Los episodios traumáticos que han marcado la vida de Joaquin Phoenix
El actor ha vivido en una secta, ha visto morir a su hermano por sobredosis en sus brazos y ha puesto en juego su salud mental para convertirse en protagonista de 'Joker'.
Es el grito desesperado de Joaquin Phoenix la noche del 31 de octubre de 1993. El actor, ganador del Oscar por Joker, trataba, sin éxito, de salvarle la vida a su hermano mayor. River Phoenix moría poco después de una sobredosis en el hospital Cedars Sinai de Los Ángeles (EEUU). Joaquin tenía 19 años y River, 23.
Aquella noche en las puertas de The Viper Room, bar del que era propietario Johnny Depp, se forjó el mito de River Phoenix a la vez que su hermano vivía uno de los episodios más duros de su vida, que lo dejó marcado para siempre. Dice la leyenda que Joaquin lo sacó del local y River murió en sus brazos.
La cobertura mediática de la muerte, que eclipsó ese mismo día la del maestro Federico Fellini, puso el foco en una familia que vivía alejada de los medios y que no estaba preparada para el acoso de la prensa. Probablemente venga de ahí el rechazo de Phoenix a los periodistas y su fama de antipático, que se ha rebajado en los últimos años hasta llegar al pasado Festival de Venecia. El semblante relajado y sonriente del actor descolocó a un público acostumbrado a su imagen oscura y atormentada.
“En esos momentos en los que eres más vulnerable, hay helicópteros volando, personas que intentan colarse en tu casa... Sin duda todo eso me impidió la fase de duelo”, contó Joaquin Phoenix el pasado 12 de enero en el programa 60 Minutes de la cadena CBS al recordar la muerte de su hermano.
El actor, que solo cuatro días después de la fatídica llamada tuvo que escucharla de nuevo en televisiones y radios, decidió escaparse con su familia a Costa Rica. Vivió allí los dos siguientes años, hasta que en 1995 viajó a Nueva York para hacer el casting de Todo por un sueño, la película que supuso su regreso a la gran pantalla.
De una secta a esconderse tras una lavadora
Nada hasta ese momento había sido fácil en la vida de Joaquin Phoenix. Nacido en San Juan de Puerto Rico, sus padres (John Bottom y Arlyn Sharon) formaban parte de la secta cristiana Children God, con la que la familia recorrió varios países de Latinoamérica. El año de su nacimiento, 1974, la pareja pedía para poder comer y sus hermanos mayores actuaban en la calle para aportar dinero a la familia.
Abandonaron la organización tres años después. Vivían en Venezuela cuando el líder sugirió a sus integrantes recurrir a la pornografía infantil para atraer a nuevos fieles. “Dijeron ’a la mierda, nos vamos de aquí”, contó en una entrevista publicada en octubre en Vanity Fair USA, donde también tuvo que aclarar que River no perdió la virginidad a los cuatro años y que había sido una broma que hizo el actor a la prensa para acabar con los rumores sobre su infancia.
Joaquin Phoenix lleva años defendiendo a sus progenitores, de los que asegura “nunca fueron negligentes” ni nunca utilizaron sexualmente a sus hijos. “Las sectas pocas veces se anuncian como tal. Suelen anunciarse como ‘somos gente que piensa como tú, somos una comunidad’”, declaró en otra entrevista.
A Estados Unidos llegaron reconvertidos en los Phoenix, nombre que adoptaron en alusión al ave que renace de sus cenizas. El regreso tampoco fue un camino de rosas. La pareja y sus cinco hijos se instalaron en una habitación en la que, según contó a Esquire en 2014, no se permitían niños: “El gerente nos cogió amablemente y dijo: ‘Podéis vivir aquí, pero si viene el dueño, os llamaré y tendréis que esconder a los niños’. Nos íbamos a un cuarto de lavandería fuera del edificio. Recuerdo una vez que me escondí detrás de la lavadora. No sabíamos cuánto tiempo íbamos a estar, podrían haber sido horas”.
