Los síntomas que provoca el estrés negativo en tu cuerpo
La relación entre estrés laboral y trastornos cardiacos, pérdida de pelo, o insomnio es conocida por todos. Pero ¿por qué no relacionas tu estrés laboral con una intolerancia alimentaria, con pérdida de visión o con las hemorroides que se sufren en silencio?
El motivo por el que no relacionamos nuestro estrés (realmente, nos afecta el estrés sea su origen el trabajo, el cuñado o el cambio de Gobierno) con cualquier otro síntoma es porque no sabemos qué hay que hacer y preferimos pensar que es cuestión de mala suerte.
Cuando sabes que tus problemas cardiacos tienen su origen en el estrés laboral, antes o después vas a cambiar tu forma de trabajar, pero si no sabes que el origen de tus hemorroides está en el estrés, sólo guardas silencio. Y eso está contraindicado. Ahora te lo explico:
El estrés positivo y estrés negativo
Lo primero, tenemos que saber que hay dos tipos de estrés:
Hay un estrés positivo, que es esa respuesta adaptativa a una situación externa que te ayuda a sacar a relucir tus talentos, a superar retos o a dejar huella con tu creatividad, y un estrés negativo, que traducido de forma sencilla, son los pensamientos negativos que te hacen ir agobiado desde la mañana hasta la noche.
La Universidad de Harvard dice que entre el 60-90% de consultas al médico son por estrés, (esto no cuesta creérselo). Lo más importante es que han demostrado que los daños del estrés son causados por la escasa capacidad que tenemos a la hora de gestionar nuestras emociones y sentimientos. Wow.
Sé que hay quien cuando lee "emociones y sentimientos" visualiza la carta de un restaurante coreano lleno de símbolos ininteligibles. No salimos del colegio identificando emociones y sentimientos, y usamos a diario el agobio, el acojone, el mal rollo, el vaya marrón, la depre y poco más, pero que no cunda el pánico, es sencillo identificar emociones y sentimientos para reducir el estrés.
Lo que nos quieren decir en Harvard es que el estrés se genera en la mente en forma de pensamientos: hay una situación externa y yo la traduzco en mi mente en forma de pensamientos negativos (y muy repetitivos). Estos pensamientos se acompañan de unos sentimientos y emociones negativas que van cogiendo más fuerza cuanto más espacio les damos en nuestra vida.
El miedo, la rabia y la tristeza, lo que más somatizamos
He oído muchas veces eso de "yo tengo mucho estrés y no tengo tiempo para gestionar más cosas. Bastante jaleo llevo ya como para pararme a pensar en el miedo que tengo porque no sé qué voy a hacer para sacar a mis hijos adelante, en la rabia que me da que hayan ascendido al menos eficiente del departamento mientras yo saco todo el trabajo importante, o en la tristeza que me da cuando pienso en que este domingo cuando vaya a visitar a mi madre me volverá a preguntar cien veces cómo me llamo."
Pero precisamente ése es el problema. Las emociones que no gestionas bien y alimentan al estrés negativo hasta llevarte a somatizar son el miedo, la rabia y la tristeza.
Tres puntos clave para reducir el estrés
Sentimientos que acompañan a esas emociones pueden ser muchos, pero si llegas a identificar qué o quién te da miedo, muchísima rabia o hace que te pongas infinitamente triste, tenemos la mitad del camino hecho. Es decir, que para reducir tu estrés y reducir tus síntomas es recomendable:
- Ser consciente que el estrés comienza en tus pensamientos y finaliza en tu cuerpo en forma de dolor de espalda, de sobrepeso o de ansiedad, por poner algún ejemplo.
- Saber que los pensamientos estresantes nunca se quedan solitarios entre tus neuronas. Los pensamientos buscan aliados entre los sentimientos y emociones negativos.
- Cuando hay demasiados pensamientos negativos y emociones negativas, saltan nuestras alarmas internas.
Para que no se sature nuestro procesador interno, la mente, y pille un calentón extremo que lleve al colapso, esos pensamientos y emociones negativas toman forma en el cuerpo. Aunque no lo creas a priori, la mente se alivia cuando el cuerpo somatiza.
Se somatiza siguiendo una lógica biológica precisa que es fruto de la evolución de la vida en la tierra pero no entraremos en detalle ahora.
El único sentido que tiene la somatización es que tú seas capaz de, escuchando a tu cuerpo, conectar el dolor, la molestia o el malestar a la situación estresante que no estás gestionando adecuadamente. Recuerda, a esa situación que te está produciendo miedo, rabia o tristeza.
¡Habla mucho!
Reduciendo el estrés negativo se reduce el síntoma porque mientras el estrés estaba solamente en tu mente, tú no has hecho nada para reducirlo.
Ahora que te duele esto o aquello necesitas resolver el estrés porque no puedes permitirte estar enfermo o enferma. Y la pregunta que seguro que te estás haciendo es: ¿cómo hago para quitarme de encima este estrés negativo y gestionar todo mi caos interno?
Una vez que escuchando a tu cuerpo hayas relacionado tu síntoma con pensamientos y emociones negativas, y después de que hayas identificado a esa emoción concreta que te corroe, tienes que hacer lo más importante: hablar. Hablar mucho.
Pero no hablar por hablar. Hablar desde las entrañas, desde el sentir más profundo de qué es eso que te produce miedo, rabia o tristeza. Escríbelo si no tienes a mano a alguien con quien sincerarte, pero pon en palabras todo eso que callas y aún no has compartido con nadie.
Al ponerlo en palabras te alivias de toda la negatividad que acumulas porque utilizas el área del cerebro que se encarga del lenguaje que es también el área de las emociones positivas. Es decir, que cuanto más hables de lo que no has hablado hasta ahora, menos emociones negativas, menos estrés y menos síntomas.