María Jesús Montero: la voz roja oscura casi morada
Así es la portavoz del nuevo Gobierno de coalición.
“¿Sabe dónde está el milagro económico del PP? En la cárcel”. Aplausos de la bancada socialista, malas caras ‘populares’. En la tribuna de oradores en el Congreso, María Jesús Montero. Directa, en la frente, defendiendo a capa y espada al Gobierno. Mediados de febrero del año pasado.
La diputada Ana Oramas luego sube al estrado y le afea: “Vaya mitin. Esto no son las Tres Mil Viviendas de Sevilla, es el Congreso”. “¿Qué tiene usted con la Tres Mil Viviendas de Sevilla? Un barrio como otro barrio cualquiera de este país. ¿O qué quiere decir, que los barrios pobres se merecen un tipo de tono y los que no lo son otro tipo de tono?”, le reprocha la ministra de Hacienda. Los diputados del PSOE la entronan. Aquellos días el Gobierno perdió la votación de los Presupuestos y se precipitó la convocatoria electoral, pero la dirigente socialista andaluza ganó en los ‘cara a cara’. Madrid la conoció en todo su esplendor.
Y Montero va a más y más. En el nuevo Gobierno conserva el Departamento de Hacienda, pero se hace con una de las joyas de la corona, la Portavocía. Un puesto tan mediático como peligroso, en el que apenas se pueden cometer errores. Será la voz del primer Ejecutivo de coalición de España desde la II República y la encargada habitual de dar las ruedas de prensa tras las reuniones del Consejo de Ministros los viernes. Ni más ni menos. No se asusta con nada.
Pedro Sánchez ha tenido en cuenta varios factores para designarla, pero especialmente su buena relación con Unidas Podemos -con los que ya negoció los presupuestos generales y la formación del nuevo Gobierno-, más su estilo directo y claro para la gente como su potente perfil político en un Ejecutivo lleno de figuras con relumbrón y con ganas de lucirse.
“Conoce muy bien lo que hay a la izquierda del PSOE”
Y es que Montero (Sevilla, 1966) es pura política. Esta médico ha sido durante años uno de los grandes pilares de la Junta de Andalucía: la única dirigente que ha sido consejera con Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz. Pero siempre con perfil propio, no una simple subordinada de los presidentes. Voz potente y autorizada, criada en Triana y con pasado en las Juventudes Comunistas. “Conoce muy bien lo que hay a la izquierda del PSOE”, dice un antiguo compañero en el Ejecutivo autonómico.
Primero llevaría las riendas de la Sanidad en el sur, entre 2004 y 2013, y luego tendría la llave de la Hacienda autonómica hasta 2018. Dos de las grandes carteras en la autonomía más poblada de España. Y cada vez que subía a la capital era de las más activas tanto en los Consejos Interterritoriales de Sanidad como en los Consejos de Política Fiscal y Financiera (CPFF). Con una experiencia que ahora le servirá: fue consejera ya en un Gobierno de coalición con IU en la Junta.
Y, de repente, en uno de los movimientos más inesperados de la política española salió adelante en forma de moción de censura contra Mariano Rajoy. Sonó su teléfono y al otro lado hablaba Pedro Sánchez con una oferta irrechazable: el Ministerio de Hacienda. En poco tiempo se convirtió en una de las figuras clave del Gobierno y el presidente la introdujo en el círculo de poder y confianza. Hasta tal punto que fue la designada por el PSOE en algunos debates electorales televisivos.
“Le gusta la política, se nota que le gusta mucho, está atenta a todo”, dicen fuentes de su entorno. En su equipo destacan que es “muy humana”, a la par que muy “trabajadora y perfeccionista”. Todo debe estar comprobado, cada dato, cada papel revisado.
¿Y cómo afronta esta nueva etapa como portavoz? “Está ilusionada y con ganas”, contestan fuentes de su entorno. Y una cosa que aprecia y que ha tenido en cuenta el presidente es su buen trato con los medios, incluso la Asociación de Periodistas Parlamentarios le entregó el premio a la mejor relación con la prensa. Ella, señalan en su círculo, “respeta mucho” el trabajo de los periodistas y siempre contesta y ayuda cuando puede.
Una imagen habitual del pasillo del Congreso de los Diputados es la de Montero rodeada de informadores hablando off the record y resolviendo dudas. Su estilo, dicen los suyos, es “claro y didáctico”: “Le molesta esa gente que utiliza un lenguaje para hacer ver que sabe mucho”. Ella asume la competencia, añaden las fuentes, teniendo claro que lo importante es que “lo entienda la gente”.
Ese lenguaje directo también ha servido de munición precisamente a la derecha, algunos dirigentes de ese signo ya la llaman la ‘chiquiportavoz’ tras ser la ‘chiquiministra’, todo ello recuperando unas declaraciones suyas en las que en unas declaraciones a la prensa sobre las cuentas públicas decía: “Lo he dicho siempre, chiqui, son 1.200 millones, eso es poco, lo quitas o lo pone en una parte del presupuesto”.
Y esa dura oposición vendrá en parte también de su comunidad y de la Junta presidida por el popular Juanma Moreno. El PP está indignado con que Hacienda haya aplicado a esta autonomía precisamente la ley de de estabilidad presupuestaria y no pueda financiarse en los mercados al incumplir el déficit por culpa del anterior Gobierno socialista, en el que ella llevó las riendas económicas. Los suyos dicen que cuando se fue a Madrid el déficit estaba controlado.
Mientras en su partido ha sentado muy bien el nombramiento como portavoz. Así lo ven fuentes de la dirección del grupo parlamentario: “Un acierto. Tiene experiencia. Sabe desenvolverse y explicar de manera clara las decisiones y posturas del Gobierno y de su Ministerio. Gran gestora, capacidad técnica, pero además tiene visión política, argumenta y se defiende bien”.
El otro gran fuerte de su elección es su sintonía con Unidas Podemos. Está considerada dentro del ala izquierdista del PSOE. “Muy buena relación”, sostienen en su entorno sobre su postura con UP, con cuyos líderes fraguó el buen rollo durante la negociación de aquellos presupuestos fallidos. Eso es vital para el futuro Gobierno, ya que ella tendrá que salir a defender las propuestas todos los viernes y contestar sobre todos aspectos de los ministerios. El propio Pablo Iglesias agradeció los trabajos en la sombra de la sevillana durante la investidura para sacar la coalición junto a otros políticos como Ione Belarra, Pablo Echenique y Félix Bolaños.
Convencida feminista y defensora de los derechos de la mujer, ha relatado también en alguna ocasión los problemas para conciliar y ser una alta directiva. “Las mujeres de mi generación hemos tenido que combatir con nosotras mismas porque al ser, por nuestra propia trayectoria, personas perfeccionistas, teníamos sentimiento de culpa... y que levante la mano quien no ha sentido que no estaba llegando a todo”, confesaba en un acto. Como con los disfraces de los pequeños: “El resto de niños iban perfectamente homogéneos y mis hijas iban como podían y eso me hacía sentir fatal, me hacía sentir mala madre”.
Mucho trabajo por delante le queda a Montero como portavoz, pero siempre queda pendiente la duda de si por ella puede pasar también el futuro del PSOE andaluz, en pleno declive tras perder la Junta de Andalucía en las pasadas elecciones. En Ferraz la ven con muy bueno ojos para esa misión aunque ahora tendrá una enorme responsabilidad como para también asumir San Vicente, la calle a la que se aferra Susan Díaz. Pero Montero es mucha Montero.