Madrid, capital polarizada
Centenares de vehículos y ciudadanos acuden a la llamada de la ultraderecha ataviados con banderas de España.
Madrid está cerrada. Madrid es una capital polarizada dentro de España. Puede que por eso el claxon de los centenares de vehículos y otros tantos ciudadanos que han inundado el centro de la ciudad este lunes 12 de octubre haya resonado con más fuerza y rabia contenida. Vox convocó una protesta contra el “Gobierno criminal” del socialista Pedro Sánchez el día de todos los españoles y algunos han usado la enseña nacional para arrojarla a quien no piensa como ellos.
Desde las 10.30 horas, un mar de banderas rojigualda ha desbordado las principales arterias de Madrid: la plaza de Colón, la calle de Alcalá y uno de los laterales del paseo de Recoletos, por el que han circulado coches orgullosos, muchos de ellos echando humo negro. “Pi, pi”. La ultraderecha ha vuelto a quemar el asfalto.
“No estoy aquí por la manifestación de Vox. Estoy por la manifestación de España”, cuenta uno de los asistentes en un Chrysler negro acompañado de su mujer, ambos cerca de los 60 años. Otro matrimonio de edad similar explica: ¿Te parece poco lo que tenemos encima? Estamos aquí porque están hundiendo España”, cuenta la mujer. Su marido, taxista, añade: “Y somos de Vallecas, ¿eh? Para que veas que no todo el mundo piensa lo mismo allí”.
La tensión se mastica en los comentarios a pie de calle. Este lunes festivo y soleado la política es el chascarrillo habitual. Poco importa si se está con amigos o familia. El dardo está politizado.
- “No me gusta que los políticos usen este día para joderse unos a otros”, se le escapa a un señor cerca en la puerta de la Biblioteca Nacional.
- “Bueno, no deja de ser el día de nuestra patria”, le responde una mujer.
El pulso del Gobierno de la Comunidad de Madrid, ariete del PP contra Sánchez, a cuenta del estado de alarma y del control de la epidemia, está alimentando, además, un nacionalismo madrileño que nunca antes había asomado un 12 de octubre.
Dos jóvenes en moto dan cuenta de ello paseando una bandera de la Comunidad de Madrid, gesto impropio el día de la fiesta nacional, reflejo del “Madrid es España dentro de España” que lanzó la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso: “Llevo la bandera de Madrid porque soy de Madrid a mucha honra. Yo sí defiendo Madrid, ahora que la quieren destrozar”, dice.
Vox no comunicó oficialmente a la Delegación del Gobierno la concentración de este lunes. Algunos agentes no conocían el punto exacto de la capital en el que iba a arrancar la procesión ultra de coches y banderas. Aún así, el despliegue de policía nacional y local ha sido notorio. Incluso algunos efectivos han multado a algunos participantes despistados por el corte al tráfico de uno de los laterales del paseo del Prado, entre la glorieta del Emperador Carlos V y la plaza de Cibeles.
El jefe de Vox, Santiago Abascal reconoció este sábado que su partido no tenía intención de legalizar las marchas, porque estaba convencido de que, de haberlo hecho, “el Gobierno habría tomado medidas para impedirlas”. A diferencia de la última concentración motorizada de la ultraderecha, el pasado 23 de mayo, la de este 12 de octubre ha quedado en un limbo legal: no están prohibidas ni tampoco autorizadas.
Eso sí, ambas marchas se han desarrollado bajo el estado de alarma, al menos en Madrid. Una capital que escupe ruido. Tanto, que echa a quien se dispone tomar un café tranquilo en una terraza: “Toma, cóbrate, que me voy. No puedo con este ruido”, dice un cliente en una cafetería próxima a Colón. Ruido, mucho ruido.