Universitarios: matrícula en incertidumbre
"No nos están ofreciendo una educación online de calidad ni tampoco inclusiva".
En España, los primeros afectados por la crisis del coronavirus fueron los estudiantes.Y las primeras instalaciones en paralizar su actividad fueron universidades, institutos y colegios. Pero a pesar de llevar desde el 12 de marzo sin acudir a las clases presenciales, los universitarios se preguntan qué será de su futuro y están a la espera de ver qué decide cada centro en cuanto a sus clases.
La realización de las prácticas, el alquiler de pisos en las grandes ciudades si se alarga el curso para los alumnos de fuera, la desigualdad tecnológica o el material al que no tienen acceso son algunas de sus principales preocupaciones. Todo ello habiendo pagado una media de 1.000 euros por la matrícula del año completo.
La decisión de cómo acabar el curso corresponde a las universidades. Algunas han decidido finalizar las clases de manera online, otras esperan a ver cómo se desarrolla la situación por el covid-19 para ver si es posible hacer los exámenes presenciales... En resumen, cada universidad, en función de sus capacidades, determinará el futuro de sus alumnos.
Desde el otro lado, los alumnos piden esencialmente dos cosas: poder desmatricularse de las asignaturas que tienen a medias a pesar de que se cursen telemáticamente y que la educación online sea “de calidad”.
“Salen a relucir los fallos del sistema”
Y, aunque los jóvenes “entienden” que se trata de una situación nueva y sin precedentes, reclaman respuestas por parte de la administración. “La alternativa a la docencia presencial debe ser una docencia a distancia de calidad que se adapte a todos los sectores de la sociedad”, asegura Alba, estudiante de 5º de un Doble Grado en Comunicación Audiovisual y ADE de una universidad madrileña. “En estas situaciones de caos, salen a relucir los fallos del sistema y la universidad no es una excepción”, asegura.
Teniendo en cuenta que el actual modelo universitario combina formación teórica con práctica, Alba no sabe si se puede garantizar esta última de manera presencial. Por eso cree que el modelo que se está proponiendo vía internet no es inclusivo. Por ejemplo, en cuanto el acceso a materiales. En su caso, uno de los problemas es el estudio de fotografía: “No tengo uno en casa”. Por eso piensa que estudiar a distancia “dejas de lado a todos los que no tienen conexión a internet, a los que no tienen un ordenador propio o a los que tienen una persona infectada o dependiente a su cargo”.
“Estar a la altura de la situación”
Alba insiste en que los alumnos no esperan otra cosa de la Administración y de la universidad que “responsabilidad en cuanto a garantizar una educación de calidad y también a estar a la altura de la situación”. Por eso cree que, para la toma de decisiones, se debe contar también con el alumnado y los profesores, “la comunidad universitaria entera”: “No se nos tiene en cuenta, somos los últimos en enterarnos de todo, nos enteramos por prensa de cosas que no sabemos si se refiere a nuestra universidad... En resumen, la gestión de la información no está a la altura”.
También se ha hablado de “flexibilizar la evaluación”, Alba cree que es un “término muy amplio que queda bien dicho en una entrevista, pero no se traduce en medidas reales”. “Los alumnos que no tienen acceso a internet no pueden hacer exámenes online, muchos de los que estudian fuera no pueden pagar un alquiler en verano si se alarga el curso y los profesores no pueden ampliar su trabajo a corregir 400 trabajos que antes no tenían para sustituir exámenes”, asevera.
Además de críticas, tienen alternativas. “Una de ellas es que nos dejen desmatricularnos de las asignaturas que quedan pendientes, porque la universidad tiene que ofrecer una vía de escape si la docencia no está a la altura”, cuenta Alba. No sólo por los estudios, también por el dinero: “Pagamos unos pastizales impresionantes por la matrícula y parece que la universidad no está dispuesta a perder ese dinero”.
“Estamos en un limbo”
Otra de las incógnitas son las asignaturas pendientes. Lucía , estudiante de 4º curso de Diseño Integral y Gestión de la Imagen se pregunta cómo va a ser el desarrollo de esas asignaturas, cómo van a terminar, si se alargarán al año que viene... “No sabemos nada”, lamenta.
A ella la acaban de despedir de las prácticas debido al cierre de las empresas por la crisis del covid-19 y no sabe lo que va a hacer: “No sé si voy a tener que buscar otra empresa, si me van a contar las prácticas desde cero cuando ya tenía el 50% hecho, si me puede volver a contratar la misma empresa... ”.
“Queremos importarle a la universidad”
A todas estas reivindicaciones se suma Luis, estudiante de Ciencias Políticas y Economía. “La gestión está siendo insostenible de cara a la docencia. Entendemos que es algo nuevo, pero queremos respuestas”, dice. “Queremos importarle a la universidad y que no parezca que sólo es gestión, que nos den medidas para solventar los problemas de la docencia telemática”.
Roberto, estudiante de Periodismo, tiene “claro” que las clases presenciales ya no se van a retomar y que por eso el retraso del curso académico queda “descartado”. Por eso, lo que “exige” es que, “ya que van a ser las clases de manera online, se facilite a todas las personas que no tengan recursos económicos o tecnológicos esos recursos”. Propone mandar ordenadores a los alumnos y docentes que no tengan, “mandar pen drives o cualquier dispositivo de wifi portatil para los que no tienen internet”... Porque si no, “ese alumno quedaría excluido por cuestiones económicas y sería totalmente injusto”.
El joven se une a la petición de la desmatriculación. “Queremos que sea libre para todos porque nosotros no hemos pagado esta formación. No culpamos a la universidad. Sólo pedimos tener posibilidad de desmatricularnos de asignaturas que consideremos que se están impartiendo mal”, reclama. “Al final esto no es cuestión de notas, es cuestión de aprendizaje. Y el aprendizaje hay que darlo bien, porque si no aprendes... ¿de qué vale un título?”, reflexiona.
En cuanto a si se prolongan los exámenes, como han hecho algunas universidades, Roberto se pregunta ”¿qué supone para un estudiante de fuera un mes mas de alquiler o para los que trabajan en verano?”.
Como ellos, miles de alumnos de toda España siguen esperando alguna directriz sobre qué pueden hacer, sumado a la incertidumbre de una crisis económica que, como temen, afectará directamente a su futuro.