Manuela Carmena: "No quise molestar a Podemos, simplemente abrir la política"
Entrevista a la alcaldesa de Madrid y candidata a la reelección: "La ideología de Vox me recuerda desgraciadamente a la que viví en el franquismo".
Los ventanales del torreón del Ayuntamiento de Madrid son casi lienzos de Antonio López. Uno se pierde mirando el edificio Metrópolis, el Banco de España o la Casa de América. Debajo, los coches zigzaguean ante la atenta mirada de la diosa Cibeles. Y Manuela Carmena entra en la sala observando el azul del cielo que domina Madrid esta mañana de mayo. Invita a mirarlo.
Antes de sentarse y comenzar a responder, pide atención para un detalle: el pequeño jardín que han plantado en la terraza gris. Han crecido las lavandas. Es la primera entrevista de campaña que concede. El próximo jueves por la noche arranca la batalla municipal y el 26 de mayo los madrileños decidirán en las urnas si sigue como alcaldesa. Es la favorita, pero en las encuestas a la derecha le sale la suma ‘a la andaluza’
Carmena (Madrid, 1944) vuelve a la carrera electoral bajo la marca de Más Madrid, la plataforma que ha creado alejándose de Podemos. Da por superadas las estructuras clásicas de los partidos y confiesa que nunca ha querido hacerle daño a los morados. Pero es su forma de pensar en política. Dice la regidora estos días que “admira” a Pablo Iglesias: “Un hombre honesto”.
Mientras, la Junta Electoral le ha complicado la campaña: entiende que es una nueva formación y no le dejará participar en los debates en medios públicos, además de tener menos banderolas en las calles. Ella llegó en 2015 creyendo que estaría una legislatura, pero comenta que la han convencido, que se le han hecho cortos los cuatros años y que quiere terminar algunas de las cosas que ha empezado.
¿Por qué se presenta otra vez?
Porque me han convencido. Cuando decidí hace cuatro años asumir la candidatura, siempre pensaba que era para un periodo por mi situación biológica, por mi carrera profesional. Pienso que soy un puente entre una generación y otra. Pero, es verdad, me ha sorprendido que es una legislatura muy corta. Hay muchos proyectos que acabar, me siento obligada a terminar muchas cosas y es necesario que queden definitivamente configuradas.
Es la gran favorita en las encuestas para el 26-M. Pero si extrapolamos los resultados de las elecciones generales, habría una mayoría de derechas en la ciudad de Madrid. ¿Está en peligro el consistorio para la izquierda?
Me parece que las etiquetas de derechas e izquierdas no son muy claras en la tarea municipal. Es muy particular, la primera línea de atención. Los ciudadanos no ven tanto cuál es el contenido ideológico de los candidatos, sino lo que se ha hecho o cómo ha funcionado. Me ha resultado muy interesante cuando analizas, por ejemplo, lo que sucede en Soria, donde el alcalde socialista lleva dos o tres legislaturas. Luego, sin embargo, cuando se hacen las generales no se obtienen o no se obtenían, no he visto ahora los últimos datos, esos resultados. Siempre hay una discrepancia entre lo municipal y lo general.
Hablando de pactos. ¿Está dispuesta a gobernar después del 26-M en coalición con el PSOE en el Ayuntamiento?
Hemos tenido una experiencia muy interesante: un bloque de progreso, en el que ha estado el PSOE y que apoyó nuestra legislatura. Me parece que es interesante que el bloque de progreso continúe. Esa idea de que la base de la ciudad tiene que ser la participación, la solidaridad y la creatividad anida en una visión de progreso. Me parecería bien que siguiéramos en esa línea. ¿Que ensayáramos nuevas fórmulas? Sí, ¿por qué no? También sería interesante.
Y sobre esas nuevas fórmulas. Estamos en plena resaca electoral del 28-A. ¿Debería haber un Gobierno de coalición en España entre el PSOE y Unidas Podemos?
He tenido una vocación muy grande de distinguir la política municipal de la general. No me gusta ser elemento activo ni de comentario ni de intervención en la política general. El resultado de las elecciones, para mí, fue muy ilusionante, es muy bueno que haya de nuevo un Gobierno de progreso en este país que nos va a ayudar a que podamos conseguir que también en los gobiernos autonómicos y municipales haya esta visión de progreso. Pero ahí me quedo.
Estas elecciones están marcadas por la llegada de Vox, con su candidato al Ayuntamiento, Javier Ortega Smith. ¿Qué le parece esta formación? ¿Los califica de ultra derecha? ¿Debería ilegalizarse este partido?
