Los calcetines son la nueva corbata (y todo gracias a Justin Trudeau)
De aquellos feotes blancos con tres rayas…
Las corbatas, irremediablemente, están trasnochadas. Esta prenda que cuelga del cuello es probablemente el único elemento del armario masculino que permanece sin ser objetivamente necesario, más allá de su siempre discutida estética (corbatas bonitas, que difícil lo ponéis). Los calcetines son la nueva corbata. O quizá más que eso.
Porque los calcetines ya juegan en otra liga. Ellos son imprescindibles, sobre todo para los hombres y especialmente en invierno. Y, hasta hace algo más de una década, eran los descastados: ni divertidos, ni elegantes, ni especialmente interesantes. Más allá del ejecutivo y su amigo el deportivo, pare usted de contar.
Por suerte los tiempos, la estética, la industria y la gente cambian. Y ha llegado Justin Trudeau. El primer ministro de Canadá se ha convertido en la guinda de un pastel que lleva años tomando las calles y las pasarelas. Si el canadiense ha pasado a formar parte de la cultura pop por su aire moderno, por sus discursos y hasta por sus emociones expresadas de manera espontánea, sus calcetines y los mensajes que estos lanzan ya forman parte de su identidad.
Las calles han dado el primer paso, o el segundo, tras los visionarios que observaron esta tendencia global. Unos de los primeros fueron los creadores de la firma Happy Socks, que desde Suecia y allá por 2008, decidieron "repartir felicidad convirtiendo un básico diario en una colorida pieza de diseño", como cuentan por correo electrónico a El HuffPost. Ellos, "tristemente", no saben a ciencia cierta si Trudeau ha vestido alguna de sus piezas, pero asegura que se sentirían "muy felices si los llevara".
En cualquier caso, lo que tienen claro es que la del calcetín "no es una moda pasajera". Desde su filial española no se atreven a hablar de un efecto Trudeau, "o al menos no de un efecto directo, pero lo que aporta su imagen de hombre guapo, elegante, culto y tolerante es una publicidad que no se paga con dinero". De hecho, sus ventas en España y a nivel internacional "están creciendo de forma notable" y ya han abierto su primera tienda en la barcelonesa la calle Pelayo.
En España también hay visionarios del calcetín que han decidido apostar por este hasta ahora poco explotado segmento. La más conocida sea, probablemente, Jimmy Lion, que gracias a sus más de 54.000 seguidores en Instagram y a los muchos influencers que los visten han crecido exponencialmente en apenas tres años.
Su historia, en cambio, es completamente distinta a la de los suecos. Felipe Cortina y Álvaro Gomis se conocieron trabajando en banca de inversión. "Por coincidencia, acabamos estudiando un máster en la Universidad de Nueva York", explica Cortina por teléfono al HuffPost. "Ninguno teníamos en mente montar un negocio, queríamos seguir en el sector financiero, pero conocimos a emprendedores y decidimos meternos en el sector de la moda y enfocarnos en un solo producto. No queríamos salir con una marca con muchos complementos, accesorios...". Una vez claro el concepto, se lanzaron con el producto: "Nos encontramos con empresas que vendían 100 millones de dólares sólo en calcetines. No nos convencía el diseño, la calidad, el precio... Y vimos una oportunidad".
Desde el principio, Cortina y Gomis tuvieron claro que no querían vender en tiendas físicas, "porque es muy caro y complicado". "Además, los calcetines tienen ciertas ventajas a la hora de vender online: sólo fabricamos dos tallas, la gente no suele fallar, hay muy pocas devoluciones".
El perfilTrudeau se adapta bastante al público al que se acerca Jimmy Lion. "Inicialmente buscábamos gente joven, de entre 25 y 40 años. Familiares y amigos nos ayudaron a mover la marca inicialmente en España, y nos hemos dado cuenta de que vendemos en un rango bastante más amplio del que pensábamos". De hecho, cada vez se encuentran a más hombres vestidos para la oficina con sus calcetines de flamencos, naves espaciales o cerditos.
"Nos sorprende porque nos encontramos gente que los lleva con traje. También creíamos que íbamos a vender sobre todo a hombres, porque el 70% los llevan todos los días, pero luego nos hemos dado cuenta de que tenemos muchas mujeres, y hemos lanzado modelos para niños hace un par de meses", afirma Cortina. Para ellos, España es "mucho más clásica" que Norteamérica en su estilo, de ahí que no les sorprenda ver su producto "en Canadá y en EEUU, porque cuando empezamos allí nos chocaba la cantidad de ejecutivos que van a la oficina con calcetín llamativo. Aquí ya se empieza a ver más, y en las redes sociales nos encontramos con fotos de gente llevando calcetines con traje".
Aunque los han vestido Hugo Silva, Samantha Vallejo-Nájera, varios ángeles de Victoria's Secret... creen que a Mariano Rajoy todavía sería difícil. "Pero a Albert Rivera lo veo...", asegura divertido el creador de Jimmy Lion, que si pudiera hacer que alguien vistiera sus calcetines, sería a Rafa Nadal.
"Nosotros veíamos que el calcetín es la nueva corbata. Sobre todo para la gente que es más clásica a la hora de vestir, menos arriesgada, es más sutil, pues solo se ve cuando cruzas las piernas". Cómo no, están de acuerdo con la máxima que expresaba la editora de moda de The New York Times, Vanessa Friedman: "No solo son divertidos, sino que contienen un mensaje de solidaridad". "Los hombres, después de todo, tienen significativamente menos opciones que las mujeres cuando de trata de comunicar de forma implícita a través de la ropa, y tampoco pueden apoyar a la industria local a través de sus creadores", afirma la experta.
Desde la filial española de Happy Socks reflexionan que "parte del secreto de su éxito es que los calcetines son la 'discordancia tolerada' dentro del armario masculino, incluyendo el de un político. Algo que está ahí pero que no se ve tanto, si no quieres. Son como un secreto que tú sabes que llevas, y quizás el último reducto de libertad y transgresión juvenil cuando llegas a una determinada edad. Si encima con ello lanzas guiños generacionales como los smileys o Star Wars, es que eres muy listo y sabes tocar la tecla adecuada, que es lo que está haciendo Trudeau".
Para ellos, "la imagen de una personalidad como la suya que trasciende connotaciones políticas y es casi un icono pop", algo que "se ve reforzado con el uso de una prenda así, algo que se convertirá casi en una imagen de marca, por la que será recordado. Y responde también a una nueva visión de la masculinidad, menos seria, con menos prejuicios, y más abierta a nuevas propuestas estética que define a la nueva moda para hombre".
"Un calcetín también tiene un mensaje. Tiene un efecto sorpresa bastante divertido", aseguran desde Jimmy Lion. "Al final ha estado totalmente olvidado durante mucho tiempo, y ahora hay una explosión, pero antes el 90% eran azules o blancos. Nos encanta ver cómo la industria está creciendo, aunque queda mucho. Las grandes marcas tampoco le prestan demasiada atención. Ojalá Trudeau se los ponga. Tenemos que hacérselos llegar como sea".
Ya puestos, desde Happy Socks están "apostando fuerte" por la que intuyen que va a ser la próxima tendencia: "Creemos que algo así ocurrirá con la ropa interior masculina", en especial con "estampados vibrantes y desprejuiciados". ¿Serán los calzoncillos de Trudeau la siguiente gran moda?