Los cuatro guiños claros de 'Antidisturbios' a la realidad
Al director Rodrigo Sorogoyen no se le escapa una. Atención, 'spoilers'.
Es indiscutible que Rodrigo Sorogoyen ha conseguido hacer ruido con Antidisturbios. Quien no ha visto ya la serie de Movistar+ ha escuchado hablar de ella. En parte se debe a que los aludidos, los agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP), han criticado duramente la imagen que se da de ellos en la ficción, por los malos hábitos de algunos de los personajes, como el abuso de poder o la violencia. Su miedo es que haya espectadores que entiendan que son así en realidad. Precisamente, pensar en la realidad es ineludible al ver la ficción, porque está llena de referencias a ella.
Antidisturbios cuenta la historia de seis policías de la UIP —Hovik Keuchkerian, Raúl Arévalo, Roberto Álamo, Patrick Criado, Álex García y Raúl Prieto— que ejecutan un desahucio en el centro de Madrid en el año 2016. El desalojo acaba con una muerte. Por eso, Asuntos Internos, y en concreto el aplaudido personaje de Vicky Luengo, comienza a investigar los hechos para esclarecer si los agentes han sido o no los responsables de la tragedia.
El trabajo de Rodrigo Sorogoyen es hiperrealista de por sí. El director coloca la cámara como si fuese un protagonista más para que el espectador sienta que está dentro de la escena, y así consigue un efecto documental. Pero en esta ocasión, no se ha limitado a lograr ese efecto con la cámara, sino que ha ido más allá.
La ficción está llena de frases que suenan muy creíbles: quejas de los agentes por tener que trabajar con ordenadores de antaño, por tener que pagar ellos mismos los botiquines, por estar escasos de personal en agosto o porque su trabajo se acabe politizando. También hay guiños que se relacionan con sucesos reales, personajes, corrupción y el malestar general de la sociedad española por estos casos.
Yemi Adichie - Mmame Mbaye
La serie arranca con la misión del desahucio. Acuden apenas seis policías en un único furgón, cuando lo habitual es que el cuerpo destine un mínimo de tres para un operativo de este tipo.
Así, trabajando bajo mínimos, la escena acaba con una muerte, la del mantero senegalés Yemi Adichie, que deja mujer e hijos en su país natal. La noticia sobre la muerte de un inmigrante a manos de la Policía acaba inevitablemente en todos los medios.
Poco después llegan las manifestaciones. La Policía defiende que ha sido un accidente, pero Asuntos Internos abre una investigación para descubrir si ha habido negligencia.
El 15 de marzo de 2018, el mantero senegalés Mame Mbaye murió durante una redada en el barrio madrileño de Lavapiés a causa de un infarto. Tenía 35 años, llevaba 12 en España y no tenía papeles. Según el Ayuntamiento, Mbaye caminaba con un amigo y se desplomó, mientras que el Sindicato de Manteros y los amigos del joven aseguraron que la caída se produjo tras una persecución policial.
Ese mismo mes, Madrid fue foco de manifestaciones de gente exigiendo responsabilidades. El caso fue desestimado por la Audiencia Provincial de Madrid en 2019, que rechazó que la causa de la muerte fuera la persecución policial.
Paco Revilla - José Manuel Villarejo
Para asegurarse de que la Justicia es benevolente con la investigación del caso, los antidisturbios recurren a un comisario corrupto y retirado, Paco Revilla (interpretado por el padre de Rodrigo Sorogoyen). Les pide 20.000 euros para mover hilos e inventar un historial criminal sobre la víctima y filtrarlo a los medios.
La intención de enturbiar la imagen del fallecido es generar debate y conseguir el respaldo de parte de la sociedad para los policías. Además, Revilla se dedica a conseguir información para favorecer a altos cargos con sus chivatazos.
El parecido físico del personaje de Revilla con el comisario Villarejo es más que evidente. José Manuel Villarejo, excomisario del Cuerpo Nacional de Policía, se encuentra en prisión desde noviembre de 2017. Fue acusado de organización criminal, cohecho y blanqueo de capitales.
Es conocido, principalmente, por recopilar datos de la vida privada de políticos, jueces, empresarios y periodistas a través de escuchas ilegales. El motivo: la información es poder.
Ultras en el Santiago Bernabéu - Ultras del Legia de Varsovia
Los antidisturbios de Sorogoyen participan en uno de los episodios en el control del orden de las calles cercanas al estadio Santiago Bernabéu durante la celebración de un partido. Allí se las tienen que ver con centenares de ultras franceses que acaban desatando la violencia y dando una paliza a un policía.
En octubre de 2016, los ultras del Legia de Varsovia se enfrentaron a la Policía Nacional durante un partido del equipo polaco contra el Real Madrid. Llegaron a la zona del Bernabéu escoltados por los agentes, como en la serie. La Delegación del Gobierno había preparado un dispositivo con 2.000 efectivos que controlaban la situación alrededor del estadio.
Todo transcurrió con normalidad hasta que se desató la batalla campal en las inmediaciones del campo, también como en la ficción. Los enfrentamientos acabaron con siete heridos —cinco hinchas y dos policías— y 12 detenidos de nacionalidad polaca.
El crucero Piolín - La escena final
Sorogoyen se guarda ‘la gracia’ para el final. Después de acabar con todas sus causas judiciales, los antidisturbios se dirigen a Cataluña para participar en un operativo. Los agentes se quedan alucinados cuando se encuentran de frente con el barco que los va a alojar. El motivo es más que evidente. “Hostia. Esto es de coña, ¿no?” es lo único que aciertan a decir.
El barco es el ‘El crucero Piolín’. Así se llamó al ferry en el que se alojó el personal de la Policía Nacional y la Guardia Civil que el Ministerio del Interior envió a Cataluña el 1 de octubre de 2017. Su misión, en el marco de la Operación Copérnico, era reforzar el operativo policial de cara al referéndum de autodeterminación constitucionalmente ilegal convocado por el Gobierno catalán.
‘El crucero Piolín’ fue carne de memes y motivo de indignación para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por estar pintado con dibujos de los Looney Tunes. La noticia generó tanto revuelo que el Gobierno decidió cubrirlo con lonas.
Con tanta labor de documentación, no es de extrañar que el trabajo de la serie creada por Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña haya durado seis años.