Los alimentos blandos y procesados cambiaron la forma de hablar del ser humano
Escrito por Steven Moran y Balthasar Bickel.
La capacidad del lenguaje es lo que distingue a nuestra especie del resto del reino animal. El lenguaje no solo nos ha permitido conquistar todos los rincones del planeta, sino también desarrollar la escritura, las matemáticas y todo lo que vino después.
Los investigadores pueden encontrar muchos de los rasgos básicos del lenguaje en otros sistemas de comunicación animal. Por ejemplo, muchos animales tienen formas concretas de denominar ciertos objetos e ideas, y algunos incluso son capaces de realizar combinaciones con su correspondiente significado, pero son muy rudimentarias.
Nuestra nueva investigación sugiere que es necesario adoptar una perspectiva biológica para determinar por qué las lenguas tienen la variedad de sonidos que tienen. Nos hemos apoyado en pruebas de la paleoantropología, la biomecánica del habla, la etnografía y la lingüística histórica para sugerir que fueron surgiendo nuevos sonidos del habla entre nuestros ancestros a medida que evolucionaron sus mandíbulas y su dentición para adaptarse a las nuevas dietas.
Para estudiar los orígenes del lenguaje y comprender cómo evolucionó hasta convertirse en la asombrosa facultad que tenemos hoy, tiene sentido investigar el lenguaje desde una perspectiva que incluya la biología y la cultura. Pese a eso, el lenguaje no forma parte del temario habitual de Biología. Está considerado un fenómeno exclusivamente intelectual y cultural, junto con la literatura y las artes, en la rama de las humanidades.
Pero esta categorización es peculiar, ya que, al igual que los sistemas de comunicación de otros animales, el lenguaje es simplemente parte de nuestra naturaleza. Lo procesamos con el cableado neuronal de nuestro cerebro y lo emitimos con nuestro cuerpo, sobre todo con la boca, pero también con las manos y otras partes del cuerpo en el caso del lenguaje de signos.
El lenguaje se concibe a menudo como una destreza fija, se considera que surgió con la aparición de nuestra especie y que se ha mantenido estable en su diseño básico desde su origen.
Esta perspectiva tradicional forma parte de lo que los investigadores denominan la teoría uniformista en lingüística y antropología. La idea básica de esta teoría es que las lenguas de hoy son iguales que las del pasado en cuanto a la tipología y distribución de las estructuras lingüísticas.
Nuestro grupo de investigación se opone frontalmente a esta teoría uniformista. Pensamos que el rango de sonidos del habla utilizados en el lenguaje humano no ha permanecido estable desde su origen. Nuestra investigación demuestra que los sonidos labiodentales (como la f del español), que son los que se hacen llevando el labio inferior a los dientes superiores, solo pudo surgir después de la transición a la agricultura entre 10.000 y 4000 años atrás (dependiendo de la región del mundo).
Aunque las labiodentales son relativamente comunes en la actualidad y están presentes en casi la mitad de los idiomas del mundo, hemos demostrado que, en el caso de las lenguas que derivan del indoeuropeo, empezaron a surgir principalmente a partir de la Edad del Bronce.
¿Por qué? ¿Qué provocó este repentino surgimiento de una nueva clase de sonidos del habla?
Para comprender los procesos relevantes, tenemos que sumergirnos en la antropología biológica. Todos los primates nacen con una configuración dental de sobremordida y resalte incisal (mordida en tijera) tanto con los dientes de leche como con la dentición permanente. Posteriormente, una dieta dura transforma de forma natural la mordida en tijera del individuo joven en una mordida de borde a borde en el adulto.
La invención de tecnologías de procesamiento de alimentos (como la molienda y la fermentación), que ganaron impulso con el desarrollo de la agricultura, hizo que los humanos pasaran a una dieta más blanda, lo que permitió que los humanos mantuvieran la mordida en tijera en la adultez. Por ejemplo, hay pruebas arqueológicas de calaveras humanas con mordida en tijera hace 4300 años en lo que hoy es Pakistán.
Este cambio relativamente reciente en la mordida humana sentó las bases para que las labiodentales se incorporaran a los sonidos del habla. El proceso comenzó de forma gradual en áreas como Europa y el sur de Asia, donde más acceso había a alimentos blandos debido a la introducción de las tecnologías de procesamiento de alimentos.
Sin embargo, estos sonidos nuevos no surgieron por todas partes: mantener la mordida en tijera solo facilita la producción de labiodentales y aumenta las probabilidades de pronunciarlas por accidente, no las genera necesariamente. Así pues, a través de diversas regiones, sociedades y culturas, muchos grupos desarrollaron poco a poco una nueva clase de sonidos del habla, pero muchos otros, no.
Una perspectiva biológica de la evolución del lenguaje nos permite formularnos preguntas de investigación muy intrigantes: ¿Cómo variaron los diversos sonidos del habla actuales a lo largo del tiempo evolutivo?
En la actualidad hay más de 2000 sonidos del habla distintos en los más de 7000 idiomas hablados que hay en el mundo. Estos sonidos del habla van desde las vocales más básicas (i, a, u) que tienen la mayoría de las lenguas hasta los peculiares chasquidos consonánticos que utilizan un puñado de lenguas, sobre todo en el sur de África. ¿Cómo es que hay tanta diversidad de sonidos en las lenguas del mundo?
Recientes investigaciones sugerían que las condiciones anatómicas básicas para desarrollar el habla ya se dieron mucho antes del surgimiento del Homo sapiens. Según esos resultados, fue básicamente una cuestión de desarrollo neuronal lo que posibilitó el sofisticado control motor que tienen ahora los seres humanos sobre su órgano del habla. No obstante, nuestros descubrimientos sugieren que esos investigadores quizás subestimaron la importancia de los pequeños detalles anatómicos: aunque se dieran las condiciones anatómicas básicas para el lenguaje, algunos sonidos quizás sean más antiguos que otros en el linaje de los homínidos y los primates simplemente por estos detalles anatómicos, al margen del control motor.
Consideramos que nuestro descubrimiento abre un nuevo capítulo en la búsqueda de los orígenes de la facultad humana más genuina: el lenguaje. Se trata de una búsqueda considerada por algunos como el problema científico más complejo.
Steven Moran es investigador postdoctoral de Lingüística comparativa y Balthasar Bickel es catedrático de Lingüística general en la Universidad de Zúrich. Pincha en este enlace si quieres estar al día con los últimos avances científicos.
Este post fue publicado originalmente en The Conversation, apareció después en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.