Los profesores no se creen el plan de Ayuso: "No tiene ni idea de la realidad de los colegios"
La comunidad docente ve con incertidumbre las medidas presentadas por Madrid para la vuelta al colegio en plena pandemia.
Madrid ya tiene un plan para la ‘vuelta al cole’. Este martes, la presidenta Díaz Ayuso presentó una estrategia que pasa por un regreso escalonado y semipresencial en función de la edad. Las medidas “suenan bien”, pero también parecen “irreales” a los ojos de los profesores de la Comunidad, que dudan de la viabilidad de un protocolo que llega “demasiado tarde”.
“A mí lo que se anuncia, más profesores, cámaras para clases online, menos alumnos por aula, todo eso me gusta... siempre que se cumpla, porque hay medidas que son incumplibles”, explica Cristina, una profesora de secundaria y bachillerato del sur de la capital. “No hay dinero para todo eso, ¡si el año pasado antes de la pandemia empezamos el curso hablando de recortes, imagínate cómo estará la cosa ahora!”, añade María, docente de infantil y primaria en la zona centro. “Me temo que no tienen ni idea de la realidad de los centros educativos. Habrá hablado con cuatro familias o cuatro centros del norte de Madrid, pero no más”, prosigue.
Lo que debería ser frente a lo que podrá ser. Para Miriam, maestra en una escuela infantil, el proyecto madrileño “no es realista” y habla de su campo. “En estos centros seguimos teniendo los mismos niños por aula y aún no se sabe a ciencia cierta si tendremos apoyos suficientes para mantener las aulas, tanto en cuestión de educación como de limpieza y solo falta una semana para empezar”.
Un modelo a debate
¿Vuelta online o presencial? No hay quorum. “Nadie tiene la receta perfecta; para mí la vuelta debe ser presencial sí o sí; los chavales deben volver a sus rutinas cuanto antes”, sopesa Cristina. Su colega María plantea otra cuestión: “Se deberían haber mantenido los grupos formados del curso anterior; así ya se conocían profesores y familia, especialmente en caso de empezar telemáticamente. Ahora no conoces a los alumnos ni a sus familias... Así, tienes que empezar presencialmente, no queda otra”.
Ninguno de los profesores ve mal el modelo semipresencial, pero, de nuevo, confiesan impotencia por no contar con un protocolo claro. “Yo vería factible organizar la mitad de clases presenciales con explicaciones a dar in situ y la otra con prácticas/trabajos que puedan hacerse en casa, conectados online. Así se puede reducir la presencia de alumnado en el centro. Ahora bien, si partir clase implica explicar lo mismo dos o tres veces, el ritmo del curso lo va a notar. Podría tener sentido reducir la materia a explicar para que diese tiempo, porque si no... difícil”, puntualiza Miguel, profesor de Bachillerato en un centro concertado del sur.
Precisamente él representa a un colectivo que suma a la incertidumbre general su propia posición en el sistema educativo. “El plan me gusta, pero ni siquiera sabemos si nos incluyen o no. El refuerzo de 11.000 profesores seguramente venga de interinos, pero ellos solo están previstos para centros públicos”, confiesa preocupado Miguel, que recuerda haber tenido “clases de hasta 45 alumnos en Bachillerato”.
Esa problemática, la de aulas superpobladas, es una de las claves del plan de Ayuso, que pasa por la reducción de la cuota de estudiantes por clase, la famosa “ratio” que tradicionalmente ha sido campo de batalla para sindicatos y docentes. La duda, una vez más, es cómo. “Y dónde, porque no hay sitio”. “Se habla de construir módulos prefabricados, pero no lo veo viable”, afirma Cristina; “se ha oído la opción de sacar alumnos a dar clase a los patios, algo inviable porque si no se concentran en un aula mucho menos lo van a hacer al aire libre”, apunta María.
Todo el verano perdido
Las críticas se dirigen a la poca previsión del Ejecutivo madrileño, pero también apuntan más arriba. La reunión entre comunidades, Educación y Sanidad de este jueves y, especialmente, la Conferencia de Presidentes sobre el curso escolar cuando ese mismo curso ya habrá comenzado, generan indignación. “Todas esas reuniones se necesitaban antes. Es un año excepcional y se necesitaban tiempos excepcionales que para eso han tenido el verano”, analiza Cristina.
Ella arrancará sus clases de Secundaria y Bachillerato el 9 de septiembre. “Eso significa que tenemos una semana y media para adaptar todo antes de que entren los alumnos. Y hay quien comienza antes. Sinceramente creo que las clases presenciales deberían haber comenzado más tarde; al menos una semana después para organizar bien el inicio de curso”, prosigue.
“En cuatro días no creo que se puedan organizar todas las pautas que marcan, no es posible realizar milagros, cuando han tenido todo el verano para organizar la vuelta a las aulas...”, confiesa resignada Miriam, que al menos cuenta con la ventaja de que “las escuelas infantiles se abrieron en julio entonces muchos ya han estado organizando su particular protocolo anti covid”.
Miedo... no queda otra
La comunidad docente asume el riesgo de las clases presenciales y admite “miedo” a posibles contagios, pero reconoce que es un posible precio a pagar por su oficio. “Desde que soy profesora he cogido más gripes que nunca”, confiesa Cristina, a lo que su colega Miguel añade “al final todos los virus pasan por un colegio”. Ambos coinciden en que su miedo no es tanto por ellos “como por la familia, en caso de contagio”. “Pero también lo puedes coger por la calle o directamente yendo en metro”, complementa María.
El contagio dentro del edificio. Otra incógnita a despejar, por mucho que tanto Ayuso como Pedro Sánchez defiendan que los colegios serán “lugares seguros”. Qué hacer en caso de un positivo dentro del aula. ”¿Quién se queda al cargo de ese alumno; el profesor de guardia? ¿Se le lleva, como dicen, a una sala especial para los contagios? Si no hay aulas como para dividir cada grupo cómo van a reservar salas específicas para cada contagio”, razona Miguel.
“A mí me gustaría saber si nos van a asegurar mascarillas nuevas todos los días si son de las desechables... Pero eso aún no se sabe y empezamos el 1 de septiembre”, añade Miriam, que como sus compañeros se muestra más preocupado por su entorno que por ella misma.
Tampoco ayuda la idea de disponer de un “coordinador covid” único por cada centro como responsable de gestionar todo lo relacionado con la pandemia. ¡¿Uno por centro? Es absurdo; debería ser uno por curso! Además, me lo temo, ese coordinador será un miembro del equipo que ya tendrá su propio trabajo; más carga aún”, remata con indignación María.
Queda menos de una semana para que los profesores inauguren el calendario escolar 2020/21 y lo harán pocas horas antes de que lleguen los primeros estudiantes (el viernes 4). De cara al estreno Ayuso ha recibido un pequeño balón de oxígeno con el aplazamiento de la huelga de docentes prevista para esos días y que, de momento, pasará a ser el 22 y 23 de septiembre.
La presidenta ha aplaudido el gesto: “Son momentos de responsabilidad y de unir fuerzas”, ha escrito. Pero a falta de escasos días para reabrir los colegios, todo sigue siendo dudas.