Los geógrafos avisan: el buen tiempo no acabará con el coronavirus
El confinamiento y la prevención hacen mucho más que un una semana soleada.
A comienzos de febrero, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió de que el coronavirus se iría en abril con el calor.
Fake news.
Estados Unidos afrontar el mes más letal por el COVID-19, con una estimación de fallecidos entre 100.000 y 250.000. Por mucho que el calor apriete.
Además, la idea de Trump, que muchos han hecho suya, está siendo rebatida por la Asociación Española de Geografía (AGE), que advierte de que el “buen tiempo” y la subida de las temperaturas de los próximos meses no acabará con la pandemia de COVID-19. Desde la asociación se defiende que, mientras no haya una vacuna efectiva, la mejor receta para combatir la enfermedad es el confinamiento y la protección pedidos tanto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como por el Gobierno de España.
Pese a que los virólogos relacionan la temperatura ambiental con la vida activa del coronavirus, el presidente de la Asociación Española de Geografía (AGE) y responsable del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, el catedrático Jorge Olcina, puntualiza que no hay que tener “la esperanza en la subida de temperaturas que se producirá en primavera”. Esta subida será progresiva y los valores de temperatura máxima diaria de los meses de abril y mayo no alcanzan umbrales que puedan favorecer la extinción del virus.
Hasta el verano, nada
Olcina considera que “no será hasta finales de junio, julio y agosto, es decir ya en verano, cuando se alcancen valores que puedan dañar al virus, especialmente en el sur y centro peninsular” español.
Además, la subida de temperatura de primavera puede tener un efecto contrario porque en los países mediterráneos, como España, la abundancia de sol y de luz favorece la vida social al aire libre: “Y si para mayo no se ha conseguido un control drástico de los contagios, la mayor estabilidad del tiempo atmosférico puede resultar incluso perjudicial”.
El presidente de la AGE asegura que “tampoco está claro que este virus no aguante temperaturas ambientales altas”. Sí está más o menos demostrado que es a partir de 35 o 40 grados centígrados cuando el COVID-19 puede alcanzar su umbral de existencia, esos valores corresponden para el conjunto de la España peninsular y Baleares a jornadas del centro del verano (mediados de julio a mediados de agosto) o bien a episodios de ola de calor que son “puntuales”.
“Debe reiterarse que son las medidas sanitarias las únicas que pueden hacer mejorar la crisis sanitaria”, insiste Olcina. Por mucho que a Trump le cueste escucharlo.