Es un partido que su ideología me recuerda desgraciadamente a la que viví en el franquismo. Me parece que están apoyando o intentado blanquear el franquismo, las estructuras en las que se movió la dictadura. Es inaceptable. Me parece que en la medida en que todo esto son expresiones que parten de las pinceladas que están dando respecto a sus estructuras ideológicas, no debe permitir ni muchísimo menos pensar en ilegalizaciones. Hoy por hoy, es un grupo que creo que sí hay que calificar de extrema derecha. Pero tenemos que ver cuál es su planteamiento y combatirlos con una fuerza que nos da tener este país con una democracia tan conseguida, intensa y querida. No hay que tener miedo a que haya una alternativa de extrema derecha, hay que combatirla en el sentido ideológico, puesto que significa, diría en algunos aspectos, un cuestionamiento de la estructura democrática que tenemos, pero desde el marco de la libertad y la democracia.
Se presenta con la plataforma Más Madrid, deja atrás Ahora Madrid. No sentó nada bien en Podemos. ¿Ha sido Carmena desleal con Podemos?
Creo que probablemente me he equivocado o he sido ingenua: nunca pensé que una plataforma no pudiera interesar a los nuevos partidos de la izquierda. Me parece que vivimos en un momento en el que está claro que hay una crisis del modelo clásico del partido. Y me parece que lo más interesante era plantear precisamente que había que superar eso. En 2015 se había formado una plataforma, pues pensaba que había que formar otra. De verdad, nunca pensé que se pudiera molestar a partidos políticos que yo veía como renovadores de la izquierda. Probablemente ahí fui ingenua. No quise molestar a nadie, simplemente abrir más la manera que tengo de entender la política
¿Cómo es su relación con Pablo Iglesias?
Tampoco es muy diferente a la que teníamos antes. Es una persona a la que admiro, me parece un político honesto, que está recogiendo muy bien el sentimiento de las reivindicaciones para la igualdad, ha hecho muy buena campaña, lo he felicitado. Hasta ahí.
¿No cree que la división de la izquierda en Madrid beneficia a la derecha?
No lo sé. Es inevitable en la medida, por lo que sea, de que ha habido una serie de partidos políticos que quizás no han entendido esa idea que yo ofrecí, la de hacer una gran plataforma en la que pudieran estar todas las sensibilidades. No lo sé, el tiempo nos dirá cuál es el resultado. Siempre pensé que hay veces que hay que abdicar de matices e ir a los presupuestos más generales. Cuando antes me refería a lo importante que son para mí los gobiernos progresistas, que se basan en la solidaridad, participación y creatividad, pues a lo mejor hay que dejar para otro momento los matices. Si hay otros sectores de la izquierda que creen que son más importantes los matices, pues no sé, ya veremos.
¿Cómo se define ideológicamente?
Siempre he dicho, desde hace muchísimo tiempo, que una persona para la que la desigualdad es inaceptable se identifica con lo que hoy podríamos llamar la izquierda. No hay nada más doloroso que la situación económica de una persona sea diferente a la de otra por haber nacido en un barrio distinto, con una familia distinta o por un país distinto. El verdadero contenido de la izquierda es la exigencia de la igualdad de oportunidades y de desarrollo para todas las personas. Por ahí va la izquierda hoy en día.
Ha vivido una oposición muy dura, empezando por el PP y José Luis Martínez Almeida, uno de los representantes de esa nueva derecha desacomplejada del señor Pablo Casado. ¿Cómo los ve de cara a estas elecciones?
No quiero entrar mucho en las cuestiones de política general. Me da la impresión de que el PP está viviendo una enorme crisis, que no me extraña. Creo que se generan estos problemas si los partidos clásicos no son capaces de entender que la estructura tiene que ser más abierta.
Es tiempo de hacer balance también, ¿de qué se siente más orgullosa? ¿Y el mayor error?
Es el momento de rendir cuentas también, quizás no lo tengamos muy bien establecido en los debates electorales. En líneas generales, hemos conseguido mejorar sensiblemente la ciudad de Madrid. Uno de los retos con los que llegó Ahora Madrid era la necesidad de mejorar algunos aspectos de la política municipal importantes, como la lucha contra la corrupción, que ahora parece que se ha olvidado. En aquel momento la persona que dirigía la oposición había sido la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, una autonomía trufada de casos de corrupción y que todavía ahora siguen delimitándose y exigiéndose responsabilidades. Me parece sorprendente que en el 2 de Mayo hubiera huecos de expresidentes que tienen que ver mucho con las responsabilidades de la corrupción. Una de las cosas importantísimas planteadas desde la transformación de la ciudad es haber hecho un Gobierno limpio, transparente, honesto y eficaz.
