Penélope Cruz: "Madres paralelas' habla de unas necesidades de dignidad básica que merece cualquier ser humano"
Entrevista con la actriz y el resto de protagonistas de la última película de Pedro Almodóvar: Milena Smit, Aitana Sánchez-Gijón e Israel Elejalde.
Pedro Almodóvar y el elenco de Madres Paralelas se llevaron una ovación de cinco minutos tras su estreno en el Festival de Venecia, certamen en el que la musa del director manchego, Penélope Cruz, hizo historia al llevarse la Copa Volpi a la Mejor Actriz.
Cruz interpreta a Janis, una fotógrafa que coincide con Ana (Milena Smit), una adolescente, en la habitación del hospital cuando ambas están a punto de dar a luz. Completan el reparto Israel Elejalde, padre de la hija de Janis, y Aitana Sánchez-Gijón, que hace de Teresa, madre de Ana.
“En Venecia, cuando vimos la peli, me mira Penélope y me dice ’llevas llorando una hora y media”, rememora Smit. “No me acuerdo porque estaría yo igual”, admite Cruz, despertando las risas de un reducido grupo de periodistas con los que ambas mantienen la última charla de un intenso día de promoción de la cinta, que llega a los cines este viernes.
“Estábamos las dos cogidas de la mano y así [imitando el sonido de sorber las lágrimas]. Nos hemos tirado todo el rodaje así, agarradas y llorando. Nos llamaban Pili y Mili. Nos acercábamos a Pedro [Almodóvar] y nos decía ’¡Ya están las madres pesadas!”, añade Smit. Parecen cansadas pero no escatiman en sonrisas y en gestos cómplices, medio amigas, medio mentora y alumna.
Madres paralelas es una película cargada de emoción en las dos tramas que entremezcla: una sobre la maternidad y otra sobre memoria histórica, puesto que la obsesión de Janis es lograr que abran la fosa común de su pueblo, por lo que muchos han afirmado que éste es el Almodóvar más político.
Fosas comunes y memoria histórica
“Son como dos temas que cada uno va por su lado, aparentemente, pero luego desembocan en un lugar común”, describe Sánchez-Gijón, que atiende también a la prensa junto a Elejalde en otro encuentro paralelo. Según el intérprete, esa trama sobre la fosa se centra “en la recuperación de esos cuerpos y unos familiares que no han podido enterrarlos de manera digna. Es una desgracia que sea necesario. Es una herida que seguirá supurando si no se cierra y que no tiene que ver con lo político, tiene que ver con una concepción humanística con la sociedad”.
“Esas personas son españoles, da igual cuál fuera su ideología, fueron enterrados indignamente y amar a España es tratar bien a cada uno de sus ciudadanos”, defiende el protagonista masculino. “Si no sanas el origen no puedes hacerlo con el futuro”, apostilla su compañera, Aitana Sánchez-Gijón.
Para Penélope Cruz, “Pedro toca este tema de una manera que va mucho más allá de una necesidad de abrir un debate político”. “Yo creo que no es lo que él busca. Cómo lo explica el personaje de Janis a alguien de otra generación es muy claro: ella tiene esta misión en la vida de poder honrar a sus familiares, simplemente poder darles una sepultura digna. Es imposible no entender eso”, prosigue.
“Creo que es muy bonito y muy acertada la manera en la que toca el tema porque va más allá de dónde está cada personaje, o en qué lado está cada uno de la política, habla de unas necesidades de dignidad básica que merece cualquier ser humano en este mundo”, añade.
Su personaje, el de Janis, mantiene en una escena una discusión sobre memoria histórica con el de Milena Smit, Ana, que ilustra todo un diálogo generacional. “Yo era una de esas personas como Ana que no tenía esa información. Creo que hay generaciones como la mía que a lo mejor no han conseguido llegar a esa información, sea por el motivo que sea, pero creo que es muy importante el mensaje que Pedro quiere trasladar con esta película. Es una buena oportunidad para nuestras generaciones de aprender y de saber [...] a raíz de ahí puedes saber a nivel personal y moral qué es lo que quieres defender”, reflexiona la joven intérprete.
Según Smit, “es una injusticia”: “El poder conocer esta situación me hace darme cuenta de cuánto tenemos que seguir peleando como sociedad para construir un futuro mejor”.
