Lo que hay detrás de los roces entre los socios de la coalición
Todo lo que tienes que saber para entender las disputas entre PSOE y Podemos en el Gobierno.
Casi nadie podía imaginar hace un año, cuando los miembros del Gobierno posaban sonrientes en sus primeros consejos de ministros, que la coalición iba a estar tan tocada 365 días después. Y justo cuando la oposición de PP y Cs está tan débil por el batacazo que sufrieron en las elecciones catalanas.
Los roces entre PSOE y Podemos han subido la temperatura hasta el punto de que desde los dos sectores de Moncloa se hablaba de una situación insostenible, según fuentes de ambos lados citadas por El País. Eso sí, nadie de momento da por liquidado el primer Ejecutivo bicolor en ocho décadas. Y tanto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, han quitado este martes hierro al asunto para frenar la bola de mal rollo.
Sánchez ha defendido en el Senado la vigencia de la coalición y se ha mostrado “satisfecho” con ella. El jefe del Ejecutivo ha insistido en que a morados y socialistas les unen más cosas de las que les separan. Y el jefe de Podemos ha recalcado que los suyos van a ser leales con el Ejecutivo del que forman parte, aunque ha dejado claro que eso significa cumplir con el pacto entre ambas fuerzas.
Lo cierto es que la tensión había subido tanto que Sánchez e Iglesias se marcaron como objetivo verse a solas esta semana para encauzar la situación, algo que ha ocurrido este mismo martes, según la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero. La relación estaba enrarecida por discrepancias en varios proyectos de ley, como el de regulación del precio del alquiler, sobre los que hay posiciones encontradas y ataques políticos de por medio.
En Podemos repiten que los choques son normales y que está bien generar debate, porque con él pueden forzar a los socialistas a cumplir con el programa de la coalición. Y, en el PSOE, más partidario de no exponer las diferencias en público, insisten en que lo importante es la lealtad porque dicen que los morados están empeñados en ser Gobierno y oposición a la vez. Aunque fuentes oficiales de Ferraz apuntan a este diario que “ni mucho menos” están a la “gresca” con Podemos.
Esto es todo lo que tienes que saber por si lees (o escuchas) que la relación entre socios no es buena.
¿Qué pasa para que haya roces?
El Gobierno es como una familia. El problema es que, como dijo León Tolstói, “cada familia infeliz lo es a su manera”. No hay que olvidar que PSOE y Podemos son dos fuerzas rivales que, cuando hay elecciones, compiten por captar los mismos votos.
¿Qué roces han tenido?
Un año da para mucho. Y a PSOE y a Podemos les ha dado para pelearse por la ley integral por la protección de la libertad sexual; por las devoluciones en caliente; por la guía del Ministerio de Trabajo sobre el coronavirus; por la derogación de la reforma laboral; por la comisión de investigación sobre Juan Carlos I; por la vuelta al cole; por los presupuestos generales; por la ley de vivienda, los desahucios y los cortes de suministros a los vulnerables: por Marruecos; por el reparto de fondos europeos; por la reforma de las pensiones; por la ley trans; por la subida del salario mínimo; por la calidad de la democracia en España y por la regulación del precio del alquiler.
Y ahí no acaba la lista. La detención del rapero Pablo Hasél, que ha abierto un debate sobre la libertad de expresión y encendido la mecha de una semana de disturbios, también se ha colado en el frente entre socios.
El portavoz morado en el Congreso, Pablo Echenique, apoyó la semana pasada a los “jóvenes antifascistas” y hasta este lunes no condenó expresamente la violencia que se desencadenó en Barcelona y Madrid. Antes, Sánchez tuvo que salir al paso y recordar que la violencia no es el camino en una democracia.
Hasta el PP ha visto tan mal la relación entre PSOE y Podemos que aprovechó para decir este lunes que los socialistas aceptaban dejar a los morados al margen de la renovación del Poder Judicial, algo que fue desmentido poco después por ambos socios.
¿Por qué se hacen públicos?
Podemos ha encontrado una forma de marcar el rumbo de la coalición sin tener mucho mando en ella. La realidad es que los ministerios morados apenas tienen competencias. Solo Yolanda Díaz, en Trabajo, y Pablo Iglesias, en Derechos Sociales, tienen algo de margen.
Ese es el motivo por que los morados creen que hay temas que, aunque no pasen por sus manos, tienen que marcar. Es algo así como una mezcla entre hacer leyes y propuestas desde sus ministerios (Consumo, Trabajo, Igualdad, Universidades y Derechos Sociales y Agenda 2030) y, a la vez, aumentar la presión en lo que no pueden controlar, como los desahucios, los cortes de suministros… y que son las grandes banderas de su electorado.
