Lo peor de la temporada televisiva
Tras lo mejor que conté el jueves, esto ha sido lo peor del año en la tele: fachas a gogó, programas casposos, poca cosa nueva, mucho tío gracioso y poca tía...
Salvo en El Objetivo, creo que he visto al abogado de La Manada en todos los programas de televisión informativos o similar. En todas las conexiones, una máxima: "Las relaciones fueron consentidas". Aquí está resumido este viaje televisivo insoportable. Seamos serios y honestos: el despliegue informativo de este asunto no tiene justificación alguna. Y todo lo que necesitamos saber estaría contado en 20 minutos. Pasan los años, las advertencias, y no aprendemos nada: seguimos desatados, imprudentes, agresivos...
Han empezado los cambios, sí, se supone que para bien. Por eso, que Eladio Jareño siga al frente de TVE, tras la reconversión y la llegada a la cúpula de Rosa María Mateo, es incomprensible. No he dado aún con una explicación lógica (y eso que le he preguntado a los que saben) para esta continuación, salvo cuestiones pragmáticas: el PP pide a la nueva dirección que no dejen en la estacada a su hombre de confianza, a cambio de cierta tranquilidad. Que siga el hombre que ha pilotado la tele pública durante estos últimos años, mientras se hace justicia ética por otro lado (en breve explicaré por qué no se le puede llamar "purga" a lo que es simplemente un acto justo y sensato, como cesar a Jenaro Castro, por ejemplo) a mí me desconcierta. Quiero ser positiva de todos modos y confiar en que Pedro Sánchez hará lo mismo que hizo Zapatero: dejar en paz a los profesionales para que hagan su trabajo sin presiones de ningún tipo.
Para explicar por qué la novedad del año, Mi madre cocina mejor que la tuya, está en esta parte de la lista he buscado una opinión incontestable. La de El Comidista, Mikel López Iturriaga. Yo no podría contarlo mejor:
"Muchos han criticado el programa por su nombre supuestamente machista. Sinceramente, ese sería para mí el más leve de sus pecados, siendo una realidad que millones de mujeres se comen en exclusiva el marrón de cocinar en casa mientras sus parejas masculinas se palpan sus patriarcales pelotas. No, amigas, el problema de este programa es que era más chabacano que unas bravas con ketchup o que una paella con aros de calamar congelado. A este concurso de cocina, la cocina le importaba un pimiento: se trataba de poner a unas cuantas personas vocingleras a pegar gritos, decir sandeces y corretear entre cazuelas delante de las cámaras. Personalmente sufrí viendo al chef Rodrigo de la Calle luchando por mantener la dignidad en este entorno hostil, más cercano al circo descerebrado de la peor televisión que a la gastronomía. Ahora bien, hay que reconocer que el espacio tuvo algo realmente innovador: siendo un programa de frenéticas pruebas contrarreloj, conseguía parar el tiempo y sumirte en un estado de trance, letargo y abatimiento similar al que sufren las anacondas cuando se acaban de comer un antílope".
¿Qué? ¿Ha quedado claro?
Aprovecho el momento para reivindicar el programa del verano 2017, El Comidista TV, que es de lo mejor que se ha hecho en la tele sobre cocina, entretenimiento y divulgación en lo que va de siglo.
Que todos los franquistas exacerbados, cerriles, acérrimos, que quedan en España hayan encontrado hueco en la tele para soltar exabruptos, a cuenta del asunto del Valle de los Caídos y los restos de Franco, es síntoma de lo de siempre: si subimos el listón de la agresividad verbal, si exasperamos, si damos pie a los que "van a dar juego", quizá seamos líderes ese día. Mi amigo Bob Pop señala, de hecho, como una de las peores cosas del año "el show de lo ultra de Ya es mediodía, de Sonsoles Ónega, y su hallazgo de señoras franquistas". Tal cual.