Me gusta enmarcar lo que se ha hecho en Madrid en tres grandes líneas: la solidaridad, la participación y la creatividad. Para que una ciudada brille y asuma su identidad es necesaria la solidaridad, no puede haber ciudades con dos niveles de renta graves como sucede todavía, hay que luchar por la igualdad entre unos barrios y otros. Es muy satisfactorio haber creado muchas escuelas infantiles y absolutamente gratuitas. También el interés en el deporte, se bajaron las cuotas y la gran cantidad de centros que se han mejorado. Hemos conseguido también mejorar la limpieza, está muchísimo más limpio.
Pero la limpieza sigue siendo la principal preocupación de los madrileños, según la Encuesta de Calidad de Vida y Satisfacción con los Servicios Públicos que se acaba de publicar.
Sí, sí. Me parece muy interesante la encuesta, porque la preocupación se va delineando hacia dónde es, como las cacas de los perros. La mayor parte de ciudadanos ya no habla tanto de que no se recoja la basura o no se limpie. Y está detrás, y sale claro en los debates, que los ciudadanos no somos lo suficientemente responsables porque no cumplimos esa labor de solidaridad de la ciudad, ser cívicos. Me sigue sorprendiendo, por ejemplo, que en un acto un periodista de un periódico importante delante de mí tiró la colilla al suelo. ‘Pero, bueno, ¿qué haces?’ No somos conscientes de lo que significa utilizar la ciudad como si fuera un estercolero o un lugar donde se puede depositar la basura.
Y otro reto: la participación. Hay que gobernar horizontalmente. Ha sido un aspecto muy novedoso, hace cuatro años no se hablaba de los presupuestos participativos. Además, hemos creado el Observatorio Ciudadano. Y la creatividad, que está en la cultura y en la investigación tecnológica. Está en la esencia de la libertad, Madrid tiene que ser una ciudad enormemente libre.
¿Y el mayor error?
La dificultad de conseguir más agilidad en la técnica administrativa. Desde fuera se ve como burocracia, pero desde su propia estructura tiene la finalidad de garantizar los procesos. Muchas veces los dificulta. Estamos preparados para que en estos cuatro años tengamos una estructura mucho más ágil en la administración del Ayuntamiento.
Estamos en plena plaza de Cibeles, uno de los grandes problemas es el alquiler. Es muy difícil para los jóvenes vivir en los barrios del centro con fenómenos como Airbnb y la gentrificación. Hay alquileres desorbitados, de hasta 1.500 euros por 40 metros cuadrados en el centro. ¿Qué va a hacer?
Hemos hecho una política encaminada a impedir que continúe la turistificación en el centro. Los pisos tienen que alquilarse para residentes, no pueden ser únicamente utilizados como estructuras de hoteles irregulares. Hemos dado unas disposiciones muy claras y reforzado la inspección para intentar parar los pisos turísticos y toda esta actividad que creemos que no es buena. De todas maneras, es muy interesante profundizar cuál es de verdad la demanda de vivienda y cómo puede el Ayuntamiento colaborar. Hicimos una gran encuesta para saber la situación, y una manera muy importante para poder parar una subida de los precios es que haya una mayor oferta con pisos de alquiler pero limitado.
Precisamente una de las grandes promesas de Ahora Madrid fue la construcción de unas 4.000 viviendas públicas. ¿Se ha conseguido ejecutar?
En este momento, estamos construyendo tres mil setecientas y pico, se están acabando periódicamente. Hubiera sido estupendo poder decir que llegamos a mayo del 2019 y están construidas las 4.000. No. Se están construyendo. La última adjudicación fue de 286 viviendas. Es interesante saber que junto a la promoción de vivienda del Ayuntamiento en Madrid hay también como 9.000 viviendas construyéndose de iniciativa privada.
Si gana las elecciones y forma gobierno, ¿cuál va a ser la primera medida?
Como estamos en funcionamiento todos los días, estamos constantemente haciendo nuevas medidas. Yo diría que es continuar todo lo que tenemos, como estamos haciendo con Torres Arias. Ahora mismo también el Palacio de Sueca, con el proyecto de pequeñas viviendas para jóvenes, muy relacionado con gente con actividades creativas. Queremos que haya lugares de ensayo para música y teatro, servicios comunes, escuelas infantiles…
Llegó como una revolución de fuera de la política. Personalmente, ¿qué es lo que más le ha impresionado para bien de la política? ¿Y qué le ha dado incluso vergüenza?
