Los sicarios mataron al concejal de Llanes por 25.000 euros
El encargo que recibieron era que le dieran una paliza y que le dejaran vivo.
Los detalles que se van conociendo del asesinato del concejal de IU en Llanes (Asturias) Javier Ardines, comienzan a aclarar la trama que se tejió por una cuestión pasional, según las primeras investigaciones policiales, que descartan ya la cuestión política como telón de fondo.
Según ha publicado el diario El Comercio, el inductor del crimen, Pedro L.N.A, pagó 25.000 euros a los ejecutores, a los argelinos a los que contrató para ello, que se repartieron por igual esa cantidad. Los dos sicarios abordaron a Ardines el 16 de agosto de 2018, después de poner unas vallas en su camino y de que el político se bajase de su coche para retirarlas. Un cebo. Cuando estuvo fuera del vehículo, le redujeron con gas pimienta para evitar que la víctima, de complexión física fuerte, se resistiera. Después, le golpearon con un objeto contundente y ahogaron. El cuerpo de Ardines fue hallado a pocos metros de su casa.
Uno de los sicarios ha sido el que ha confesado estos datos. Además, sostiene que el encargo le llegó de J.M.B., el intermediario entre Nieva y ellos, que les encargó que le dieran una paliza y que le dejaran vivo. Un escarmiento, un aviso por la supuesta relación que el edil mantenía con la esposa de Nieva. El sicario explica en su confesión que se enteraron por la prensa que había muerto.
Justo este jueves la jueza ha decretado prisión provisional para los tres detenidos en Vizcaya por el asesinato del concejal. Son Pedro L.N.A, presunto inductor del crimen, D.B., uno de los dos supuestos autores materiales, y J.M.B, que según los investigadores pudo servir de enlace con los sicarios.
La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Llanes ha emitido la noche de este jueves un auto en el que atribuye a los tres arrestados un delito de asesinato por el crimen cometido el pasado 16 de agosto en la parroquia llanisca de Belmonte de Pría y les envía a la cárcel de Asturias de forma provisional, comunicada y sin fianza.
Fuentes judiciales han indicado a EFE que el presunto inductor, en una declaración de tan sólo seis minutos en la que ha eludido responder a preguntas, no ha reconocido ni el encargo ni la participación en el crimen del que fuera su amigo, mientras que el arrestado como posible enlace con los sicarios se ha negado a declarar.
Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) han añadido que los investigadores tienen constatado que la señal del teléfono móvil del segundo argelino que permanece arrestado en Suiza fue detectada por un repetidor en la zona y en el momento de la muerte violenta del concejal.
Este cuarto implicado, que se encuentra en prisión en Suiza por un delito de robo con fuerza, podría ser extraditado a España en menos de tres meses.
La titular del juzgado ha decidido también levantar el secreto de sumario sobre la investigación de este crimen, que, según los investigadores, Pedro L.N.A. encargó a dos sicarios no profesionales de nacionalidad argelina y procedentes del mundo de las drogas con la colaboración de un amigo, movido por los celos derivados de su obsesión por una supuesta relación de Ardines con su mujer.
La jueza ha tomado declaración a estos tres detenidos, que fueron capturados en la madrugada del pasado martes, después de que la Guardia Civil rastrera ayer, miércoles, en busca de más pruebas la vivienda vacacional que el presunto autor intelectual posee en la parroquia de Belmonte de Pría, situada en las proximidades de la del edil y de la zona en la que se cometió el crimen el pasado 16 de agosto.
Los agentes de Unidad Central Operativa (UCO) registraron durante casi dos horas en presencia del detenido, que fue arrestado en su casa habitual de Amorebieta (Vizcaya), las distintas estancias de la vivienda unifamiliar de dos plantas, incluidos el garaje y el porche, y se llevaron varias cajas con posibles pruebas.
Además, la Guardia Civil ha seguido rastreando con la ayuda de perros los vehículos intervenidos a los presuntos implicados.
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Pedro L.N.A., casado con una prima de la mujer del concejal, mantenía una estrecha amistad con la víctima forjada en sus estancias en su casa de Llanes, a la que acudía los fines de semana y en verano desde Amorebieta, situada a unos 200 kilómetros, aunque desde que se cometió el crimen no volvió a ser visto en la zona.
Según los investigadores, el presunto inductor planeó con tiempo y detalle el asesinato del que fuera su amigo movido por los celos.
Ardines, que había renunciado a su sueldo de concejal y se ganaba la vida como patrón de barco, tenía unas rutinas y unos horarios que hacían fácil calcular sus movimientos, puesto que salía a diario sobre las 6:30 horas a faenar con su embarcación Bramadoria antes de atender a sus responsabilidades municipales.
Algunos días antes de su asesinato, el concejal, de 52 años, casado y padre de dos hijos, comentó a su entorno algo que le había llamado la atención, el hecho de que encontrara unas vallas puestas en el camino rural por el que circulaba todas las mañanas.
En aquella ocasión, Ardines decidió bajar del coche para retirar las vallas y continuar su recorrido hasta el puerto de Llanes sin más incidencia, pero el 16 de agosto tres vallas de obra volvían a bloquearle el paso y, cuando se bajó de la furgoneta con el motor aún en marcha para retirarlas, fue sorprendido por sus asesinos.
La autopsia reveló que el concejal murió de varios golpes en la cabeza y nuca con un objeto contundente de forma que sólo pudo moverse unos metros antes de caer desplomado donde poco después fue encontrado fallecido por un vecino.