Un nombre diferente y una cicatriz muy comentada
En aquella época Joaquin Phoenix se hacía llamar Leaf (Hoja). El compromiso de sus padres con la naturaleza; el suyo propio, que es vegano desde los tres años, y los nombres de sus hermanos lo llevaron a rebautizarse para sentirse más integrado. Al fin y al cabo los nombres reales de los otro cuatro Phoenix eran Rain (Lluvia), River (Río), Liberty Butterfly (Mariposa libre) y Summer (Verano).
Le preocupó su nombre, que recuperó años después cuando River le sugirió que iba a ser una estrella y no podía llamarse Leaf; pero no la cicatriz de su labio. Eso le ha preocupado más a los medios, y aún lo sigue haciendo.
Sin ir más lejos, el pasado enero, la presentadora Wendy Williams tuvo que pedir disculpas por referirse a él en tono despectivo: “Tiene uno de esos, ¿cómo lo llamas?, labio leporino, paladar hendido”.
No es cierto. Tampoco que se la hizo tras una violenta pelea, como apuntan otros rumores. El propio Phoenix dijo en Vanity Fair que nació con la cicatriz y que no es fruto de ninguna cirugía. Según ha contado en alguna ocasión, su madre siempre la vinculó a un intenso dolor que sintió durante el embarazo.
Un actor de excesivo método
La elección de sus personajes, casi todos marcados por traumas, ha contribuido a que su fama de oscuro y atormentado sea aún mayor. “Desde chico tuve alergia a cosas de niños frívolos y sin sentido”, contón en Vanity Fair para justificar sus personajes.
Es sabido que es un actor de método y que absorbe el papel hasta el límite. De hecho, el mismo equipo de Joker mostró su preocupación por la implicación de Phoenix, que recoge el testigo de Heath Ledger, fallecido a causa de una sobredosis antes incluso de que se estrenase El caballero oscuro.
Phoenix perdió 23 kilos para meterse en la piel de Arthur Fleck, poniendo en juego su salud mental. “Te obsesionas con perder pocos gramos. Realmente se desarrolla un desorden. Es salvaje (...) Te vuelves loco”, contó durante la promoción.
Ya había adelgazado antes para ser Jesucristo en María Madgalena. Entonces siguió una dieta de 300 calorías diarias. “Trabajar con Joaquin es como trabajar con un animal salvaje”, dijo el director Garth Davis en Esquire.
En 2014, tras rodar Puro vicio con Paul Thomas Anderson, estuvo una temporada paseando descalzo por las calles. Y en 2005, poco después de convertirse en Johnny Cash en En la cuerda floja, tuvo que pasar por una clínica de desintoxicación para dejar el alcohol.
“No se encontraba bien con su situación y ha tenido el valor de afrontar la enfermedad”, contó en un comunicado su agente Susan Patricola. Un año después, ya recuperado, el propio Phoenix hablaba de este episodio: “No fue el interpretar el papel de Johnny lo que me llevó a abusar del alcohol sino tener que desprenderme de él. Me costó salir del personaje”.
Ahora asegura que puede beber sin problema cuando sale a cenar, aunque no le ha ido tan bien con el tabaco. Fuma desde adolescente y, aunque consiguió dejarlo gracias a la hipnosis, volvió en septiembre en Venecia.
El día que se pasó de vueltas
Con tantas idas y venidas a nadie le terminó de chirriar la imagen dantesca que proyectó en 2009 al aparecer muy desmejorado, totalmente desaliñado y aparentemente drogado en el programa de David Letterman. Cuando aún no se hablaba en términos virales, esa entrevista lo fue.
No podía haber sido de otra manera. Su tono de voz, su imagen desaliñada, su pasotismo, sus respuestas cortas y cortantes... ¿qué estaba pasando?
Era parte del documental I’m still here, que rodó con su entonces cuñado y amigo Casey Affleck, al que luego acusarían de acoso sexual y con el que Phoenix asegura lleva años sin hablarse.
Cuando se produjo aquella entrevista, no se sabía nada del trabajo que había detrás, pero tampoco terminaba de chocar ver así a Joaquin Phoenix. Ni que dijese que iba a dejar la actuación para dedicarse al hip-hop. Si alguien podía haberse pasado de vueltas, ese era él. 11 años después, cuando los premios por Joker y sus poderosos discursos de agradecimiento lo han reconciliado con el público, costaría un poco más.