Más allá del caos, los test serológicos a profesores no tienen ningún sentido
Los epidemiólogos no entienden con qué finalidad hace la Comunidad de Madrid estas pruebas.
Este miércoles, 2 de septiembre, es un día que la Consejería de Educación y Juventud de la Comunidad de Madrid querrá olvidar. Todo lo que podía salir mal en la convocatoria a profesores para realizarles pruebas de anticuerpos salió mal.
En primer lugar porque convocó de un día para otro a 16.000 docentes, que llegaron a formar colas de más de un kilómetro mientras esperaban a hacerse el test. En segundo lugar porque distribuyó los datos de esos miles de trabajadores en el mail de la convocatoria, ganándose por ello una denuncia de la organización de consumidores Facua. En tercer lugar porque tuvo que suspender el llamamiento tras el caos generado, retrasar la cita a cientos de docentes y habilitar nuevos centros para “gestionar la aglomeración y evitar incrementar las esperas”.
Al margen de la falta de previsión y de la privatización del servicio (la Comunidad de Madrid ha contratado para el operativo a la empresa privada Ribera Salud, la misma que ejecutó las pruebas masivas en Torrejón de Ardoz), cabe preguntarse cuál es la finalidad de realizar pruebas de anticuerpos frente al coronavirus a 100.000 profesores. Y los expertos no lo tienen muy claro.
Una medida “de cara a la galería”
“Si fueran pruebas PCR, lo entendería. Pero, ¿de qué sirve saber que un profesor ha pasado el virus?”, plantea David Bernardo, experto en Inmunología del Instituto de Biología y Genética Molecular. “¿Va a estar en clase sin mascarilla? No. Estos test no sirven para diagnosticar”, zanja.
“Es una medida de cara a la galería”, prosigue el inmunólogo. “No sirve para controlar quién tiene el virus, sino quién está inmunizado. Incluso aunque estés infectado, vas a tardar 15 días en tener anticuerpos”, explica Bernardo.
“Lo primero que hay que preguntarse cuando haces una prueba es: ‘¿para qué va a servir?’. Y, en este caso, no entiendo muy bien la utilidad con la que se hacen estas pruebas”, coincide Pedro Gullón, portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología y autor de Epidemiocracia.
“Si el objetivo de estas pruebas es que los profesores sepan antes de empezar el curso que no tienen el virus y, por tanto, no se lo van a transmitir a los alumnos, tendrían que hacerles una PCR, no un test de anticuerpos”, sostiene el epidemiólogo. “Si el objetivo es saber quién es inmune, entonces tampoco habría que hacer una prueba rápida, sino una ELISA”, continúa.
Las pruebas que está realizando la Comunidad de Madrid son test rápidos, que suelen tener menos fiabilidad. Sólo se llevará a cabo una PCR si el resultado de ese test, que se conocerá en 48 horas, sugiere que la infección ha sido reciente.
La ‘inmunidad’, en entredicho
Por otro lado, “científicamente es muy peligroso pretender saber quién es inmune”, añade Gullón. Tanto él como Bernardo se muestran contrarios a la idea de los ‘test masivos’ de forma general y a la de los pasaportes de inmunidad, por su falta de utilidad y por su falta de ética.
“Los epidemiólogos ya hemos debatido muchas veces la inutilidad de los pasaportes inmunológicos, para empezar porque todavía no estamos muy seguros de cómo funcionan la inmunidad y las reinfecciones, no sabemos si una persona con anticuerpos puede ser portadora y transmitir el virus aunque no desarrolle la enfermedad”, explica Gullón. “Todavía tenemos demasiadas preguntas como para garantizar que una persona con IgG [anticuerpos] puede realizar cualquier actividad con seguridad de no contagiar”, advierte el epidemiólogo.
“Hay bastante consenso sobre la cuestión de que pasar el virus te da inmunidad, pero todavía no se sabe si puedes llegar a ser portador y transmitirlo aunque seas inmune. Soy bastante escéptico a la hora de pensar que alguien con anticuerpos puede estar completamente seguro de que no va a transmitir”, abunda Gullón.
Consciente de que algunas empresas ya están haciendo estos test serológicos a sus empleados, David Bernardo opina que “puede llegar a ser útil” en ciertos casos. “Está bien si la idea de la empresa es evaluar lo bien o lo mal que lo ha hecho hasta ahora en función de la gente que se haya contagiado, para saber qué pueden mejorar”, explica. Pero este supuesto no se aplicaría a las pruebas a docentes de la Comunidad de Madrid.
Los test serológicos también pueden valer para saciar la curiosidad de una persona que quiere saber si ha pasado o no el virus, aun asumiendo que la fiabilidad de estas pruebas no siempre es elevada.
Más allá de esto, un test de anticuerpos no sirve en ningún caso para garantizar un retorno seguro a las aulas. Mientras tanto, la fecha de vuelta al cole se acerca y el personal prometido por la Comunidad de Madrid no llega.