Los patriotas y el dinero
Propongo que Hacienda investigue a todo el que se declare patriota.
Propongo que Hacienda investigue a todo el que se declare patriota. Seguro que la Agencia Tributaria maneja unos poderosos algoritmos, derivados de numerosos estudios sobre los perfiles de los defraudadores, gracias a los cuales algunos contribuyentes son revisados con más cariño que otros. Me imagino, por ejemplo, que se conoce su sexo, su nivel de ingresos, el tipo de ocupación con la que consiguen el pan de cada día…
Pues yo sugiero que, a la luz de la corrupta actualidad de esta semana, se incluya también el nivel de patriotismo en los algoritmos. Simple y objetivo machine learning. Puritita inteligencia artificial. Añadamos en la declaración del IRPF una casilla al lado de la del 0,7% para la iglesia católica. “¿Cuán patriota se siente usted?”. Y catapúm.
Sólo pretendo luchar contra el fraude fiscal. Ni siquiera recurriré al recurrido doctor Johnson y su “el patriotismo es el último refugio en el que se esconden los canallas”. Simplemente señalaré una evidencia: en la relación entre patriotismo y corrupción no están todos los que son, pero nadie puede negar que sí son todos los que están.
De acuerdo, habrá que afinar más el algoritmo para evitar falsos positivos: añadamos el tener un cargo público para cuya obtención ha sido fundamental ser patriota. Y cuanto más alto sea dicho cargo, más sospechemos del patriota. Se quedó fuera del montaje en Minority report, pero en la distopía spielbergiana PreCrime detenía preventivamente a cualquier rey, a todos, nada más que llegaban al poder. Y nunca fallaban. No estaba inspirado en la historia de España. Quiero decir, no estaba inspirado únicamente en la historia de España.
Mienten los que señalan a pifias colosales del PP -que, obviamente, las hubo del tamaño de la catedral de Sevilla- como las precipitantes de la ruptura independentista de la baraja constitucional, la misma que amenaza con el mayor robo irreversible a la clase obrera española en toda su historia. Mienten los que sitúan su origen en el Estatut o en tal o cual Diada.
Revisen la hemeroteca: el súbito -y espontáneo, jajaja- subidón del sentimiento independentista a partir de mediados de esta década sigue al desenmascaramiento de CiU como la formación política más corrupta de Europa, al igual que el crecimiento de las setas sigue al inicio de las lluvias en otoño. A partir de ahí, huida desesperada hacia adelante pisando el acelerador del patriotismo, empujados por una izquierda nacionalista que, cuando hay que elegir, siempre es más nacionalista que izquierda.
Algo raro ocurre con los patriotas y el dinero. Las fechorías de sinvergüenzas como Jordi de Pujol o Juan Carlos de Borbón dañan al reino de España y a la comunidad autónoma de Cataluña tanto como dañaría al Vaticano pillar al papa reconociendo muerto de risa que no cree en dios. Descubrir que ni los patriotas profesionales se creen ni media milonga de las que nos cuentan nos lleva a concluir que nos las cuentan para poder realizar sus fechorías impunemente.
Eso no contribuye a que nos las creamos los demás. Por eso la Agencia Tributaria debe prestar una vigilancia especial a los patriotas. Porque cada euro robado debilita al Estado mucho más que económicamente. Pocas cosas hacen más daño a las patrias que los patriotas.