Los retos a los que se enfrenta Rishi Sunak en un país y un partido "rotos"
Sin ningún rival para llegar al 10 de Downing Street, al multimillonario político de origen indio le tocará coser muchas heridas en tiempo récord si quiere mantenerse en el cargo.
Dos palabras que muestran a las claras a qué se enfrenta Rishi Sunak: “unidad” y “estabilidad”. Ambas han protagonizado el primer discurso oficial del elegido para ser el nuevo premier británico y líder del Partido Conservador. En apenas 90 segundos de mensaje, los términos elegidos tienen mucho significado. El millonario político de origen indio sabe lo que se le viene encima, con la doble obligación de gobernar con acierto y coser las heridas internas si no quiere ser historia en meses o incluso semanas, como su antecesora.
Reino Unido y su formación son, ahora mismo, dos entes rotos. Lo afirman todos los expertos y no lo puede negar ninguno de los políticos de las islas. La enésima tormenta política y social, saldada con la dimisión apresurada de Liz Truss, lo ejemplifica a la perfección. Cuatro días después de su adiós, llega un nuevo líder, a falta del nombramiento oficial
Sunak se enfrenta, en primer lugar, al desafío de asegurar el futuro de su formación. A día de hoy, los tories aparecen hundidos en las encuestas electorales, razón por la que desechan cualquier opción de adelanto electoral. Y de golpe, a superar una crisis económica y de credibilidad del propio país a ojos del mundo.
El reto de recuperar la unidad (y credibilidad) del Gobierno y el Partido
Cuatro primeros ministros en los últimos seis años, tres elecciones generales en cuatro años (cuando la convocatoria ordinaria es cada cinco años)... Datos para evidenciar la crisis de credibilidad que atraviesa Reino Unido desde que el Brexit reventó su posición en la UE y su papel de potencia global.
“Después de tanto fracaso y tanta debilidad, yo ahora mismo dudo de si Sunak y su equipo aguantarán el invierno; la gente está muy harta”, expone a El HuffPost con rotundidad Frédéric Mertens, coordinador y profesor del grado de Relaciones Internacionales de la Universidad Europea de Valencia. El especialista apunta al creciente número de familias que necesitan ayuda para poder comer, el incremento del coste de los suministros energéticos y la propia inestabilidad del país. “Es un escenario mucho más dramático que en los peores momentos de Cameron y May, yo veo muy difícil que pueda aguantar dos años Sunak”. Teme el enésimo mazazo a la credibilidad británica.
“El mundo ya no respeta a las instituciones británicas, especialmente tras el papel de Boris Johnson. Una democracia parlamentaria de siglos hoy se ve como algo ridículo en EEUU, la UE y otros escenarios”, plantea a su vez Francis Ghilès, investigador sénior asociado del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB).
Darle estabilidad y sensatez a la política británica no es un reto precisamente menor para Sunak. Ante un partido roto, “en el que cada diputado es casi una facción diferenciada del resto”, como añade Ghilès, el nuevo premier apuesta por la unión como su “máxima prioridad”. Tal es su empeño que ha dedicado palabras de cariño a su predecesora y nada disimulada rival Liz Truss, por su “servicio público” y su “dignidad” en el cargo. No quiere hacer más grande una herida que le va a tocar reparar si quiere seguir en el cargo.
El reto de frenar la hemorragia de votos en las encuestas
Lo que haga tendrá que hacerlo a contrarreloj. Tiene algo menos de dos años para arreglar la poliédrica crisis que le toca manejar, los que separan la próxima cita electoral si no hay adelanto. Con el Partido Laborista disparado en las encuestas, con entre 24 y 39 puntos de ventaja según el estudio, el líder opositor, Keir Starmer, no ve la hora para que se convoquen las urnas. Un extremo que en las filas tories se rechaza de plano. Cómo lo pueden lograr “es algo que si yo supiera me valdría para escribir un best-seller”, contesta con su habitual humor Mertens.
Pero Starmer no es el único que quiere elecciones subido a la ola de los sondeos. También lo reclaman formaciones menores y hasta la líder escocesa y ministra principal del país, Nicola Sturgeon. Además de exigir votar, ya le ha dejado claro en su primer mensaje público que habrá batalla por la independencia de su territorio. Y eso que era un mensaje de felicitación...
“Me extraña mucho que Sunak haya dado el paso en este momento, en el que incluso muchos votantes conservadores defendían ir a elecciones anticipadas; la gente está harta de ver esta interinidad y esta incompetencia desde hace años”, retoma con meridiana claridad Mertens. El profesor de la Universidad Europea de Valencia cita varias encuestas que muestran una preferencia social por darle el mando a los laboristas y cerrar esta etapa en vez de aguantar a cualquier precio.
