Los cinco momentos más emotivos del concierto de homenaje a Enrique Urquijo
Miguel Ríos, Mikel Erentxun, Amaral o Rozalén recordaron al cantautor madrileño, que falleció en 1999 con solo 39 años.
🎶 He muerto y he resucitado, con mis cenizas un árbol he plantado. Su fruto ha dado y desde hoy algo ha empezado... 🎶
El cantante Enrique Urquijo (Madrid, 1960-1999), líder del grupo Los Secretos, compuso esta canción, Pero a tu lado (Dos caras distintas, 1995), para su hija María, que había llegado al mundo en 1994.
Apenas cinco años más tarde del nacimiento, el 17 de noviembre de 1999, la policía halló su cuerpo sin vida en un portal de la calle Espíritu Santo, en el madrileño barrio de Malasaña. Una de las voces más míticas de La Movida había fallecido, con solo 39 años, por culpa de una sobredosis.
20 años después de su muerte, el espíritu de Urquijo resucitó por una noche siguiendo paso a paso la letra de la canción. Bajo la atenta mirada de 8.000 seguidores del músico, artistas como Miguel Ríos, Mikel Erentxun, Rozalén o Amaral se unieron el domingo 17 de noviembre a Los Secretos en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid (WiZink Center) para homenajear al autor de letras como Déjame, Quiero beber hasta perder el control y La calle del olvido.
El concierto estuvo lleno de momentos inolvidables, aunque si hay que elegir, en El HuffPost Life nos quedamos con estos cinco.
El homenaje comenzó un poco más tarde de las 19 horas con la proyección de fotos de la infancia del líder de Los Secretos y, de fondo, los acordes de Volver a ser un niño (Directo, 1988). En las ocho primeras canciones de la noche, el escenario al que se subieron Rebeca Jiménez o Jorge Marazu imitaba a la mítica sala de conciertos Galileo Galilei, con sus luces de neón rosa al fondo incluidas.
No fue fruto de la casualidad. Ese escenario fue el último al que se subió el cantante meses poco antes de morir, según desveló Javier Higueras, organizador del homenaje. El artista madrileño solía actuar en esa sala con asiduidad con su proyecto paralelo Enrique Urquijo y Los Problemas. La anécdota provocó un sonoro aplauso por parte del público.
Allí se celebraron año tras año los aniversarios de la muerte del autor, que han ido haciéndose más grandes cada vez hasta llenar el Palacio de los Deportes. “Hace 20 años éramos 30 personas en un bar de Malasaña. Enrique nos acaba de dejar y decidí hacerle un homenaje cantando una canción”, contó. Este domingo logró reunir a 8.000 personas.
Este domingo el homenaje vino de la mano de artistas de procedencias diversas y edades muy diferentes. Hubo cantantes con Los Secretos como referentes, como Jorge Marazu o Rozalén, y también estuvieron aquellos que fueron referentes para Los Secretos, como Alejo Stivel o Miguel Ríos.
La confesión de la noche la dejó el cantautor gallego Andrés Suárez, antes de interpretar No digas que no (Continuará, 1987) junto al grupo que lidera Álvaro Urquijo. “Hace más de 20 años cantaba canciones de Los Secretos en mi ciudad, en Ferrol, y después cuando me vine a Madrid las cantaba en el metro. Soy el niño más feliz del mundo”, dijo.
No fue el único en ligar su adolescencia con las canciones del grupo. “Este es el sueño de un niño de 15 años que escuchaba a Enrique, el motivo por el que me dedico a la música”, afirmó Jorge Marazu, antes de cantar Y no amanece (Adiós Tristeza, 1991).
Por otro lado, Álvaro Urquijo reconoció a Miguel Ríos como uno de sus referentes musicales. “Nosotros cuando empezamos a tocar, nos costaba encontrar las referencias, pero él era una. Si fichamos por la compañía discográfica que fichamos era porque él estaba dentro”, aseguró.
Igual que sus compañeros, la cantautora Rebeca Jiménez quiso contar una anécdota personal antes de interpretar Adiós Tristeza (Adiós Tristeza, 1991), el mismo tema que ya cantara hace cinco años en un disco y en un concierto de homenaje.
La artista residía en aquella época en Viena cuando se enteró del fallecimiento de Urquijo por una llamada de su familia. “Mi padre se puso dos veces de luto: cuando se murió Pablo Neruda y cuando se murió Enrique Urquijo”, confesó.
Jiménez ha leído un poema escrito por su padre en recuerdo del cantante madrileño, con continuas referencias a las canciones de Los Secretos. La artista compartió después el texto en su cuenta de Instagram.
Una vez finalizada la primera parte del homenaje, el escenario se fundió a negro para preparar la llegada de Los Secretos, capitaneados por Álvaro Urquijo desde la muerte de Enrique. No llegaron solos, sino acompañados de una orquesta sinfónica. Juntos interpretaron tres canciones seguidas, sin pausas: Aunque tú no lo sepas, Cambio de planes y Ahora que estoy peor.
La primera de ellas tiene una historia curiosa, ya que no es una composición de Los Secretos, sino que fue escrita por el cantautor Quique González para Enrique Urquijo, basándose en un poema de Luis García Montero. La canción formó parte del disco Desde que no nos vemos (1998), el segundo álbum de Enrique Urquijo y Los Problemas.
Los aplausos del público fueron constantes, la emoción se notaba en el ambiente y las voces de los asistentes se mezclaban con las de los artistas. “Habéis conseguido que las canciones de Enrique perduren durante generaciones y nos han dado una segunda vida a Los Secretos”, confesó Álvaro Urquijo.
Efectivamente, la continuidad de Los Secretos no estaba asegurada hace 20 años cuando falleció Enrique, ya que todo apuntaba a que el grupo se iba a disolver. De hecho, en aquel momento, el cantante se había centrado más en su proyecto personal.
Posteriormente, se subieron uno a uno los invitados de lujo de la noche como Amaral, Miguel Ríos, David Summers o Alejo Stivel para tocar junto a Los Secretos. “Os quería pedir un aplauso para Los Secretos y para Álvaro, que con tanto coraje durante todo este tiempo ha estado defendiendo estas maravillosas canciones”, dijo Eva Amaral.
Rozalén interpretó Agárrate a mí, María (La historia de Los Secretos, 1996), un tema muy especial dentro del repertorio de Los Secretos. Enrique Urquijo le dedicó esta canción a su hija María, fruto de su relación con Almudena Navarro, cuando solo tenía 18 meses. Como es habitual en sus actuaciones, una intérprete de signos expresó con sus manos el mensaje de la canción.
“Lo mágico de las grandes canciones es que hacen inmortales a sus creadores”, aseguró la cantante manchega para contar después una anécdota personal: “Cuando se la descubrí a mi padre, él también me la cantaba a mí”.
Y es que el nombre real de Rozalén es María, al igual que el de la hija de Urquijo. El padre de la artista que le cantaba aquella canción es Cristóbal Rozalén, asesor del político José Bono durante su etapa como presidente de Castilla-La Mancha, entre 1983 y 2004.