María León: "Aquí lo nuevo es que sean tres mujeres las protagonistas. Eso ya es algo más raro, el poder chochal"
La actriz protagoniza junto a Adriana Ugarte y Cosette Silguero la serie de Antena 3 'Heridas'.
Málaga-. Más allá del empoderamiento femenino en la ficción, o lo que María León llamaría “el poder chochal”, se podría decir que nunca se ha visto a la actriz tan sumergida en el mundo interior de un personaje. La sevillana protagoniza junto a Adriana Ugarte y Cosette Silguero Heridas, la nueva serie original de Atresmedia TV para el prime time de Antena 3 que se ha presentado este domingo en el Festival de Málaga.
La ficción es la adaptación de la japonesa Mother y de su remake turco que ha calado internacionalmente, pero que no cunda el pánico: en España la duración será menor. En apenas 13 capítulos de 50 minutos se podrá vivir una de la experiencias más crudas como espectador al frente de una serie que aborda el abandono infantil.
Manuela es una chica de 28 años que vive sola. Cerca vive Alba, de siete años, cuya madre madre (Yolanda) trabaja de noche como pole dancer. El vínculo entre las dos primeras comienza a estrecharse...
“Las víctimas ocultan el dolor, ocultan las hostias. El miedo te lleva a convertirte en tu verdugo”, explica la intérprete de 37 años que lo tiene claro: “La gente no es mala porque quiere, la gente se equivoca porque no sabe y porque no puede. A la gente no le gusta sentir dolor. La que no tiene un sitio en el que nacer con unos referentes no tiene las mismas oportunidades, directamente la señalan”.
¿Cómo desmontas el argumento de que hoy en día solo se hacen adaptaciones o remakes?
Ya está todo inventado. Esto de las adaptaciones también es reinventarse, hacerlo con un estilo propio. De hecho, en este caso no he visto las versiones anteriores porque me interesaba contar un único personaje y lo he hecho mío. A mí la infraestructura de las plataformas, de las series que se hacen… Eso es casi lo de menos. Aquí lo nuevo es que sean tres mujeres las protagonistas. Eso ya es algo más raro: el poder chochal. Mi personaje es una víctima. Se señala al verdugo siempre, pero nunca se señala que la víctima es su propio verdugo.
¿A qué te refieres exactamente?
Si ella no toma la decisión de respetarse a sí misma no la puede tomar nadie. Las víctimas se deben dar cuenta de por qué lo son, de por qué se hacen verdugos de sus propias vidas, es algo mucho más habitual de lo que creemos. No es cuestión de señalar a nadie. La gente no es mala porque quiere, la gente se equivoca porque no sabe y porque no puede. A la gente no le gusta sentir dolor. La que no tiene un sitio en el que nacer con unos referentes no tiene las mismas oportunidades, directamente la señalan. El motor que hace que te equivoques no eres tú, es todo lo que te rodea. Desde el principio del capítulo se está señalando a la niña, pero para cuidar a la niña tienes que empezar a cuidar a la madre y nadie lo hace. Todos debemos tener una oportunidad. Mi personaje es un ser de luz metida en una caja negra.
Se podría decir entonces que trata a su hija como se trata a sí misma.
Exacto. Como sabe, como puede, se equivoca. Las personas no son perfectas. Eso es lo que lo hace diferente también. Aquí se presentan a personajes que son víctimas. Las superheroínas también son víctimas, y ellas son superheroínas a su manera. ¿Por qué se dice que Yolanda no quiere a su hija? Si no la quisiera, le hubiera pegado una patada el primer día. Las víctimas ocultan el dolor, ocultan las hostias. Ella tiene que justificar su dolor, y el miedo te lleva a eso, a convertirte en tu verdugo.
Has dicho que este personaje te pone cachonda. ¿Qué tiene para hacerlo?
Su complejidad. Como actriz me pone completamente cachonda trabajar con eso, la voy descubriendo [al personaje] cada día, en cada secuencia, en cada momento. El cuerpo tiene memoria y, cuando hay tanto sufrimiento, también hay maneras de taparlo. Mantener ese rasgo emocional ha sido complejo: defender el maltrato, la ausencia, ocultar el dolor... ha sido durísimo. He tenido un desgaste físico tremendo, porque cualquier escena, por pequeña que fuese, era como subir una montaña. A mí que me den personajes para que me maquillen y me escriban un texto me aburre muchísimo.
Escuchándote da la sensación de que sientes que has crecido emocionalmente con este personaje.
Es algo que viene de la profesión. Es un trabajo que hay que defender, entender y acompañar, y no siempre tienes personajes tan ricos como estos, pero siempre lo intentas hacer. A mí Yolanda me ha enseñado muchísimo. Los personajes te enseñan porque son personas, los tienes que desenmarañar, creas personajes que son reales, es lo que más me gusta de mi profesión.
Decía Adriana Ugarte que estos dos personajes tienen algo sombrío y algo de luz que los convierte, a su vez, en algo enfermizo.
Allgo sombrío y algo de luz... es la realidad del ser humano. Yolanda parece un ser oscuro y tiene una luz tremenda que no puede dar, no se lo permiten, tampoco se lo permite ella. Esa dualidad es lo que la hace humana. Se le presenta como a alguien oscuro y luego te das cuenta de que es un ser de luz al que han apagado y que está enterrado. Es un ser de luz metida en una sociedad sin las mismas oportunidades, porque ya no existen cuando te señalan como la bailarina, la puta...