Mantengo una relación poliamorosa con mi novio y su novia
Durante los últimos dos años, he sido el tercer miembro de una polícula. Para los no iniciados, puede sonar como si fuera alguna clase de superheroína de poca monta, y dado que el antifaz que te imaginas me acentúa los pómulos, no me parece mal.
Una polícula es simplemente un nombre bonito para describir una red de personas conectadas a través de sus parejas en una relación poliamorosa. En mi caso, mi novio tiene novia. Su novia no es mi novia, pero nos llevamos muy bien.
Cuando empecé a salir con mi novio, yo acababa de cortar con mi pareja. Lo conocí por Internet, por donde me escribió un mensaje que decía: "Hola, espero que estés bien. Veo que eres dramaturga. ¿Qué clase de obras escribes?".
Su perfil iba directo al grano. Estaba en una relación poliamorosa con su novia, con la que llevaba ocho años saliendo y con la que vivía. Eso era algo que Becca Relaciones Serias habría considerado inaceptable. Sin embargo, otro tío me acababa de romper el corazón y Becca Corazón Roto pensó: "Bah, si ni siquiera pasaremos tanto tiempo juntos como para que me llegue a importar". Ese hombre de ojos azules, abierto y poliamoroso con quien no había futuro posible pareció ser justamente el tónico que necesitaba para calmar mi exhausta alma.
Me la acabé jugando a mí misma: Rob y yo conectamos de verdad y decidimos darle una oportunidad a la relación. Me di cuenta enseguida de que para Rob ―y para cualquier persona poliamorosa que se precie―, la sinceridad y la comunicación son fundamentales. Por eso era importante para Rob que conociera tan pronto a su novia. Llevábamos una semana saliendo cuando nos invitó a ambas a cenar para que nos conociéramos.
Preveía una situación incómoda como ninguna otra en mi vida..., pero no fue así.
Seguía diciéndome a mí misma que en el primer momento en el que empezara a resultarme extraño o a sentarme mal, lo dejaría. Es una mentalidad que todavía mantengo, pero aún estoy esperando a que la situación me supere. Y parece que habrá que seguir esperando. Hasta que no suceda eso, voy a llevar una vida no monógama y, para ser sincera, es muy distinta de lo que esperaba.
Me gusta describir mi estilo de vida no monógamo como un paraguas, un paraguas que abarca a toda clase de personas que participan en cualquier relación no monógama: parejas liberales, personas poliamorosas, matrimonios abiertos, relaciones abiertas, etc.
Cada persona que vive y disfruta siendo no monógama se define a sí misma y a su relación de forma diferente. Así funciona la mía. Yo no me considero poliamorosa, pero mantengo una relación con un hombre que sí se considera tal. Cuando paso la noche en su casa, duermo en su misma cama con él y con su otra novia. Él duerme en el medio, en el paraíso. Todo el mundo piensa que los tríos chica-chico-chica son increíbles. De vez en cuando practicamos sexo todos juntos, pero en nuestro caso es más frecuente que practiquemos sexo por separado, aunque estemos al lado en la misma cama.
Todos tenemos permiso para salir con quien nos apetezca. Si vamos a practicar sexo con alguien con quien no tenemos una relación, el condón es obligatorio. Si tenemos en mente iniciar una relación, introducimos a esa persona en nuestra dinámica con relativa rapidez. Así nos resulta más sencillo a nosotros.
En estos momentos, Rob es el único miembro de nuestra polícula que sale con dos personas. Su otra novia tenía una novia cuando llegué yo, pero rompieron. Yo no salgo con una segunda o tercera persona porque soy suficientemente introvertida como para que me baste con una relación.
Hace poco, cuando Rob sufrió un susto que lo llevó al hospital (ya está bien), sus dos novias estábamos ahí a su lado, algo que pareció desconcertar al personal del hospital. Rob se desenvolvió con soltura. Después de que le preguntaran cuál era su verdadera novia más o menos por trigésima vez, simplemente dijo: "Estoy con las dos. ¿Podemos hablar ahora de por qué estoy en esta cama?".
A mí todo esto me parece bastante claro y abierto. Es el tipo de relación que mejor me funciona y estoy dispuesta a hablar de este tema con quien esté dispuesto a escuchar. No obstante, cuando vives tu vida a tope de un modo que se aleja de las convenciones, algunas personas lo aceptarán y otras, no. Lo que más me sorprendió al tomar esta decisión fue el gran rechazo que sufrí por parte de mi familia y mis amigos.
Casi de forma generalizada, la gente de mi vida consideraba que estaba saliendo con Rob porque me estaba conformando o porque no me daba cuenta de mi propia valía. Para esas personas, ser una persona que se quiere y se respeta a sí misma también implica ser una persona que exige un amor monógamo. Yo no lo veo así. De hecho, creo que es el amor y el respeto que siento por mí misma lo que influyó en mi decisión de empezar una relación con un hombre poliamoroso.
