Lolita confiesa en 'Mi casa es la tuya' el precio que ha tenido que pagar por ser Flores
"Tuve que renunciar a ser libre".
Mi casa es la tuya, el formato original del programa de Bertín Osborne en Telecinco, volvió este viernes a la parrilla con Lolita Flores como invitada.
La hija mayor de Lola Flores habló de su madre, de su vida centrada ahora en el teatro y lejos de la música, y del precio que ha tenido que pagar por pertenecer a una familia de artistas como la suya.
Lo hizo en uno de los momentos más emotivos del episodio, cuando Bertín Osborne y ella fueron a la playa que hay frente a la casa de Marbella en la que el equipo ha grabado la nueva temporada.
Allí, Lolita se emocionó al recordar a su familia y el presentador aprovechó para preguntar si había tenido que renunciar a algo irrecuperable para ser quien era.
Lolita asintió con gesto compungido y abrazada a Osborne confesó: "A ser libre". La actriz y cantante aseguró que el hecho de ser un personaje popular, ser un artista o deberse al público "te coarta la libertad".
"Tienes que medir dónde vas, qué dices, quién eres... Y yo soy gitana y soy libre. Me gusta la libertad y me gustaría ser libre de verdad, en todos los sentidos. Amar a quien me diese la gana, andar como me diese la gana, vestirme como yo quisiera, decir lo que se me ponga en el filo de la lengua", afirmó.
Puso como ejemplo que en aquel momento le hubiese gustado quitarse el vestido y meterse en el agua: "Pero no puedo, porque soy quien soy y tengo dos hijos... Siempre hay alguien o algo que te coarta".
Un sobre cerrado
Además, Lolita reveló un detalle curioso sobre lo que hacía su madre cada vez que tenía que irse de viaje y dejar a sus hijos en Madrid: les daba un sobre cerrado que contenía una carta con instrucciones de lo que debían hacer si ocurría algo.
Aunque Lolita admitió que nunca lo había abierto porque era "una niña muy buena", su madre le decía que en la carta le explicaba "a quién tenía que llamar, lo que tenía que hacer, dónde estaban sus alhajas...".
"Me lo explicaba todo y me decía siempre que no me preocupase porque no iba a tener que abrirlo. Yo lo metía en mi armario y cuando llegaba se lo daba y ella lo rompía", contó.
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