Descifrando a Robles
Así es la ministra de Defensa: adorada ahora por la derecha, sanchista de primera hora y una “progresista de Estado”.
“Cuando el diablo no sabe qué hacer, el diablo mata moscas. Y créame que se lo digo con todo el respeto”. Así de contundente zanjaba su cara a cara la ministra de Defensa, Margarita Robles, con el diputado de la ultraderecha Carlos Hugo Fernández-Roca (Vox) en la sesión de control al Gobierno de este miércoles. Aplausos entre los suyos y los socios de la coalición de Unidas Podemos. La derecha, caras largas tras días de vítores.
Una respuesta que no gustó ya tanto a esa derecha que la ha querido encumbrar durante las últimas semanas para, según muchos socialistas, hacer daño precisamente al presidente del Gobierno y que ha lanzado bulos en redes sociales aupándola como una posible candidata a sustituir a Pedro Sánchez en un hipotético Gobierno de concentración sin los de Pablo Iglesias.
Robles (León, 1956) es una de las personas que más manda en este país durante el estado de alerta, al tener la condición de autoridad delegada (junto a sus compañeros Salvador Illa, Fernando Grande-Marlaska y José Luis Ábalos). De las pocas personas que ha entrado en el búnker desde el que se ha dirigido el país en La Moncloa. Y llevando las riendas del Ejército, que ha tenido un papel clave para controlar la situación y especialmente en la desinfección de las residencias.
El papel de Robles
La ministra, además, ha sido durante esta crisis la primera que reconoció errores públicamente, el bastión de Moncloa en los primeros encontronazos con Quim Torra y protagonista de unas imágenes que conectaron con muchos españoles al borde del llanto durante el cierre de la morgue del Palacio de Hielo en Madrid: “No les hemos podido salvar la vida, pero las Fuerzas Armadas no les han dejado solos ni un minuto”. Una frase que muchos ciudadanos recuerdan con un nudo en la garganta.
Una ministra en todos los focos, cuya presencia ha rebajado en los últimos días tras las loas de la derecha. Una dirigente sin carné del PSOE, que ha rechazado en público y en privado haber hecho el juego al otro espectro ideológico y estar en en alguna turbia operación. Como recuerdan algunos miembros del partidos, ella fue de las primeras pedristas de la historia y una de las diputadas que votó ‘no’ a Rajoy.
¿Y cómo lleva el estado de alarma? ¿Cómo es su trabajo? Fuentes del Ministerio de Defensa explican a El HuffPost que, “desde que se inició la Operación Balmis, una de las grandes prioridades de la ministra es estar al lado de todos los hombres de las Fuerzas Armadas y por eso está visitando el Mando de Operaciones, los Mandos componentes y las distintas Unidades que han intervenido directamente en apoyo logístico, desinfección y, especialmente, en el traslado de enfermos y fallecidos como consecuencia del Covid-19”.
“A ella le preocupa la situación de las personas más vulnerables, nuestros mayores y, como ha manifestado en múltiples ocasiones, el principal objetivo de este Ministerio es contribuir a salvar vidas, algo de lo que se siente especialmente orgullosa. Es importante haber podido aportar un pequeño grano de arena en esta lucha contra esta pandemia”, comentan desde su Departamento.
Su día a día, señalan las fuentes: “Hay un grupo de dirección encabezado por la ministra, el Jemad y el Mando de Operaciones que gestionan toda la Operación Balmis Además, la ministra, como una de las cuatro autoridades designada para la coordinación de esta crisis por el presidente desde el inicio, ha tenido reuniones diarias en Moncloa para abordar las distintas medidas que iba a adoptar el Ejecutivo, primero a través del Comité Técnico y ahora dentro del Comité Técnico para la desescalada”. Y una cosa destacan especialmente en Defensa: “Esta crisis sanitaria ha puesto de relieve la vinculación de las Fuerzas Armadas con la sociedad en momentos difíciles, demostrando su capacidad de planificación, preparación y despliegue por todo el territorio español”.
Un colaborador explica sus impresiones tras pasar horas y horas trabajando durante esta pandemia a su lado: ”Una mujer culta, trabajadora y muy preparada. Es un placer ‘discutir’ con ella. Es muy respetuosa con la opinión de los demás, le gusta escuchar, llegar a consensos. Eso sí, ella es quien toma la última decisión, como no puede ser de otro modo, porque siempre asume las consecuencias. También es muy generosa con la gente que tiene alrededor, con su núcleo de confianza”. Eso sí, entre risas, confiesa que es “duro” trabajar a su lado: “Es una persona muy exigente”.
