"Hay muchos más casos de los que conocemos"
El doctor Manuel Menduiña explica cómo viven los sanitarios la crisis del coronavirus: “Lo que más me duele es no poder cogerles la mano a los pacientes”.
En febrero, cuando el brote de coronavirus en Italia empezaba a mosquear a la población y las autoridades sanitarias se empeñaban en transmitir un mensaje de calma, el doctor Manuel Menduiña, especialista en Medicina Interna del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, empezaba a advertir signos de alerta.
“La dimensión del coronavirus es mayor de lo que se pensaba”, reconocía entonces el doctor. Menduiña ya recomendaba por esas fechas evitar los viajes al norte de Italia de no ser esenciales y ese consejo, que a muchos les sonaba excesivamente conservador y restrictivo, resultó ser de todo menos alarmista.
Menos de un mes después, Italia y España han declarado el estado de alarma y el confinamiento de la población, y poco a poco más países se han ido sumando a estas restricciones, mientras que la Unión Europea ya pide el cierre de fronteras europeas, medida que ya se ha tomado en España.
Menduiña asegura que todos hemos cometido errores en esta crisis, desde los dirigentes, que “no creían que esto fuera a pasar”, hasta los urbanitas que ante la alarma en las capitales corrieron a ‘refugiarse’ en los pueblos y en la costa poniendo en riesgo a toda una población. Parece que todos pecamos de ingenuidad. “A nosotros mismos, los médicos, algún compañero de Italia nos mandaba vídeos de lo que estaba ocurriendo y decíamos: ‘No, aquí no puede pasar, nuestro sistema sanitario es distinto’”, reconoce Menduiña. Y se equivocaban, admite: “La realidad es que no teníamos tantos casos porque estábamos haciendo menos tests”.
Son muchos los factores que han propiciado la transmisión descontrolada de este virus. Ya se puede afirmar que el Covid-19 es mucho más infeccioso de lo que se creía, pero también que “la globalización y los viajes han contribuido”, así como la tardanza a la hora de aplicar medidas restrictivas, sostiene Menduiña, que al mismo tiempo defiende que “no es momento de buscar culpables”. “El escenario es el que tenemos y no sirve de nada lamentarse”.
Lo que es necesario ahora es cumplir a rajatabla el aislamiento. “El confinamiento es la única manera no ya de parar la epidemia, que parece imparable, sino de ralentizar la aparición de casos. No creo que podamos hacer otra cosa ahora mismo”, apunta. El experto confía en que “esto nos dé una tregua, como ha ocurrido en China”, y augura que “nos quedan unas cuantas semanas duras por delante”.
Duras para la gente, por el “sacrificio” que están haciendo quedándose en casa, y duras para los sanitarios, con jornadas extenuantes que les impiden, precisamente, estar en casa como el resto de la población. “Yo tengo tres niños, y los echo mucho de menos. Es muy duro. Están todo el día encerrados con una cuidadora, porque mi mujer también es médica intensivista. Estamos fuera 12 horas al día y los niños no pueden correr ni saltar, que es lo que deberían. Pero es cuestión de tiempo”, anima el doctor.
El miedo que tienen ahora los profesionales es “quedarse sin relevo”. Uno de los compañeros de Manuel Menduiña ya ha dado positivo en la prueba de coronavirus. “Esta enfermedad es extremadamente contagiosa. A veces, ni con los trajes EPI es suficiente”, lamenta. “Me da miedo que todos vayamos cayendo uno a uno y que, conforme pasen los días, tengamos que irnos a casa. Ya hemos echado mano de residentes de cuarto y quinto año y, si esto se prolonga, habrá que echar mano de cualquier médico con los conocimientos mínimos”, señala.
Y eso que él trabaja en Granada, donde tienen “30 enfermos hospitalizados, dos de ellos en la UCI y un fallecido”. En comparación, “lo de Madrid es tremendo”, reconoce el médico. Con datos de este martes, 17 de marzo, la Comunidad de Madrid cuenta con un total de 4.871 casos confirmados, 340 de ellos en la UCI y 355 fallecidos.
Pero esas cifras corresponden al número de pacientes registrados. “Ahora hay personas con síntomas leves a las que no se les están haciendo pruebas y las mandamos a casa”, explica el doctor. Lo cual le lleva a afirmar sin miedo a equivocarse que “hay muchos más casos de los que conocemos, sin duda”.
Es más, Menduiña vaticina que “con esta oleada, puede que nos acabemos contagiando el 40% de la población”. El doctor confía en que durante el período estival el coronavirus “nos dé tregua y en unos meses haya una vacuna”. “Es posible que este virus vuelva al año siguiente” como hace la gripe, añade.
El principal objetivo ahora de la sanidad es “intentar que no haya muchos casos en un corto espacio de tiempo”. “Si se acumulan muchos casos en poco tiempo, habrá mayor número de casos graves”, advierte, ya que los hospitales se saturarán y habrá falta de personal y de material, como ya vienen denunciando algunos centros de la capital.
Lo que están haciendo en el Virgen de las Nieves, como en el resto de España, es cancelar consultas que no sean urgentes y anular citas quirúrgicas para dejar camas libres. “También estamos dando altas precoces”, explica. Y los hospitales privados han parado su actividad quirúrgica para ponerse al servicio de esta crisis, añade. Él mismo, que también pasaba consultas privadas, ha dejado de hacerlo.
Este lunes, la OMS pidió que, en caso de colapso en los hospitales, se debería priorizar la atención de personas mayores y con otras patologías previas. Por otro lado, circulan informaciones de que en Italia los médicos ya se están viendo en la obligación de tener que elegir ‘a quién salvar’. Menduiña asegura que en España no se ha llegado a tal situación.
“Aquí no hemos tenido ese problema. Y, llegado el caso, el profesional al mando es el que tendrá que ver. Pero si intubar a un paciente con pluripatologías no va a mejorar su expectativa de vida y sólo va a hacer que esté enganchado al respirador 15 días, no tiene mucho sentido. Es normal que se decida no intubarlo, siempre con el consentimiento de su familia. Eso lo hacemos día a día”, explica. “Pero no estamos en el punto de tener que intubar a un paciente de 50 años antes que a otro de 70”, aclara. “Sé que Italia ya se ha planteado, pero en España no, ni siquiera en la Comunidad de Madrid hoy por hoy. Tengo compañeros en la Paz y en el Ramón y Cajal y, efectivamente, están saturados, pero no se está llegando a esa tesitura”, insiste, aunque admite que “la situación cambia cada día”. “Es una enfermedad tan desconocida”, reflexiona. “Yo también era de los escépticos que creía que nunca iba a llegar aquí. Pero ha explosionado de una manera que ahora resulta imparable”.
Ahora mismo, lo que más le duele a Menduiña en su trabajo es “la imposibilidad de tocar a los pacientes”. “No podemos ni cogerles la mano, ni acompañarles como solemos hacer y transmitirles nuestra solidaridad en una situación tan triste”, lamenta. Él está seguro de que “de todas las crisis se sacan cosas positivas” y, en este caso, lo que está aflorando “es la humanidad”, especialmente en el ámbito sanitario. “Nos vienen unas cuantas semanas duras”, repite. “Pero esto es cuestión de tiempo. Y también tenemos mucha ilusión”.