Los expertos coinciden en que Putin "se ha salido con la suya" pese a las sanciones
Rusia da un paso más en su “reconfiguración de todo el espacio ruso mediante el control o semicontrol de antiguas repúblicas soviéticas”.
En el incierto escenario de la invasión rusa de Ucrania y ante la tibia reacción internacional, expertos en diplomacia coinciden en que “Vladimir Putin se ha salido con la suya” y las amenazas de sanciones económicas no han servido para nada, pero advierten de que este “juego político” aún no ha acabado.
Políticos, catedráticos y analistas han diseccionado para Efe las consecuencias de la invasión, en especial para la capacidad de influencia de la UE y la OTAN, y creen que el objetivo de la ofensiva rusa es un paso más, el más audaz hasta la fecha, dentro de un proceso de “reconfiguración de todo el espacio ruso mediante el control o semicontrol de antiguas repúblicas soviéticas”.
Así lo explica el profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad de Comillas ICADE José Ángel López Jiménez, quien acaba de publicar el libro “Bielorrusia: la última república soviética” sobre los intereses cruzados en la región y concluye que la entrada en Ucrania supone “cerrar el bucle” del expansionismo ruso con la creación de otro “estado marioneta”.
Da por hecho que Putin tenía “totalmente descontado” el impacto de las sanciones de la UE, hasta el punto de que solo la subida del precio del petróleo ya le ha supuesto a Rusia “un colchón de más de 700.000 millones de dólares”.
“Al final, las sanciones masivas de la UE van a ser como las armas de destrucción que había en Irak, que también eran masivas”, ironiza.
Además, estos castigos “siempre tienen un efecto bumerán y dañan al que los impone” y a largo plazo pueden debilitar aun más la postura europea, pues “los intereses siempre están por encima de los principios”.
También plantea López que la UE ha caído en la estrategia rusa del “divide y vencerás”, dada la “retahíla de líderes europeos que han ido pasando por Moscú, y ninguno en representación de la UE, a la que no se ha vuelto a ver desde la desastrosa visita de (Josep) Borrell en febrero del año pasado”.
Esta “impotencia diplomática” supone “el enésimo botón de muestra del enanismo político de la UE en la comunidad internacional, donde es un gigante normativo de exportación de valores y principios, que, a la hora de la verdad, se están yendo por el desagüe y son precisamente los que cuestionan estas potencias reactivas como Rusia o China”, expone, por lo que sentencia: “Rusia se ha salido con la suya”.
El decano de la facultad de Política y Sociología de la UNED, Gustavo Palomares, no lo tiene tan claro; considera que se va a desencadenar una guerra civil en territorio ucraniano, alimentada por la OTAN y Estados Unidos para desgastar a Putin.
A juicio de Palomares, tanto la Alianza Atlántica como Washington “están ya en otro tablero estratégico, en otra pantalla del juego político”.
Dan por hecho ya un próximo gobierno títere en Kiev y ven como ”única forma de contrarrestar esta ocupación militar” tratar de “alentar a una resistencia armada”, apoyada militar y económicamente por países limítrofes de manera encubierta.
La OTAN y Estados Unidos “no se iban a quedar cruzados de brazos”, por mucho que no estén dispuestos a intervenir militarmente. “Su estrategia no pasa por revertir la invasión rusa, sino por sangrar a Moscú a corto, medio y largo plazo para hacer insostenible la ocupación”, considera Palomares.
Eso explicaría que el ejército ucraniano no esté haciendo realmente frente a la invasión militar, los ejercicios militares impartidos a la población civil y los llamamientos a los ucranianos a defender su país incluso con cócteles molotov.
Sí coincide con López en la ineficacia de las sanciones europeas; “le harán daño, pero tiene ya el daño descontado con el apoyo chino y de otros aliados”, por lo que son “meramente decorativas, lo único que podía hacer la UE con los instrumentos que tiene, que son ninguno”.
E incide Palomares en la falta de unidad europea, “que han ido de uno en uno a visitar Moscú”, y se muestra contundente: “La UE no va a hacer nada, ni va a ocupar un lugar importante en la gobernanza internacional mientras no hable con una sola voz”.
También la analista Mira Milosevich, miembro del patronato de la Fundación FAES, estima que Putin calculó los posibles beneficios y pérdidas y “claramente asumió que le convenía, pese a las sanciones que le pudieran imponer”.
Lo que para Putin ha prevalecido es “el principio del pensamiento estratégico ruso de que todo se subordina a la seguridad nacional, que ellos llaman la supervivencia”, señala convencida de que el ataque a Ucrania “solo es el primer plato”, porque “el plato principal es una reconfiguración de la seguridad europea”.
Por su parte, el vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas, Diego López Garrido, coincide en que Putin quiere un gobierno satélite para Kiev, pero no pasará de ahí: “Sabe que si toca un centímetro de la OTAN, se le viene la represión de los aliados encima”.
En su opinión, el presidente ruso “quiere volver a la Guerra Fría, a los bloques enfrentados en épocas de la URSS, cuando aún tenía una posición de fuerza en el mundo; es una vuelta al ensoñamiento imperial de una zona de influencia”, y las sanciones económicas tienen “una importancia secundaria y no conseguirán que Rusia no haga lo que quiera”.
Sin embargo, López Garrido barrunta que, sin quererlo, una de las consecuencias va a ser “reforzar a la OTAN y la unidad de la Alianza, porque se ha visto con claridad la necesidad de que exista ante la amenaza de Rusia”.
La Alianza Atlántica, inmersa en definir qué papel jugar en el siglo XXI, “ha vuelto a tener un papel y un sentido, se lo ha dado Putin”, subraya el exsecretario de Estado para la Unión Europea.