Macron contra Le Pen: qué esperar de la segunda (y definitiva) vuelta de las elecciones en Francia
La cara y la cruz, la estabilidad o el caos de Francia se juegan hoy la presidencia del país.
Emmanuel Macron o Marine Le Pen. La cara y la cruz, la estabilidad o el caos de Francia se juegan hoy la presidencia del país. Son dos posiciones tan opuestas, que una de ellas, la de la extrema derecha representada por Le Pen, tiene al mundo en vilo: con ella la Unión Europea se tambalearía hasta el punto de que muchos auguran el final del club comunitario.
Aún hay esperanza: las encuestas dan la victoria a Macron. Y en Francia parece que sí aciertan: en la primera vuelta lo bordaron y los que llevaban semanas liderando los sondeos fueron los ganadores de aquella ronda de descarte. Ahora la gran mayoría del mundo cruza los dedos para que esta vez vuelvan a dar en el clavo. Pero, insistimos... No se puede dar nada por seguro y cómo han sido estas dos semanas de campaña lo demuestran.
Esto es todo lo que tienes que saber y esperar de este segundo round definitivo.
Que Macron sigue liderando cómodamente los sondeos, con alrededor del 60% de la intención de voto, pero que no puede confiarse, ya que ha perdido entre uno y cinco puntos desde la primera ronda.
Así que los dos aspirantes buscarán seducir a los indecisos y convencer a los abstencionistas de ir a votar el domingo. Según las encuestas, 20% de los franceses aún no han decidido su voto y el 30% podría abstenerse (un 10% más que en 2012).
Y luego está lo que sintieron los franceses después del brutal debate que enfrentó a los dos candidatos la noche del miércoles. Frente a la ultraderechista Marine Le Pen Macron ha arrasado entre los telespectadores, incluso entre los seguidores del 'insumiso' Jean-Luc Mélenchon. Según el sondeo, elaborado por Elabe para la cadena BFMTV, Macron ha sido juzgado como el más convincente para el 63% de los espectadores, frente al 34% que han considerado a la hija del fundador del Frente Nacional como la candidata con un discurso de más calado.
De todo. De todo es de todo, pero se resumen en que ha sido una campaña cargada de contrastes. Y eso puede pasarle factura a uno de los candidatos. Antes de sacar conclusiones, primero vean:
Y mientras, Le Pen...
... con los trabajadores de Whirlpool, una fábrica ubicada en Amiens que que ha decidido trasladar su producción a Polonia, donde el coste de la mano de obra es más barato y las leyes laborales más laxas. Le Pen se plantó ahí por sorpresa, fastidiando el acto que tenía previsto Macron en ese mismo lugar minutos después.
A ella la recibieron entre aplausos y fotos, a él con abucheos. Y ahí está el gran riesgo de Macron: muchos sólo ven en él al candidato que posa para portadas, al exbanquero y exministro que carga con la imagen de hombre de la élite, más cómodo en los pasillos del poder que en el barro de los suburbios industriales. Ella, sin embargo, se presenta como la protectora de la gente de la calle ante las fuerzas ciegas de la globalización. A Macron le sigue costando conectar con ese sector de la población. Fue justo el que le dio el voto en EEUU a Donald Trump.
Le Pen se ha apartado temporalmente de la presidencia de su partido, el Frente Nacional (FN). Su movimiento, de pura estrategia política, surgió con el fin de ensanchar su base electoral y hacer frente a Macron. Es el último paso de un proceso evidente: Le Pen ha querido lavar las siglas de un partido cuyas riendas asumió de su padre, Jean Marie Le Pen, alejando vínculos con el nazismo, eliminando cualquier referencia al pasado. Pero la gente tiene una imaginación enorme... Y al final, por mucho que Le Pen se haya esforzado en presentarse como independiente de todo lo que representa el Frente Nacional, parece que la cosa no ha cuajado:
Los que se han atrevido a confesar a quién van a votar han dejado claro que Francia está bien dividida. La agencia Efe lo explica perfectamente en este gráfico:
Esa pregunta tiene tela. Básicamente porque desde el minuto cero dos de los grandes derrotados en la noche de la primera vuelta, el socialista Benoît Hamon y el candidato de los Republicanos François Fillon, dieron su apoyo a Macron. Lo hicieron ante el gran riesgo que supone que Le Pen pueda ganar las elecciones. La sorpresa vino de la mano del izquierdista Jean Luc Mélenchon, quien dijo que antes de anunciar a quién apoyaría tendría que consultarlo con las bases. La sorpresa fue máxima y este martes se resolvió el misterio: los votantes de Mélechon son partidarios del voto en blanco y la abstención en segunda vuelta.
Que un candidato diga a quién apoya no tiene que implicar que el votante siga su voluntad, pero es bastante significativo (e inquietante) que los votantes de Mélenchon, que le dieron el 20% de los sufragios, se hayan pronunciado así. Una alta abstención o el aumento de los votos nulos o en blanco son uno de los grandes males para Macron y, por lo tanto, un factor a favor de la victoria de Le Pen.
Mélenchon, antiguo ministro del gobernante Partido Socialista (PS), ha sido muy criticado por Macron, dirigentes del centro-derecha y por los socialistas por no haber dado una consigna de voto clara contra Le Pen y en favor del candidato centrista. A todos les preocupa a dónde iría a parar esos votos de Mélenchon y entonces llegó el ex ministro griego de Finanzas Yanis Varoufakis, una de las referencias de la izquierda radical en Europa, para deshacer el mito de Macron como un ultraliberal despiadado.
Varoufakis ha pedido el voto para Emmanuel Macron, "el único ministro de Estado en Europa" que hizo "todo lo posible" para ayudar a Atenas durante la crisis de la deuda.