Su colega e investigador del think tank catalán Francis Ghilès le da un voto de confianza al político británico, del que cree que lo importante ahora es “si consigue mantener un mínimo de orden en el partido”. “Pese a un último gobierno desastroso, entre los conservadores aún hay grandes nombres en el partido, así que debe escoger bien y actuar con mando”.
El reto de la crisis económica (el Brexit, a escena)
Es “el peor escenario económico para Reino Unido desde hace 50 años o incluso más”, prosigue el investigador del CIDOB. Cree que “la combinación del Brexit, la pandemia y los precios energéticos han dado lugar a un desastre”, pero hay más, tras la “ridícula” gestión de Liz Truss entre vaivenes financieros.
Lo primero que cree que le tocará a Sunak es dirigir unos presupuestos que reciban el visto bueno del Parlamento, en el que los tories mantienen una mayoría abrumadora en lo numérico pero no en el día a día, inmersos en peleas internas. “Que sean unas cuentas con un mínimo de coherencia, no puede incluir una cosa y su contraria, como pasaba con Truss”, pide Ghilès. Pese a la situación, este cree en el exministro de Finanzas. “Su discurso es inteligente, su conocimiento es alto, pero además de esto necesitará suerte para salir adelante”, matiza.
Lo más grave, como evidencia el docente de la Universidad Europea, “es que no hay un problema, sino muchos juntos”. Plantea la necesidad de renegociar el Brexit para rebajar las tensiones comerciales con la UE, la frontera de Irlanda del Norte para facilitar importaciones y exportaciones... Todo con tal de volver a esa idea del Global Britain que defendía su exjefe Boris Johnson, dice.
“Sunak debe dar garantías a los mercados financieros y tranquilidad para la población. Entre sus muchos retos también está el pedagógico, el de demostrar que los tories aún pueden recuperar una economía hundida entre el paro, la inflación, los problemas energéticos y derivados de la guerra o la crisis entre sus socios principales como Alemania o China”, remata Mertens.
El reto de convencer al pueblo pese a su perfil de multimultimillonario
Otro de los retos a los que hará frente Sunak es su propio perfil, de multimillonario, mucho más que el rey. Según datos de la agencia AFP, a sus 42 años su fortuna personal alcanza los 860 millones de euros, cuando la de Carlos III ronda los 500.
Tampoco está al alcance de todo el mundo su biografía. Se educó en el elitista internado privado masculino Winchester College, y tras cursar estudios universitarios en Oxford y Stanford (EEUU), se casó con Akshata Murty, también de origen indio e hija del confundador del gigante tecnológico Infosys. Precisamente su esposa le generó un serio contratiempo hace años en su incipiente carrera política, por no tener el domicilio fiscal en Reino Unido, algo que le evitó pagar grandes sumas de impuestos.
Esta lejanía con respecto al pueblo puede pesarle. Ya lo ha hecho, en realidad. En septiembre no salió elegido como relevo de Boris Johnson porque la militancia conservadora apoyo a la otra opción, Liz Truss. Ello pese a que los diputados tories habían respaldado mayoritariamente su figura. Esta vez no ha hecho falta recurrir al voto popular... parece que por suerte para él.
“Quiere dar un aire a Macron, pero este venía de la clase media y Sunak maneja una enorme fortuna. Se le puede ver como alguien que viene de las altas esferas, no sabe lo que sufre el de abajo y le va a tocar tomar medidas de austeridad que harán más difícil el día a día de muchos”, apunta Mertens, que ve una “sucesión de handicaps en su contra”. Entre ellos, la polémica por disponer de la llamada green card (tarjeta de residencia estadounidense) hasta un año después de llegar al Gobierno británico. “No, no tiene un panorama demasiado positivo”, remata entre sonrisas.
Para Ghilès, en cambio, su poderío económico no tiene por qué ponérselo más difícil. “Su imagen no está manchada por eso, porque en Inglaterra importa menos que en España o Francia”. Lo que sí admite que le pueden pesar más son sus escándalos por la green card y la residencia fiscal en el extranjero de su mujer durante años.
A cambio, cuenta con una ventaja, su ascendencia. “Tener un primer ministro que por primera vez no es un hombre blanco, cristiano, sino de origen indio, hinduista es muy importante simbólicamente para Reino Unido ante el mundo y esto puede hacerle fuerte”, cierra.
Incógnitas y retos a los que solo el tiempo podrá decir si Rishi Sunak supo responder o, como su antecesora, pasó por la historia como un mero asterisco temporal consumido por las circunstancias.