Sigo pensando que es una pena que en la política se cree una estructura absolutamente artificial de agresividad. Se concibe como unas de las actividades más agresivas y que genera más encono, diría que hasta odio en los ciudadanos. Eso es absurdo porque tiene que ser una actividad como tantas otras, en la que no se puede utilizar el insulto y la descalificación con los que no piensan lo mismo. Todo lo contrario, hay que escuchar a los que piensan diferente y hacer un análisis de los problemas sociales de una ciudad. Sigo cuestionándome cómo es posible que a estas alturas no seamos capaces de darnos cuenta que no puede llevarse a cabo como una actividad teatral que rompe las estructuras de lo que une a los ciudadanos, la empatía, la capacidad de comunicación… La política ahora está pensada para enfrentarse, no para sumar esfuerzos y alternativas positivas.
¿Y para bien?
El conocer directamente la enorme vitalidad de la ciudad de Madrid. Tiene un impulso extraordinario, lleno de vitalidad. Una de las ciudades más dinámicas del mundo.
Su compromiso dice es de cuatro años con el Ayuntamiento. ¿Pero tiene algún favorito para la sucesión después?
No, son los equipos los que tienen que generar a las personas que continúen con la actividad política.
Otro de los grandes problemas de la ciudad es la contaminación, ¿estamos enfermando los ciudadanos de Madrid?
Hemos puesto encima de la mesa las grandes decisiones para evitar la contaminación. Es muy interesante ver cómo está disminuyendo en la medida en la que el tráfico rodado baja. Es uno de los elementos más graves.
Por cierto, ¿echa de menos los atascos a las tres de la mañana como Isabel Díaz Ayuso?
Es una tontería. A veces hay cosas que se dicen que son inexplicables.
La oposición ha sido muy dura con Madrid Central, pero usted está muy orgullosa…
Sí, es muy importante. Todas las grandes ciudades del mundo se ven con la obligación de preservar el centro, de ir rompiendo las estructuras de contaminación. Había que limpiar el centro. Y además tiene todas las condiciones para ser un lugar para andar y pasear. Lo hemos demostrado, además teniendo una actitud prudente y audaz. Estas medidas hay que hacerlas, nos tenemos que convencer: no se puede utilizar sistemáticamente el coche. Es negativo para la salud, no solamente por el dióxido de nitrógeno, sino porque es necesario caminar. Te lo recomiendan los médicos, caminar por la ciudad también es una manera de apropiársela y de tener una mayor vinculación con las personas. Y está dando resultados.
Uno de los mayores problemas de Madrid era la enorme deuda acumulada durante los gobiernos del PP. Han conseguido reducirla a la mitad. ¿Cree que han demostrado que con otro modelo diferente se podía disminuir? ¿Y cómo lo han hecho? Se ha criticado la falta de inversiones…
Hemos reducido la deuda, eso es importante. Me acuerdo cuando llegamos al Ayuntamiento que había personas que con buena voluntad nos decían que no íbamos a poder hacer nada porque estaba absolutamente endeudado. Hemos demostrado que se puede hacer, se puede invertir y además tener un Gobierno que sea razonable y con el objetivo de librarnos de una deuda. Hay una cosa muy importante también: cuidar y reparar la cantidad de destrozos que nos encontramos. Me sorprendió al llegar encontrarme tantos edificios municipales vandalizados y destrozados. Hay que cuidar lo que hay. Parte de la inversión ha ido a arreglar los colegios, los parques, edificios que se estaban cayendo. Tenemos desde el Palacio de Sueca hasta El Capricho o la Quinta de los Molinos. Esa visión de cuidar lo público. Y, de verdad, nos encontramos un Madrid tan abandonado y descuidado que ha sido muy importante levantarlo, ponerlo en marcha y que empiece a rendir lo que debe.
Cuando llegó, la derecha decía que era el fin del mundo casi. ¿Cree que ha demostrado que no?
Por supuesto. En aquel momento hasta Esperanza Aguirre convocó una manifestación para evitar que pudiéramos acceder al Gobierno municipal. Hemos demostrado que era un Gobierno de personas profundamente demócratas y honestas, convencidos de que si hay algo que acaba con la política, es la corrupción. Nuestra señas de identidad han sido la transparencia, la limpieza, la eficacia, querer mucho a Madrid y ser profundamente demócratas.
¿Piensa exportar a Más Madrid a nivel nacional? ¿Se presentaría a presidenta del Gobierno?
Por supuesto que no. Son estructuras puramente de plataformas municipales, que demuestran cómo el mundo local está funcionando.