La sensación que transmiten fuentes moradas consultadas por El HuffPost es que el Gobierno termina haciendo lo que quiere Podemos a base de cabezonería y táctica: filtrar desavenencias entre socios es una de las estratagemas de Pablo Iglesias.
¿Cómo son de importantes?
Por el momento, la mayoría de choques no han ido más allá del ruido mediático. La fórmula es casi siempre la misma: se hace pública la discrepancia, se dirime en los medios, se reúnen las partes y se llega a un acuerdo.
Todos los proyectos de ley que ha alumbrado la coalición hasta ahora han contado con el respaldo en el Congreso de ambos socios. Pero todo cambió hace una semana, cuando los morados rompieron la disciplina por primera vez y se abstuvieron en la votación para empezar los trámites en la Cámara Baja de la llamada ‘ley Zerolo’ para la igualdad de trato y la no discriminación.
Los morados pidieron al PSOE que la retirara, porque creen que la presentó de manera unilateral, rompiendo las negociaciones y sin respetar los acuerdos de la coalición. La realidad es que tras esa abstención se esconde una guerra soterrada entre la propuesta de los socialistas y las leyes LGTB y ‘trans’ que promueve Igualdad, en manos de Podemos.
El departamento de Montero llegó a emitir un informe desfavorable sobre el texto de la ley impulsada por los socialistas, mientras que estos están frenando el proyecto de ‘trans’ que Igualdad quería llevar al consejo de ministros antes del 8M.
¿Está en peligro la coalición?
Ambos socios insisten en que no. Pero en Podemos sospechan que hay un movimiento en el seno del Gobierno que pretende sacar a los morados del Ejecutivo ya que los presupuestos generales del Estado están aprobados. Pero es difícil que la coalición se rompa.
La mayoría de ambos en el Congreso es exigua y yendo por separado sería un infierno sacar adelante cualquier proyecto de ley. Los números son tan justos que hace unas semanas una carambola de Vox en forma de abstención fue la que permitió al Ejecutivo sacar adelante el real decreto de los fondos europeos. Por eso, el Gobierno no quiere experimentos. Eso sí, la convivencia es difícil.
¿Son normales las discrepancias en otros países con un Gobierno de coalición?
Sí. En Alemania —paradigma de las coaliciones—, durante la crisis de los refugiados se produjo un cisma entre la canciller alemana, Angela Merkel, y su entonces ministro del Interior, Horst Seehofer. Ambos, de la CDU y la CSU bávara respectivamente, tardaron en llegar a un acuerdo sobre cómo tratar a los solicitantes de asilo y la disputa casi se lleva por delante el Gobierno.
¿Tiene algo de diferente en España?
Lo cierto es que es poco habitual que un vicepresidente, como lo es Pablo Iglesias, ponga en duda la calidad de la democracia en el país que gobierna por mucho que lo haga con un partido rival. Sus palabras, además, fueron usadas por la Rusia de Vladimir Putin para atacar a la Unión Europea cuando la portavoz de Exteriores rusa, Maria Zajarova, se refirió a los líderes del procés presos.
“No sé a quién creer. La señora [Arancha] González, [ministra de Asuntos Exteriores] que afirma que España es un ejemplo de democracia; o al viceprimer ministro del gobierno español, que dice que [España] está lejos de tener una situación normal en asuntos democráticos”, dijo Zajarova en una entrevista a la agencia Efe. Todo un lío diplomático.
¿Ha cambiado algo en la relación entre Sánchez e Iglesias?
Desde que se formó la coalición, Sánchez e Iglesias han mantenido encuentros semanales para esbozar mano a mano las prioridades del Gobierno. El presidente hizo así a Iglesias partícipe del núcleo duro de decisión de Moncloa. Pero hace unas semanas que esos encuentros periódicos han desaparecido de la agenda de ambos.
No obstante, la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, ha incidido en que los choques afectan poco a la relación entre Sánchez e Iglesias: “Están en contacto permanente, en persona o vía telefónica”. De hecho, Montero ha dicho que este martes “han tenido ocasión de hablar y de verse”.
¿Qué consecuencias políticas tienen los roces?
Pese a que no hay una mayoría alternativa en el Congreso que pueda alumbrar otro Ejecutivo, los roces entre socios pueden hastiar al electorado de PSOE y Podemos. Aunque los socialistas no temen que ocurra y se ciñen al éxito del PSC el 14F para corroborar que no hay tal hastío.
No hay una tercera fuerza de izquierda potente que pueda capitalizar el malestar que pueda provocar esa pelea constante entre el electorado progresista. Pero el coste de andar siempre a la gresca puede llevar a los votantes de PSOE y Podemos a la abstención. Incluso líderes de otros partidos de izquierda, como Íñigo Errejón, de Más Madrid, pueden recoger el desencanto que siembran los roces.