Madrid-Berlín, el eje de la socialdemocracia europea se forja hoy en La Moncloa
Pedro Sánchez y Olaf Scholz se ven hoy en España con el reto de impulsar apuestas comunes en Europa y de consolidar el viraje progresista del continente.
La agenda de La Moncloa debe lucir en este lunes, 17 de enero, el círculo rojo de las grandes ocasiones. Banderitas, post-is, lo que haga falta para indicar la importancia del encuentro que van a tener esta mañana el presidente Pedro Sánchez, y su homólogo alemán, Olaf Scholz, y del que darán cuenta en una rueda de prensa conjunta -de esas que el español vende caras-, a las cuatro de la tarde.
Es una visita que va más allá de la cortesía del canciller germano, recién llegado al cargo tras ganar las elecciones el pasado septiembre y tras formar un Gobierno tripartito entre su partido, el SPD (socialdemócrata), Los Verdes y el FDP (liberal). No se va a presentar, porque Sánchez y él se conocen bien de las reuniones de socialistas europeos, hasta la “complicidad” dicen en sus equipos, sino que van a hablar de la mucha tela que cortar que tienen ambos entre manos.
Que Scholz ponga a España arriba en su agenda es de resaltar. Ya hecho varios viajes desde que asumió al cargo pero están los forzosos, los de cortesía, y están los de estrategia. Nuestro país están en el segundo grupo. El canciller ha ido a París y a Roma, países marcadamente europeístas y con los necesita hacer bloque para sacar adelante políticas comunes, y también a Bruselas, donde es bien conocido como el exministro de Finanzas que fue, en tiempos de Angela Merkel. En las visitas más medidas están la que hizo a Varsovia, en un intento de reconducir las relaciones con un estado díscolo en la UE, y ahora la de España.
Aquí busca dar las gracias a y robustecer lazos con el que hasta ahora era el único gran líder europeo socialdemócrata, junto al portugués Antonio Costa, que este mes afronta elecciones, debilitado tras perder el apoyo de la izquierda y ser incapaz de sacar adelante sus presupuestos. Sánchez ahora pierde el puesto en el podio de los socialistas europeos al mando, en favor de Scholz, pero el Partido Socialista Europeo (PES) gana enormemente en poder, contando con la locomotora económica de Europa entre sus Gobiernos. Suma es fortaleza.
La visita también va en la línea del presidente español de esprintar en política exterior, muy debilitada en todo Occidente por la pandemia, que ha evitado encuentros bilaterales y multilaterales esenciales para engrasar la maquinaria diplomática. La pasada semana, Sánchez mantuvo conversaciones telefónicas con Emmanuel Macron, presidente de Francia, y Boris Johnson, primer ministro de Reino Unido. Ambas se enmarcan en los preparativos de la reunión de la OTAN que se celebrará en junio en Madrid y en la que se debe elegir a un nuevo secretario general, en sustitución del noruego Jens Stoltenberg.
La agenda
La Alianza Atlántica y su futuro podrían estar, por supuesto, en la agenda del encuentro de La Moncloa, en un contexto en el que Alemania aboga por una mayor autonomía defensiva y está por aprobar, en primavera, la llamada Brújula Estratégica, que ha de reforzar la independencia de la UE, y que es esencial ante crisis como la actual con Rusia por Ucrania, que forzosamente estará también en el orden del día de hoy.
Scholz ha adelantado que esta cita española, que tendrá un almuerzo por marco, “se centrará previsiblemente en las relaciones bilaterales, en temas internacionales y de política europea, así como en la lucha contra la pandemia de la covid-19”, indicó en una rueda de prensa.
Sobre la mesa están calientes también temas como el de la energía y la regularización de precios (Alemania no apoyó los postulados españoles en el Consejo Europeo), la llegada de gas al viejo continente con proyectos como el que uniría Alemania y Rusia, la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE o, inmediato, la elección este martes del nuevo presidente del Parlamento Europeo, a la que los socialistas no han presentado candidato y cuyos votos están en juego a la espera de negociaciones con los conservadores para negociar una nueva mesa, con nuevos equilibrios.
Hay un tema espinoso, también: Marruecos. España y Alemania vienen de tener contenciosos abiertos con Rabat. El primero, aún abierto, tras acoger al líder del Frente Polisario para tratarlo de coronavirus, con la represalia posterior que llevó a abrir la frontera con Ceuta y lanzar a migrantes hacia allá, más la retirada de la embajadora. El segundo está en vías de solución: Rabat restableció relaciones diplomáticas con Berlín apenas en diciembre, tras un cisma por entender que las autoridades germanas habían puesto en cuestión la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental.
Europa roja
Como se puede ver en el cuadro resumen elaborado por el CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs), Alemania, con su Gobierno de izquierda y liberales, se suma a un pequeño grupo de progresistas en Europa, que con este encuentro trata de poner de manifiesto su crecimiento, precisamente. Hay gabinete de izquierdas en España, el más a la izquierda del continente, y a él se suman los de centro-izquierda en Dinamarca, Finlandia, Malta, Portugal, República Checa y Suecia. Saliendo de la Unión pero no del continente, se suman Albania, Kosovo y Macedonia del Norte, también de centro-izquierda. Nada más.
Scholz evidencia un viraje a la izquierda templada que constata, a la vez, el deterioro de la derecha, a la que los nacionalismos y populismos de ultraderecha comen terreno. En la reunión de Madrid debería darse un mensaje contra los extremismos que amenazan con perpetuarse en elecciones importantes este año, como las de Francia o Hungría.
Moncloa: “Socialdemocracia pujante”
Según fuentes consultadas de La Moncloa, esta reunión y la fotografía del canciller alemán y el presidente español se resumirá así: “Socialdemocracia pujante”. Para el socialista es vital que la UE ahonde en ese giro para responder a la crisis del coronavirus frente a la austeridad que se impuso durante la gran recesión.
Para España es muy importante que Alemania esté de su lado, en un momento de desembolso millonario de los fondos europeos y con la mirada puesta en su control en Bruselas. Además, Sánchez siempre remarca en privado la importancia de que Alemania tenga una agenda progresista cuando la ultraderecha acecha en todos los rincones europeos con una agenda retrógrada, que se cristaliza en países como Hungría y Polonia.
Sánchez es un presidente que le da esencial importancia a la política internacional, y le gusta moverse allende los Pirineos (algo que no sabían hacer sus predecesores Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero). Por eso, es consciente de la esencialidad de que Alemania, faro de Europa en muchos temas, tenga una visión socialdemócrata.
Y es que esa palabra -socialdemocracia- es la más repetida por Sánchez en los últimos meses, fue el hilo conductor de su discurso durante el cierre del congreso del PSOE. Así se quiere reivindicar ante los españoles, y con vistas puestas ya en las elecciones de 2023. Con la bandera de los servicios públicos, como gran pilar del Estado durante la durísima pandemia.