Nos lo hemos quitado de encima definitivamente, pero lo de estos dos años anteriores no nos lo quita nadie. Escribí aquí de qué nos librábamos librándonos de Cárdenas y se me olvidó algo importante, que no dejo de preguntarme: ¿Qué necesidad tenía Luis del Olmo de pasar a la historia televisiva rubricando con un poema ese programa inefable? ¿Por qué tenía que mancharse dejando que un tipo como Javier Cárdenas le diera paso? Todos los colegas consultados sobre lo peor de la tele de la temporada, como el gran Alberto Rey, por ejemplo han puesto a Cárdenas en primer lugar. Rey ha incluido en su lista de lo malo malísimo, el programa Amigas y conocidas, que como ya sabemos, ha sido también fulminado, junto a Hora Punta, de la nueva parrilla de TVE.
Veamos ejemplos. En La Resistencia (Movistar +), que ha sido el gran hallazgo en late night de este año, no hay una sola mujer. De vez en cuando alguna entrevistada, pero nada más. Algo parecido pasa en el grandísimo programa de Buenafuente, Latemotiv, donde solo Silvia Abril (la mejor del mundo mundial, mi favorita de todos los tiempos) brilla cada vez que aparece, algo que sucede de vez en cuando. Se ha acuñado un término para todo esto: campo de nabos. Lo explicó aquí, en El Huff, mi colega Yolanda Domínguez. No lo suscribo todo, pero sí buena parte. He hablado sobre esta ausencia con muchísimos colegas (hombres) que se dedican a escribir comedia, a presentarla, a crearla. Todos son respetuosos con la mujer, solidarios, brillantes. Y casi todos acaban diciéndome lo mismo: hay menos mujeres dedicadas a esto y las que hay "tienen menos gracia". Es un tema espinoso y yo tengo sentimientos encontrados...
Que la comedia, en la tele generalista, no nos dé momentos grandiosos desde hace años. ¿Qué os pasa, guionistas de humor? ¿Qué ocurre, cadenas privadas o públicas? ¿Podemos volver a hacer series de ficción atrevidas sin ser soeces, podemos recuperar el espíritu de Siete vidas? ¿De verdad es Cuerpo de élite (y que perdone Cristobal Garrido, que es un genio al que adoro ya lo sabe él) lo más arriesgado que se nos ocurre? ¿No voy a volver a reírme a carcajadas, yo que soy de risa fácil? ¿Tendré que pedirle a Berto Romero que siga haciendo sine die temporadas de Mira lo que has hecho, en Movistar +, para poder reconciliarme con la comedia televisiva? Y encima, por si faltaba algo, la pésima noticia: la serie maravillosa The Big Band Theory no tendrá nuevas temporadas.
Veamos. Las Kardashian, las hermanas más famosas del mundo, que son unas socialités americanas llevan con su reality 15 temporadas en la tele de EE UU. Aquí llegaron hace tres (ahora en DKISS). Tele 5 ha querido (y era una buena idea para la tele de entretenimiento) emular ese formato, con nuestras hermanas patrias, y su madre, las Campos. Pero no. ¿Por qué? Porque NO. Terelu no es Kim, así para empezar. Ni en Chile, ni en las clínicas de adelgazamiento. Y Bigote Arrocet es Bigote Arrocet. Escribiré un post que se llamará Por qué las Campos no son las Kardashian.
Desde 2003 a hoy han perdido más de 10 puntos de share, del 18,2% al 8% de cuota de pantalla. El debate sobre qué se espera de las cadenas públicas es tan complejo en este nuevo panorama audiovisual de este siglo... Que la TVG siga manipulada, que Canal Sur tenga tanto folclore del siglo XIX, que TV3 haya perdido buena parte de su reputación, que Telemadrid haya sido capaz de remontar la credibilidad en sus informativos pero tenga un programa de corazón que se llama Aquí hay madroño, que la nueva tele valenciana, À punt, que nació en junio, esté pasando sin pena ni gloria, para lo bueno y para lo malo.
La gente sigue bailando, sigue cocinando, sigue viviendo en islas desiertas, sigue haciendo el ridículo en algunos concursos, sigue participando en programas espantosos como Volverte a ver... Poco nuevo bajo el sol. Y para las pocas novedades va y llega a Antena 3, como dice mi amigo Bob Pop, "el show de Rober o el circo nunca debió llegar a esta ciudad".