de que, si Assange muere en prisión, como Melzer advirtió que podría pasar, “habrá sido en efecto torturado hasta la muerte”.
La profesión médica no puede permitirse “permanecer en silencio” ante esta situación de tortura, concluyen los médicos, que señalan que no tienen conflicto de intereses en este caso.
El llamamiento de RSF
La ONG Reporteros Sin Fronteras (RFS), que está recogiendo firmas para pedir que no sea extraditado a EEUU, recuerda que, valiéndose de la Ley de Espionaje (Espionage Act), el gobierno del presidente Donald Trump podría hacer que se condene a 175 años de prisión a Assange, fundador de WikiLeaks. “Esta sentencia constituiría un peligroso precedente para todos los periodistas que publican información clasificada, que es de interés público”, denuncia.
Assange enfrenta 18 cargos en Estados Unidos –17 de ellos por violar la Ley de Espionaje– debido al papel que desempeñó en la publicación en medios de comunicación internacionales de importante información sobre las guerras que emprendió Estados Unidos. A partir del 24 de febrero una corte del Reino Unido debe examinar la solicitud de extradición de Estados Unidos.
Los delitos imputados a Assange datan de 2010, cuando WikiLeaks envió documentos clasificados a medios de comunicación como Le Monde, The Guardian y The New York Times. Dichos documentos –que la informante Chelsea Manning proporcionó a WikiLeaks– incluían 250.000 cables diplomáticos de Estados Unidos y miles de informes internos del ejército estadounidense, en su mayoría clasificados, sobre operaciones militares en Irak y Afganistán. Al salir a la luz dieron a conocer casos de tortura, secuestro y desaparición.
“La publicación de estos documentos en los medios de comunicación fue claramente de interés público y no un acto de espionaje. La contribución de Julian Assange al periodismo es innegable”, sostiene RSF. Ya estuvo refugiado siete años en la Embajada de Ecuador en Londres. Tras un cambio de gobierno en Ecuador, el fundador de Wikileaks fue entregado a las autoridades del Reino Unido, que lo detuvieron el 11 de abril de 2019. Por eso ahora RSF insta al gobierno de Reino Unido a que, en el trato que dé a Assange, priorice los principios de la libertad de expresión y la defensa del periodismo. Asimismo, lo incita a actuar conforme a la legislación del país y los compromisos internacionales adquiridos en cuestión de derechos humanos.