Marwán: "Un artista tiene que hacer lo que quiera, no viene a educar"
El cantautor y poeta publica su libro 'Una mujer en la garganta'.
Enamoradizo, sin miedo a opinar, sin moralismos y como “un verso libre dentro de la poesía”. Así se define el cantautor y poeta Marwán, que publica su último libro Una mujer en la garganta (Planeta).
Con esta referencia en su título al poema La noche de Eduardo Galeano, el poeta admite que ha habido “muchas mujeres” que se le han quedado atravesadas en la garganta. “Si no eres enamoradizo, no eres poeta”, enfatiza. Ese es el único tópico que parece ser verdad, porque Marwán pertenece a una generación que está en el foco de las críticas de los más conservadores, que niegan que lo que haga sea literatura o poesía
Frente a ellos, Marwán se defiende con sus versos.
Lo que se queda después de leer tu libro es que es una autodefensa de un poeta odiado por otros poetas.
Cómo gusta empezar con esa pregunta (risas). He recibido ciertas críticas en determinados momentos que me resultaron muy desagradables y me apetecía hacer mi alegato y mi defensa. Bueno, hay tres piezas, en el libro sobre este tema, que me encantan. Son ‘Pretenden’, ‘Poetas por los aires’ y ‘El apátrida’. De hecho, estuve a punto de llamar ‘El apátrida’ al libro.
Defenderse es un modo de revalorizar lo tuyo y me apetecía soltar unos mamporros poéticos.
Pero luego incluyes muchísimas referencias a poetas ‘clásicos’ como Galeano, Machado o Pessoa. No dejas de introducir fragmentos de otros autores.
Es que yo amo a los poetas,lo que no amo es a la gente que me maltrata o que dice cosas así sobre mí. Yo a la poesía y los poetas los amo, cómo no, es una de mis pasiones.
Más allá de las críticas de otros poetas, también cuentas en Pasó en Twitter que recibes muchas en redes sociales.
Críticas hay, es normal que si uno está expuesto salgan este tipo de comentarios. Elogios hay millones más que críticas y me emocionan mucho más. Lo que pasa es que de las críticas te defiendes y de los elogios no estás diciendo ”¡Soy la hostia, cómo me elogian!”. Lo cierto es que son infinitos y es algo que voy a agradecer toda mi vida.
Ahora muchos rostros conocidos se están marchando de Twitter por el ambiente crispado o por lo que llaman “cultura de la cancelación”, ¿cómo te ves como creador? ¿Te autocensuras?
No, no me suelo autocensurar. Cuando quiero opinar, opino, cuando no me apetece, no. Y cuando siento que me apetece pero que no voy a aportar, también me callo. Porque, ¿para qué voy a entrar en debates o en incendiar? Todo lo que podamos optar por no incendiar está bien, aunque de vez en cuando también puedes permitirte eso de poder opinar si te apetece, aunque causes un pequeño incendio. Lo que no puedes hacer es estar todo el día causando incendios. O no estés todo el día callándote la boca por miedo. Hay que ir ahí con un ten con ten midiendo.
¿Crees que los artistas tienen que dar su opinión por responsabilidad o no?
Un artista tiene que hacer lo que quiera. No viene a educar. No viene a ser un ejemplo social. Es importante porque se reciben las dos cosas: el de “tú no opines, haz tus canciones” y el de “mójate que eres famoso y tienes responsabilidad”. Cada uno que haga lo que quiera, si quiere opinar que opine y si no, no. Lo que tiene que hacer un artista es emocionar y no viene a educar ni a influir a nadie.
Te defines como “apátrida de la poesía”, ¿cómo gestionas ese concepto con tus raíces palestinas?
Sí, por eso también me gustaba. No tiene por qué haber una relación, es solo una imagen poética. Simplemente no me siento de ninguna corriente poética, me siento un verso libre, nunca más bien dicho, un verso suelto.
No te has cortado a la hora de hablar de Vox en redes sociales, ¿qué le diría un apátrida a los supuestos patriotas?
No les tengo que decir nada, no tengo que darles lecciones de nada. Yo sigo mi camino y opino cuando quiero. No estoy para darles consejos.
Tampoco te has cortado al hablar de la izquierda.
Por eso. Opino cuando quiero y de lo que que quiero, pero no quiero dar consejos a nadie. No quiero ir de moralista por el mundo.