El deseo de Elejalde es que la niña de dos años que protagoniza el plano final de la película “cuando crezca no entienda muy bien lo de las fosas, se le haya olvidado y tenga que preguntar ‘¿esto era un problema?’ porque ya España haya cerrado eso de alguna forma y hayamos conseguido un consenso. Dicen que sacar a los muertos es remover las heridas. No, al revés, es cerrarlas”.
Actores e ideología política
El film está salpicado de referencias políticas —como un momento en el que se cita a Rajoy jactándose de que en los presupuestos había “cero euros” para la memoria histórica— y uno de los momentazos es cuando el personaje de Aitana Sánchez-Gijón, que es actriz, afirma que los actores son todos de izquierdas, pero que ella es apolítica porque su trabajo es gustarle a todo el mundo.
“Respeto que cada uno haga lo que considere oportuno, pero reivindico mi derecho a manifestarme si así lo decido, como ciudadana que soy. Además me preguntáis mucho, me hacéis posicionarme, pero yo lo hago con total arrojo y convicción, desde muy jovencita, pero también respeto a quien decida no manifestarse”, afirma la intérprete al ser preguntada por esa frase.
“Es muy gracioso cómo lo plantea Pedro en esta historia. Hay una frase de Israel, que le he robado con su permiso, que es que no hay posicionamiento político más claro que el que dice que es apolítico”, añade. Elejalde entra a rematar y añade: “La gran mayoría de los actores somos de izquierdas para compensar que la totalidad de los banqueros son de derechas”.
Maternidades imperfectas
Almodóvar retrata en esta cinta a tres madres bien distintas: Janis, Ana y Teresa. La primera (Penélope Cruz) se encuentra con que va a ser madre sin esperarlo, pero se entrega a ello con los brazos abiertos; la segunda (Milena Smit), madre adolescente, lo afronta con miedo, pero el bebé llena su sentimiento de abandono, y la última (Aitana Sánchez-Gijón), prioriza su carrera profesional y sus sueños sobre el cuidado de su hija.
“Pedro en esta película se acerca al mundo de la maternidad desde un punto de vista distinto al que había tenido hasta ahora, con estas madres coraje, madres leonas. Él mismo lo dice, tenía ganas de acercarse a esas madres más imperfectas, y lo hace con una mirada muy compasiva, muy cercana y empática y logra colocarnos como espectadores en un lugar de comprensión de esa imperfección”, subraya Sánchez-Gijón.
“Son cosas tan particulares las que les pasan a nuestros personajes... no son situaciones muy normales, son muy extremas y muy difíciles”, describe Penélope Cruz. “Lo que me gusta de Pedro es que tampoco define ‘esto sería la etiqueta de tal’, ‘esto la madre tal’... son madres imperfectas, ¿y quién es perfecto en esta vida? Es como contar la belleza que hay dentro de eso”, añade. “Una vez más Pedro no juzga a ninguno de sus personajes, con lo cual te hace entender a todos ellos”.
En la misma línea se manifiesta Smit: “Todo lo que hacen la una por la otra [Janis y Ana] y en general lo que pasa en la película para mí es un acto de amor, es imposible no empatizar con ello”.
Pili y Mili
Si cuesta poner adjetivos a la compleja relación de los personajes de Penélope Cruz y Milena Smit en la película, en la vida real no hay duda: todos de buena para arriba. Prueba de ello es cómo hablan la una de la otra. “De Penélope he aprendido un montón de cosas, pero una de las más importantes es ser mejor persona. Para mí hacen falta más personas en el mundo como ella”, afirma la más joven.
“¡Por favor, me la como!”, salta Cruz, estampándole un beso a su compañera. “He intentado poner mis cinco sentidos para aprender al máximo de una persona que he admirado toda mi vida [...] Es un poco el camino en el que me encuentro, rodearme de gente que me haga ser mejor persona”, continúa Smit.