Antes de conocer a Rob, conocí a una ristra de hombres que, en el mejor de los casos, no estaban interesados en mí y, en el peor, eran abusivos. En ninguna de esas relaciones previas hubo nadie que interviniera y me dijera cómo debía ser el amor. Y, de repente, con Rob, un hombre que me trata con amabilidad, atención y adoración, la gente empezó a opinar, y no de forma positiva.
Ser una persona poliamorosa no te convierte en indigna del amor. Ser una persona poliamorosa no significa ser una guarra. Ser una persona poliamorosa no significa que no puedas comprometerte. Ninguno de estos estereotipos es cierto. Si te han tratado como si cualquier cosa de las anteriores fuera cierta en una relación de poliamor, significa que has tenido una mala experiencia con una mala persona que ha tratado de encubrir su mal comportamiento afirmando que formaba parte de lo que es ser poliamoroso. Pero no es así.
Ser poliamoroso en realidad significa que no crees haber nacido con una capacidad limitada de amor que entregar, sino que el amor que puedes dar y recibir es infinito.
Mis comienzos con Rob fueron claramente un tornado. Nos lo empezamos a tomar en serio muy pronto y nunca dudamos. Mi relación con su novia no evolucionó tan rápido. Ambas nos mostramos recelosas y nerviosas al principio, pero, más de dos años después, la considero una de mis mejores amigas.
Además, tengo que añadir que cuando quiero hablar de mi novio, me siento tremendamente afortunada por tener a otra mujer con la que hablar Y QUE ME COMPRENDA PERFECTAMENTE, ¡Y A ÉL! Aún vivo en mi propio piso, pero suelo pasar tres noches a la semana en su casa y ella ha movido cielo y tierra para hacerme sentir como en casa.
Algo que nadie menciona a la hora de hablar del poliamor es que, aunque los celos son algo real que experimenta la gente, también es posible no experimentarlos, y no pasa absolutamente nada. Ajustarme a una relación en la que mi novio también era novio de otra persona presentaba un montón de retos interesantes, pero, para mí, los celos nunca han sido uno de ellos.
Creo que un motivo importante por el que los celos nunca asoman su desagradable cara es que Rob me ha animado a acudir a él cuando tengo emociones complicadas. Si me siento asustada, dolida o rechazada, ya no alimento esos sufrimientos personales, los comparto con Rob de inmediato y abordamos el asunto juntos y de frente.
Rob también es increíblemente consciente del tiempo que necesitan todas las mujeres de su vida. Cuando empezamos a salir juntos, no me gustaba el calendario compartido en el que me insistía que programáramos nuestras citas (porque odio planificar las cosas), pero terminé dándome cuenta de que tenía ese calendario para asegurarse de un modo muy práctico de que todas recibiéramos lo que necesitábamos.
Yo nunca planeé formar parte de una relación de poliamor, pero ahí estoy, y cada vez la percibo más como mi familia. Cuando Rob y su otra novia tuvieron a su primer bebé el año pasado, me esperaba que surgieran un montón de complicaciones. Así fue.
Sostener a su bebé al principio me resultó extraño, y aún más cuando su presencia implicaba que yo durmiera en el sofá del salón para no pasar toda la noche en vela. Me sentía un poco como una intrusa, muchas veces. Pero también me sentía como un miembro de la familia.
Durante este año, ese sentimiento se ha intensificado. Aún es demasiado pequeña para que me llame por algún nombre especial, pero me reconoce como parte de su familia, alguien a quien puede acudir para pedir mimos, a quien se puede arrimar dulcemente cuando está cansada o cuando necesita consuelo.
Me preocupa que algún día tenga que explicarle quién soy y por qué su familia es distinta de las demás. Pero, ¿acaso no tienen un millón de preocupaciones las personas que tienen hijos? Y, además, lo que hace que su familia sea diferente es un exceso (y no una carencia) de amor.
Sí, ya lo sé. Cualquier cosa que estés pensando probablemente también la he pensado yo antes. No todo es perfecto. Me preocupa el futuro, pero no dudo de Rob. Sé que pase lo que pase, me va a querer y a apoyar. Sí, mi vida es rara, pero mi relación es mi relación. Jamás esperaría que otra persona tuviera una relación justo igual que la mía; sería de locos.
Lo que sí espero es ser tratada con respeto. Mi familia es un poco distinta. Hay más adultos. Estamos continuamente quejándonos por cosas como "el problema de las mesillas de noche". Las mesillas de noche son un problema, dado que hay dos lados en la cama y más de dos personas sobre ella, pero no cambiaría ninguno de estos problemas por los infortunios que sufrí en mis relaciones previas.
Si Rob y yo alguna vez separáramos nuestros caminos, no sé si yo buscaría activamente a otro hombre poliamoroso. No estoy con Rob porque sea poliamoroso, estoy con él porque es Rob y porque el tipo de amor que me ha demostrado me ha hecho lo suficientemente valiente para emprender un estilo de vida que, vale, viene con tríos incluidos en ocasiones especiales, pero, en última instancia, nuestra relación consiste en lo mismo que cualquier otra relación: amor.
Este post fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.