Esos adjetivos de “dura” y “exigente” se repiten entre sus allegados, compañeros en el Congreso durante esta etapa y profesionales de la Justicia consultados. Un juez que la conoce desde hace muchos años y con el que mantiene habitualmente conversaciones la retrata así: “Muy trabajadora, persistente, inteligente, tenaz. Pero también te digo: es mejor no tenerla de enemiga”.
El mundo de las togas es muy complicado. Ella mismo lo sabe, que fue la primera mujer en España que logró presidir una Audiencia Provincial (la de Barcelona en 1991 con tan solo 34 años). Ella pertenece a la 27 promoción de jueces y fiscales, con ilustres compañeros como Manuela Carmena y Baltasar Garzón. Precisamente con este último no hubo complicidad, sino que han protagonizado durante años una rocosa enemistad que saltó hasta los periódicos.
Todo se enturbió entre ellos dos durante esa España de los 90 de Felipe González y en su primer salto a la política. Robles estuvo en el núcleo duro del Ministerio del Interior con Juan Antonio Belloch y María Teresa Fernández de la Vega. Una época en la que impulsó la investigación del secuestro y asesinato de Lasa y Zabala, retiró los fondos de la guerra sucia del GAL que cobraban Arnedo y Domínguez y tuvo como gran empeño la captual del exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán.
Pero tras aquella dura etapa volvería al mundo judicial… hasta que la política la volvió a tentar en 2016. Sánchez le ofrecía ser su ‘número dos’ para las elecciones generales, y ella decidió volver al otro mundillo. En una situación nada fácil para el PSOE, siendo una repetición electoral y con Unidas Podemos acariciando el sorpasso. Pero creyó que era el momento de ir en unas listas sin carné, nunca ha sido del partido.
Robles es desde entonces uno de los rostros del ‘sanchismo’ o ‘pedrismo’. Fue uno de los quince diputados que votó ‘no’ a Rajoy frente a la decisión de la gestora de abstenerse en la investidura. “Nos organizó a todos en un equipo”, cuenta otra de las personas de aquel grupo de parlamentarios que apenas se conocían entonces. “Ella es muy de izquierdas y progresista, pero con un perfil de Estado. No votaría ni al PP ni a Cs”, comenta al hilo de esa imagen ahora idealizada por la derecha, y recuerda que en ese momento tan difícil algunos de los más sanchistas como Adriana Lastra y José Luis Ábalos, en cambio, se abstuvieron.
Eso sí, a Robles no le gustan las cosas del partido. “Ni sabe ni quiere saber. Cuando iba a la Ejecutiva como portavoz no se le veía muy cómoda”, cuenta una persona con asiento en la dirección del partido. No obstante, en algunos sectores del PSOE no opinan lo mismo y piensan que siempre está “por detrás” azuzando.
Una de las personas que luchó junto a ella en aquella batalla también explica que es una persona “solitaria, no tiene grandes confianzas con nadie, muy autónoma, muy independiente. Lo de ir en grupo a comer con los diputados no lo hacía nunca”, describe. Y añade respecto a la polémica sobre su relación con la derecha: “Es una jugada de los otros partidos para fastidiar. No tiene ninguna ambición. A lo mejor le hubiera gustado Interior después de la moción, pero ahora está encantada en Defensa”.
“Es una mujer de Estado, no la veo haciéndole una jugarreta a Pedro”, añade un miembro de la Ejecutiva del PSOE, que confiesa que Robles en la intimidad dice que “a Pedro le debe toda su lealtad, siempre habla muy bien de él”. “En ningún caso creo que el presidente haya podido ver en ella una amenaza. Es irreal, es imposible que pueda llegar a eso, el partido no la apoyaría, no la apoyaría nadie. ¿Qué va a hacer? ¿Ir por libre sola? Ni el grupo parlamentario ni la Ejecutiva apoyarían eso. Ahora no hay ni ‘rubalcabas’ ni ‘susanas’ que te puedan apoyar. En realidad, le han hecho una faena a ella”, añade.
Otro miembro de la Ejecutiva hace esta reflexión: “La derecha necesita a alguien para señalar. ¿Veis como esta sí? Y es fácil porque es la ministra de Defensa, una mujer de orden, magistrada, acostumbrada a mandar… Además, muy metida en el lenguaje y las maneras del Ejército, no le duelen las prendas con cosas como el honor, la bandera… ¡Pero vamos! ¡El otro día en la sesión de control dándole a Vox!”. Para añadir: “Tiene personalidad propia. Va siempre un poco por libre, pero tiene las cosas muy claras. Es una paradoja que la tomen ahora como referente cuando es una pedrista de primera hora”.
Robles, ante la operación más difícil de su vida con un Ejército luchando contra un virus desconocido. Días en los que sueña con volver a esa nueva normalidad paseando a su perra Luna y anhelando como el resto de españoles ese verano que no llega.