Si tiene techo y paredes, no es terraza
Saberlo es importante para evitar contagios por coronavirus.
El frío y la amenaza de lluvia no invitan a sentarse en terrazas. Por mucho que los especialistas insistan en que los contactos con no convivientes se hagan en el exterior, estos espacios están pasando a segundo plano según avanza el otoño. Elegir un local interior tampoco es una opción para la gran mayoría. “Bares y restaurantes son uno de los lugares más peligrosos en términos de coronavirus”, decía recientemente la viróloga Margarita del Val. La solución intermedia, parecen ser las terrazas cubiertas como éstas que ya llenan las ciudades.
Tampoco hay que fiarse. Su nombre engaña. Son terrazas, porque están en la calle, pero poco más. “Si la terraza no es un local abierto funciona igual que uno cerrado”, asegura el epidemiólogo Juan Gestal. “Para que el riesgo de contagio por covid-19 sea menor que en los locales cerrados, el aire tiene que poder circular libremente”.
“Cuanto más se parezca la estructura a la de un comedor interior, más peligrosa es”, asegura Linsey Marr, experta en la transmisión de virus por el aire, a Fast Company. “Al añadir paredes se reduce la ventilación y aumenta la probabilidad de que el virus se acumule en el aire con niveles que podrían contagiar a otros comensales”, añade.
En realidad el problema no es que haya paredes, es que el aire no puede recircular y renovarse. “Eso es lo importante. Y no es lo mismo la renovación del aire que la corriente”, aclara Alejandro Conde, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH). “Renovar es cambiar el aire de dentro por el de fuera. Por eso en los interiores puede haber más riesgos e incluso pueden existir zonas grises donde por la arquitectura del local haya menos renovación que en el resto de la sala. Se crean bolsas de aire viejo que no se intercambia a la misma velocidad”, añade.
Esa circulación del aire es prácticamente imposible en terrazas con techo y paredes, ya sean de plástico o cristal. “Si está completamente cerrada es como un interior, si está abierta por los lados ya no es igual. Al final todo depende de que pueda circular el aire, del tamaño, etc.”, insiste Gestal. Por eso, las estructuras de comedor al aire libre más seguras son las que sólo tienen un dosel superior, porque el flujo de aire desde los lados no tiene barreras.
“El problema de los lugares poco ventilados es que es donde se ha visto que hay una mayor facilidad para que en caso de haber una persona con infección activa de Covid-19 infecte a otras personas”, aclara el especialista en medicina preventiva Marcos H. Pereña. “Si las terrazas se acristalan para evitar el frío y se convierten prácticamente en locales interiores pasan a ser casi igual de peligrosos que éstos”, asegura.
A esto hay que añadir un inconveniente más: su nombre. Que estas carpas se llamen terrazas induce a error, ya que los clientes pueden relajarse y pasar más tiempo sin mascarilla. Una conducta que no debería adoptarse cuando se interactúa con no convivientes.
“Lo relevante es no quitarse la mascarilla”, insiste Pereña. “Nos esperan semanas y meses complicados en los que deberíamos intentar limitar al máximo las interacciones sociales y cuando quedemos con amigos y familiares que sea llevando siempre mascarilla, tratando de mantener la distancia interpersonal, realizando mucha higiene de manos y, siempre que se pueda, quedando en el exterior o en zonas lo mejor ventiladas posibles”.