Maduro entona el 'mea culpa' y se ofrece a liberar presos por la "reconciliación" de Venezuela
Ha reconocido que "no se han hecho las cosas bien" y promete una "rectificación profunda".
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha reconocido este jueves, durante su toma de posesión para un segundo mandato, que "no se han hecho las cosas bien" y ha prometido una "rectificación profunda" para aliviar la grave crisis que sufre el país.
"No estamos haciendo las cosas bien", ha dicho Maduro, en una de las pocas declaraciones en las que ha reconocido la responsabilidad del Gobierno por la situación actual. "Hace falta una rectificación profunda, un reaprendizaje profundo. Hay que hacer las cosas de nuevo y mejor (...) Tenemos que cambiar este país", ha afirmado.
Ha hecho estas declaraciones ante la polémica Asamblea Constituyente (institución rechazada por la oposición y casi toda la comunidad internacional) para jurar como "presidente reelecto" a la espera de que el 10 de enero de 2019 pueda iniciar formalmente su segundo mandato para otros cinco años.
El líder venezolano se encuentra ante una nueva encrucijada debido al ostracismo internacional y a la crisis económica, una presión que la oposición pretende aumentar para propiciar el "cambio político" que se les ha resistido desde la muerte de Hugo Chávez en 2013.
Libertad para los presos y un acuerdo económico
Para superar la crisis se ha fijado seis líneas de actuación, entre las que ha concedido prioridad a "la pacificación de Venezuela". Para ello, ha ratificado su oferta de reanudar el diálogo y, aparentemente, ha cedido a una de las demandas planteadas por la oposición: liberar a los presos políticos.
"Hay un conjunto de personas detenidas por violencia política. Quiero que salgan en libertad y se dé la oportunidad para un proceso de reconciliación nacional con aquellos que no hayan cometido graves crímenes", ha anunciado Maduro, según informa la agencia de noticias oficial AVN.
De acuerdo con Foro Penal, una ONG local, existen 373 presos políticos en Venezuela, entre ellos decenas de militares y líderes opositores como Leopoldo López, encarcelado desde 2014 por una condena de 14 años de prisión por las protestas antigubernamentales que se saldaron con 43 muertos.
Como segunda línea de acción ha señalado lograr "un acuerdo productivo para estabilizar la economía y para la recuperación creciente y sostenible del crecimiento económico, en función de la producción de riqueza y la satisfacción de las necesidades del pueblo".
Oídos sordos a las acusaciones de fraude electoral
Maduro y sus aliados han dado continuidad al proceso electoral que culminó el domingo y que tanto la oposición como gran parte de la comunidad internacional, incluidos la mayoría de sus vecinos regionales, consideran fraudulento y, por tanto, desconocen
De acuerdo con el Consejo Nacional Electoral (CNE), Maduro ganó un segundo mandato con 6.224.040 votos, frente a los 1.917.036 votos conseguidos por el disidente 'chavista' Henri Falcón, su principal rival. La abstención se situó en torno al 54%.
La Mesa de Unidad Democrática (MUD), principal fuerza opositora del país, no presentó candidato y llamó a la abstención, por lo que ha interpretado la baja participación como una victoria. Falcón, integrado en la MUD, desobedeció las directrices de la coalición opositora y optó por competir.
La MUD ha rechazado los comicios y sus resultados y el propio Falcón ha anunciado que impugnará los resultados oficiales. Desde la comunidad internacional, Estados Unidos ya ha impuesto nuevas sanciones a la cúpula venezolana y los demás países han amenazado con seguir sus pasos.
Maduro ha apelado a la defensa de Venezuela frente a los ataques del "imperialismo" y ha criticado las últimas sanciones dictadas por el Gobierno de Donald Trump, advirtiendo de que provocarán "graves dificultades" a los venezolanos, aunque ha confiado en que "serán derrotadas más temprano que tarde".