“Como veis, es un ángel”, contesta la oscarizada, que le devuelve las flores: “Tiene una cualidad que es muy bonita. Es capaz de estar muy presente. Si está teniendo una conversación contigo no está a mil cosas a la vez y eso lo lleva al trabajo y es una herramienta muy sabia. Para nosotros esa vocecita que está en la cabeza mientras actuamos casi nunca son halagos, siempre es ‘qué mal esto, tenía que haber hecho lo otro, ya te vale...’ Hay que dejar esa voz, intentar apagarla, y ella lo tiene de manera natural”.
“Tiene muchísimo talento y el único consejo que le doy cuando me cuenta cosas es que descanse, el mismo que si mi madre me oyera ahora se enfadaría conmigo porque es lo que sigue intentando que haga yo”, se ríe Penélope.
Ambas han compartido numerosas escenas cargadas de intensidad, para las que Almodóvar les pidió un ejercicio de contención de las lágrimas, como recuerda Cruz: ”Él nos ayudó mucho con eso porque lo que hacía era rodar alrededor de los momentos justo antes o justo después de la explosión, y esto era así a diario. Desde los ensayos él ya se dio cuenta... de mí ya lo sabía, que soy de lágrima fácil, pero luego llegó Milena y resulta que tal para cual”.
Rodar con Almodóvar
Para Penélope Cruz, el de Janis es uno de los papeles “más complicados” que ha tenido a las órdenes de Almodóvar, “pero al mismo tiempo de los que más satisfacciones me han dado”. Como recuerda, cada día llegaba al rodaje con algo de miedo, no a Pedro, sino con “la sensación de no querer defraudarle lo más mínimo, intentar dar el 100%. El personaje no era fácil pero estaba muy bien escrito y eso facilita las cosas”.
Ella es una veterana chica Almodóvar, pero tanto para sus compañeras como para Israel Elejalde Madres paralelas ha sido su debut bajo su batuta. Smit sonríe al recordar cómo entró en la película: “A mí siempre me llegan los papeles de formas muy raras y éste no iba a ser menos. A mis repres les llega una separata para un casting del cual no hay ninguna información, hago una primera prueba. Yo sabía que me la había preparado bien pero cuando salí no tenía la sensación de que a lo mejor había dado el 100%. No esperaba una segunda llamada, pero resultó que sí”.
Se preparó la segunda prueba para “bordarla” y pasó otro par más: “Después me dijeron que el proyecto era con Pedro y de la mano de Penélope y yo casi me caigo de culo [...] Pedro me sacó un guión, me había hecho una dedicatoria: ‘Querida Milena, eres Ana, que lo disfrutes’. Y me lo firmó”.
Para Israel Elejalde, que aparcó todos sus proyectos para trabajar con Almodóvar, hacerlo “ha sido un placer y ha sido muy fácil” por lo clara que tenía la película el director. Además de haberse revisado toda su filmografía para fijarse en los personajes masculinos, también pasó cuatro pruebas hasta que le confirmaron que participaba en ella: “La primera vez impone. Cuando hice las primeras pruebas dije [pone voz temblorosa]‘Dios mío, estoy con Pedro Almodóvar’, pero se fue diluyendo y eso se convierte en una relación normal”.
Aitana Sánchez-Gijón, que en su dilatada carrera no había cumplido hasta ahora su sueño de trabajar con Almodóvar, asegura que “impone, a priori, muchísimo pero se te pasa enseguida. Es alguien cercano, que trabaja de tú a tú, te escucha, te interpela para que le aportes...”. La actriz destaca que el cineasta trabaja con mucha antelación y ensayando mucho en los lugares de rodaje: “El monólogo de Doña Rosita lo ensayé en el Teatro de la Abadía, que fue donde lo rodamos después. Con lo cual, cuando llegas a rodar, todo ese respeto de más o excesivo ya se ha ido diluyendo por el camino”.
Cuando recibió la llamada para el casting, “estaba haciendo cuatro trabajos a la vez: mi gira de Juana, un audiolibro, un recital poético para el Princesa de Asturias y estaba rodando una serie en latín. Y personalmente en un momento muy difícil”, rememora. “Pedí que por favor me dieran un mes para que pudiera prepararme. Afortunadamente, me esperaron y lo pude hacer”. “Además creo que Pedro, por lo que nos cuentan, está en una etapa muy dulce, muy tranquila, muy en paz consigo mismo y está en un momento muy placentero y muy gozoso para trabajar con él”, resalta Sánchez-Gijón.