"Una humillación": cruzada pensionista para acabar con la exclusión financiera de los mayores

"Una humillación": cruzada pensionista para acabar con la exclusión financiera de los mayores

Hay quien no sabe, quien no puede, quien no tiene ayuda... Los bancos siguen negando a los ancianos trámites presenciales para superar la brecha tecnológica.

Un anciano saca su tarjeta para usarla en un cajero automático. GoodLifeStudio via Getty Images

La Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP) ha reclamado este martes al Gobierno que regule de forma inmediata un marco legislativo que ayude a acabar con la exclusión financiera que sufren los más de diez millones de personas mayores y pensionistas que hay en España.

En un comunicado, esta plataforma que representa a 15.079 asociaciones y más de 5.746.000 afiliados ha alertado de la exclusión financiera que sufren las personas mayores como consecuencia del cierre de miles de sucursales bancarias, lo que intensifica las transacciones online y el uso de cajeros automáticos y que provoca una sensación de “abandono y humillación”.

Esta realidad está provocando que la mayoría de las operaciones bancarias se trasladen a internet, algo que está ocasionando “un grave daño” a las personas mayores, ya que, muchas de ellas no saben manejar las nuevas tecnologías.

“Muchas, incluso, no tienen a nadie que les pueda ayudar. No se puede permitir esta situación”, ha denunciado el presidente de la PMP, Ángel Rodríguez Castedo. A su juicio, la banca digital amenaza con excluir a las personas mayores y eleva el riesgo de exclusión de los más vulnerables.

“Edadismo”

Recuerda que para cualquier usuario no nativo digital resulta a veces difícil acordarse, por ejemplo, de las claves para aceptar una operación, cuesta encontrar la pestaña adecuada, incluir bien los datos, acertar cuando la tecnología se queda detenida o te manda un mensaje en un lenguaje desconocido.

Además -advierte- no todo el mundo tiene un ordenador, o alguien que pueda ayudarle, y no siempre es fiable entregar los datos personales a cualquiera para que te preste una ayuda.

“Esto se llama maltrato, edadismo”, ha lamentado Castedo, que ha apuntado que la lucha contra el edadismo es una de las prioridades de la Plataforma de Mayores y Pensionistas.

Por eso, la PMP urge a la aprobación de marcos normativos que protejan los derechos de las personas mayores respecto al acceso a los servicios bancarios y acaben con la exclusión financiera que sufren millones de personas.

Petición en Change

En paralelo, la plataforma Change ha visto crecer estos días las firmas para la propuesta de un usuario llamado Carlos San Juan de Laorden, que tiene ya más de 230.000 apoyos, que reclama “atención humana” en las sucursales bancarias. “Tengo casi 80 años y me entristece mucho ver que los bancos se han olvidado de las personas mayores como yo”, escribe. Ahora casi todo es por Internet… y no todos nos entendemos con las máquinas. No nos merecemos esta exclusión. Por eso estoy pidiendo un trato más humano en las sucursales bancarias”.

“En los pocos sitios donde queda atención presencial, los horarios son muy limitados, hay que pedir cita previa por teléfono pero llamas y nadie lo coge… Y te acaban redirigiendo a una aplicación que, de nuevo, no sabemos manejar. O mandándote a una sucursal lejana a la que quizás no tengas cómo llegar”, denuncia. “Esto no es ni justo ni humano. Antes entrabas en la caja y hacías un pago o cualquier otra gestión. Pero cada vez más, para trámites sencillos, te exigen usar tecnologías complejas que muchos no sabemos utilizar”, lamenta.

“Muchas personas mayores están solas y no tienen nadie que les ayude, y otras muchas, como yo, queremos poder seguir siendo lo más independientes posibles también a nuestra edad. Pero si todo lo complican y cierran las oficinas, están excluyendo a quienes nos cuesta usar Internet y a quienes tienen problemas de movilidad”, explica.

De ahí su iniciativa, un éxito en las últimas horas, ante la que ha mostrado su agradecimiento, pero que aún no ha logrado su meta. Hace falta un empujón más.