Los rioplantenses llegan a octavos en distintas condiciones
Uruguay ganó de manera contundente frente a Rusia: tres a cero. Velocidad, equilibrio y potencia fueron las claves: la "celeste" arrasó y pasó invicto a octavos de final. Puntaje perfecto, más aún al advertir que Fernando Muslera, el arquero uruguayo, no recibió ningún gol en contra. A decir verdad, tampoco ha tenido que preocuparse mucho. Finalmente, tal como pedían los hinchas uruguayos, el Maestro Tabárez encontró la fórmula para lograr un equipo balanceado, especialmente en el medio campo que tantas dudas en algún momento suscitó.
Llegan a octavos de finales bien plantados y prontos para encontrarse con Portugal.
Uruguay se detiene cada vez que juega su selección de fútbol y teniendo en cuenta la cantidad total de habitantes que tiene el país- unos tres millones- y el número de jugadores de fútbol que se destacan en distintos equipos del mundo estoy casi lista para decir que este es uno de los países más futboleros del mundo, en el cual este deporte rige la vida de varios corazones orientales. Llevan el fútbol en cada potrero, con el orgullo de ser cuatro veces campeones del mundo - dos veces antes de la creación de la FIFA- y de ser el hogar de jugadores por demás vistosos, que si no conocen, recomiendo miren videos: Enzo Francescoli, Obdulio Varela, Diego Forlán y Luis Suárez. (Vale aclarar que muchos lectores no estén de acuerdo con mi elección y que me quede corta de nombres... disculpas por eso).
Argentina, por su parte, llega de manera agónica pero también gloriosa a octavos de final. Se festejó la clasificación como si hubiera sido una final del mundo, aunque de movida se sabe que el equipo no es candidato a campeón, sería injusto que quede afuera en octavos. La "albiceleste" mostró un equipo mejor armado, con una defensa de tres bastante sólida y una media cancha mejor plantada. Messi apareció al comienzo con un golazo de derecha, que dejó sin reacción a los africanos, y fue el capitán que la prensa argentina, que es muy crítica del gran Lío, tanto pedía. Marcos Rojo pegó el zapatazo que lo lleva a la gloria absoluta y a los altares del fútbol argentino. Marcos es ahora héroe nacional, como Mercado, quien le puso el centro que cambió el rumbo que parecía evidente.
Pudieron revertir futbolística- y emocionalmente- el gol del empate nigeriano terminaron venciendo a Nigeria con justicia. Ahora ya está dentro de octavos y tiene que vérselas con Francia.
En Argentina se vivió como lo que era: una final. El país detenido, todos al borde del ataque de nervios- entre los que me incluyo- y otros, al borde del infarto. Pocos lugares funcionaban y nadie pacto reuniones ni compromisos para ese dia. Por la calle, iba(mos) todos nerviosos- argentinos en el país, y los que vivimos fuera. Todos nos sentíamos que perdíamos algo - que no se bien que es- si no pasamos a octavos de final. Rezamos a San Distefano, a Santa Maradona y al Papa Francisco en una misma oración mientras besabamos la foto de Lionel Messi, nuestro chico de oro, nuestro extraterrestre. El gol dejó a varios sin voz, otros se desmayaron y muchos lloramos. Y luego la catarata de memes de Diego Maradona inundaron los Whassap, que si festejó así o asao, que si se descompensó o que le sucedía al Pelusa. Corrieron rumores espantosos sobre su salud y tuvo que el mismo salir a desmentir.
Pobre Diego. Somos ingratos los argentinos y no dejamos a Diego en paz. No lo respetamos tal como es, y deberíamos hacerlo. Aunque no estemos de acuerdo con algunas de sus cosas o nos moleste que opine de política... o de lo que sea. No le perdonamos nada, no le dejamos pasar una, no nos es indiferente cuando en verdad, es solamente un ser humano al que endiosamos a lo largo de todos estos años y tamaña carga lleva. Larga vida a Diego.