¿Crees que a los gobernantes les falta aprender algo de la poesía?
No lo sé. La política y la poesía son dos facetas muy diferentes, lo que falta en todas partes es ética. En el poder falta ética, no solo en el político, también en el judicial, empresarial, los poderes fácticos. El día que la ética llegue al poder las cosas marcharán de otro modo, habrá igualdad y no habrá tantos intereses propios y más comunes.
¿Y en el arte falta?
No sé si los artistas tienen que ser ejemplares, los políticos sí porque gestionan lo público. Los artistas gestionan lo suyo. A mí me gusta, pero no sé si tiene que haberla, no soy quién para juzgar los límites de las expresiones de la gente, la verdad.
Como cantante y poeta que no encaja en los cánones, ¿qué es poesía para ti?
Es una pregunta muy difícil. Una definición más poética es un acercamiento a los símbolos como decía Juan Ramón Jiménez, pero es que la poesía en el fondo para mí creo que es un modo de mirar. Esa forma de mirar que tienen ciertos poetas a las cosas más cotidianas o las más extraordinarias o especiales lo que hace que nazca una creación poética.
Es un modo de mirar y de interpretar los hechos de la realidad, ya sean emociones, una oda a un objeto, ya sea algo que está sucediendo en una habitación que no sucede nada. Creo que el modo de mirar y de extraer verdades sorprendentes de un lugar donde la gente solo extraería normalidad o algo ordinario, en el sentido no peyorativo de la palabra. Yo siempre la he definido como la capacidad de ver lo extraordinario en lo ordinario, pero sobre todo, es un modo de mirar.
La poesía no es solo verso, es verso rimado o verso libre, muchos Premios Nacionales de Poesía lo son. Yo soy comunicador y si de repente se me ocurre compartir un aforismo, que es una pequeña reflexión cortita o sobre psicología, me gusta y me emociona. Si no lo consideran poesía, me da igual. Yo lo que quiero es emocionar, no que me admiren. Habrá a gente a lo que le llegue y a la que no.
Se dice que los jóvenes no leen poesía y luego aparecéis nombres como tú o como Elvira Sastre y se os critica y os dicen que no es poesía. ¿A qué se debe esto?
Entiendo que nos critiquen a veces. En algunos momentos, no Elvira o yo concretamente, sino cualquier poeta hemos pecado de bajar un poco el listón porque de repente no ha habido un proceso de corrección de esos poemas y los compartimos en las redes y ya porque nos apetecía. Pero creo que para criticar a un artista de cualquier tipo hay que mirar toda su obra.
También el contexto y los referentes son distintos para alguien academicista que para vuestros lectores, generalmente gente joven.
Claro. Algo que digo yo siempre es que un músico de jazz no puede juzgar nunca a un músico de pop desde los parámetros del jazz. Tiene que juzgar desde los parámetros del pop. Es como si un futbolista de 35 años juzga a un futbolista de 10. Cada uno está en sus parámetros y no se puede juzgar fuera de eso, eso opino yo.
Participaste en el disco homenaje de Joaquín Sabina y aquí también le dedicas el poema Sesentaydiez. ¿Cómo te ha influido?
Sabina es uno de mis dioses, es uno de mis principales referentes y posiblemente no haya un artista que me haya influido más que él en mi vida. Ni en el que me fije tanto, del que haya aprendido tanto ni el que admire tanto, no solo las canciones, también al artista y al personaje. Sabina es Patrimonio de la Humanidad.
¿Llevas lo que aprendes de la poesía a la música? ¿O al revés?
Llevo más lo de la poesía a la música, porque para hacer música hay que ser poeta y utilizo todos recursos que tengo a nivel poético para escribir las mejores letras que puedo. Es un lugar donde entreno y me sirve para escribir mejores canciones.
¿Cómo te ha influido la pandemia?
Me ha dado tiempo para escribir y crear muchísimo, a nivel profesional. En el plano personal me ha dado muchos quebraderos de cabeza, me ha dado muchísima tristeza la crisis sanitaria y económica en la que hemos caído, me he preocupado por amigos, por familiares, ha sido una época dura. Lo paso mal todavía. Ha sido la única época en mi vida en la que he tenido un poco de ansiedad, la mascarilla, no poder ver a los amigos... Son muchas cosas que están prohibidas ahora y que no se pueden hacer.