Mark Ríos es Mr. Dripping
El artista y diseñador de moda ha logrado desarrollar su propia técnica del goteo hasta convertirse en retratista de líneas flotantes.
Encaramado a la cámara frontal, el joven artista originario de Barcelona, Mark Ríos, se disculpa por la mala conexión de su estudio. Una vez damos por comenzada la entrevista, Mr. Dripping se cuela en la ventana de zoom de Whitepaperby para echar la vista atrás y hablarnos de esta historia con dos protagonistas: el talentoso creativo y su alter ego, el maestro del goteo.
Hace seis años, inspirado por la idea onírica de poder pintar sin tocar el lienzo, Ríos se convirtió en discípulo de Pollock y en alumno de sí mismo en la búsqueda de una técnica propia. “Al principio era más explorar qué tipo de pintura” recuerda el artista, que después de un año de experimentos dio con la receta adecuada, una mezcla a base de esmalte y poliuretano que se propone comercializar en un futuro cercano.
Depurar las líneas fue el siguiente paso antes de convertirse en un Mister del goteo, cuya compleja obra es tan fácil de identificar como difícil de imitar. Y es que el método esconde las dificultades del life painting performance o actuaciones en vivo, en las que el retratado forma parte de un público que añade presión al goteo, ese gesto milimétrico de Mr. Dripping con el que cada gota derramada aumenta la sospecha del rostro que protagonizará la obra completa.
No es casualidad que se encargue de retratar a celebridades y artistas, que más que un lienzo se llevan un recuerdo, una obra de arte con la que conectan a un nivel más personal.
Por muy satisfactoria que pueda parecer su carrera artística hasta el momento, la imaginación y el artificio del barcelonés no conocen límites, ahora sobrepasados con su nueva propuesta: el juego de sombras de la pintura sobre vidrio.
Actualmente trabajas casi siempre en vivo.
Sí, correcto. De hecho, la idea es todos los trabajos que estoy haciendo ahora para clientes privados famosos, sean todos en vivo. Aun así, estoy migrando lo que es mi trabajo en estudio puro y duro o clientes a los que antes les hacia obras desde la distancia, para intentar abarcar menos clientes pero hacerlo en vivo, como artista, es lo que me define.
¿Te sientes satisfecho cuando haces la obra en tu estudio, sin público?
Es diferente. Creo que empecé con esta manera de pintar y es lo que definía mi trabajo, única y exclusivamente. Pero, al final, como algunos clientes me pedían encargos personalizados y tuve la suerte de hacerlo en vivo, ver su reacción y lo que significa esa obra para la persona. Es tanta la diferencia en la experiencia que pierde el valor si lo hago en el estudio.
Hago las dos cosas y no tiene nada que ver la experiencia para mí y luego el resultado de la obra. Influye tener a esa persona delante y conocerla.
Me han llegado a decir que he captado su manera de ser con cuatro líneas y eso es porque conozco a la persona. Entonces la idea ahora es intentar hacer siempre los encargos personalizados en vivo, preparando esa experiencia como un momento bonito y un recuerdo, aparte del video que se puede hacer para enseñar la historia de ese cuadro. Eso tiene mucha más fuerza que cuando lo hago en el estudio y se lo envío a casa. Ahora estoy separando mucho estas dos formas de trabajar, con el cliente y las del estudio, que son proyectos personales.
¿Entraña más dificultad hacerlo en vivo?
Sí, mucha más. Hay factor nervios, lugar, condiciones lumínicas, temperatura, el viento y…. la presión. Lo que estás haciendo tiene que salir bien porque tienes a esa persona ahí delante. Es lo que más me ha costado superar, pero una vez superada, el retorno es brutal. Compensa.
Tengo entendido que eres autodidacta ¿Cuándo conseguiste a dominar la técnica?
Hace cuatro años, aunque hace seis o siete que empecé a probar. Al principio era más explorar que tipo de pintura podría hacer lo que yo quería hacer, porque depende de la plasticidad y la textura. Los trazos cambian mucho. Cuando ya tuve una pintura que me permitía pintar desde la distancia, luego vino el tema del secado, porque a veces no era bonito y se agrietaba.
Por eso, diría que el proceso de probar pinturas duró un año. Después, pasé de trazar muchas líneas a necesitar unas pocas, más limpias, para dibujar algo. Conseguir lo que hacía con más líneas ahora solo con un trazo, ir depurando la técnica.
Al tercer año empecé a atreverme a captar a alguien, salvando las distancias con el realismo.
Es algo en lo que tu creías…
Todo empezó en un sueño que me pareció precioso. Empecé a tirar la pintura así porque, después de haber tocado todas las técnicas, tuve un sueño en el que pintaba rostros abstractos, con pintura negra flotando sin lienzo. Cuando me levanté, me dije “esto sería la bomba, ¿cómo puedo hacer esto?”
No he conseguido que flote, pero estoy muy contento con los resultados. De hecho, ahora voy a llevar a Marbella una técnica con la sombra del cristal que aún no he expuesto. Parece que flota y dentro proyecta una sombra. Voy a desarrollar un poco este concepto. Ahora las obras que haga en el estudio van a ser para experimentar con otros materiales, sombras y juego de luces. Y luego, en vivo, porque al final es lo que me define como artista, que pinto de un modo diferente.