Lo mejor de 'Soul', de Disney, es su moraleja sobre el éxito y los sueños
La película pretende demostrar lo peligroso que es vincular tu identidad únicamente a lo que eres capaz de lograr.
En una escena central de Soul, la nueva película de Pixar, el desanimado profesor de música Joe Gardner por fin cumple uno de sus sueños profesionales como pianista de jazz al recibir la oportunidad de tocar en un concierto con la estrella Dorothea Williams y su banda.
Pero poco después de recibir la noticia, Joe (interpretado por Jamie Foxx) cae por una alcantarilla y entra en coma. Se despierta siendo una adorable presencia fantasmal montada en la escalera que lleva al Más Allá. Pero Joe se niega a aceptar su destino y la película narra la aventura metafísica que vive para intentar conducir su alma al interior de su cuerpo a tiempo, antes del concierto.
“¡No me puedo morir hoy, ahora que mi vida acaba de empezar!”, decide Joe, que tiene 46 años, mientras se aleja de la luz.
Pese a muchos retrasos cósmicos y desventuras, Joe consigue llegar a tiempo al evento, toca con la banda y se gana la aprobación de Dorothea. Con los ojos abiertos como platos, recibe una ovación del público, con su madre entre la multitud. Lo que siempre había soñado era el reconocimiento de sus compañeros y sus seres queridos, pero la película no acaba ahí. Terminado el concierto, mientras esperan a un taxi, Joe le pregunta tímidamente a Dorothea: “Bueno, ¿y qué pasa ahora?”.
“Volvemos mañana y vuelta a empezar”, le dice Dorothea. El sueño de Joe por fin se ha hecho realidad. Sin embargo, le confiesa a Dorothea: “Creía que me sentiría diferente”.
Y esa es la moraleja que guarda Soul para todos quienes hemos puesto nuestra vida en pausa con la esperanza de alcanzar ese ansiado sueño: si atas tu idea del éxito a un solo objetivo supremo o a lo que otras personas consideran un éxito, jamás te sentirás realizado. La película pone a prueba la mentalidad de Joe de todo o nada y le enseña lo peligroso que es vincular tu identidad únicamente a lo que eres capaz de lograr.
El codirector Pete Docter explica que la historia de Joe está inspirada en su propia experiencia, por la crisis de mediana edad que vivió tras el éxito de Del revés, que ganó el Oscar en 2015 a mejor película animada.
“Del revés funcionó muy bien y ganó premios y todo eso”, comenta Docter. “Entonces pensé: ‘¿Y ahora qué? ¿Esto es todo?’. No me satisfizo tanto como esperaba”.
Soul defiende la cara positiva de la vida corriente por encima de una vida basada únicamente en la búsqueda de grandes logros.
Joe piensa que su propósito en la vida es el jazz y, en su búsqueda, descuida sus relaciones personales. Toni Morrison contó en un artículo de opinión en el New Yorker una de las enseñanzas de su padre: “Tu vida real está con nosotros, tu familia. No eres el trabajo que haces; eres la persona que eres”.
Joe solo se valora como músico de jazz y, en consecuencia, tiende a encasillar a la gente en compartimentos estancos. Solo empieza a ampliar sus expectativas cuando un alma nonata, el alma 22, entra en su cuerpo por accidente, y Joe, en el de un gato de terapia. Desde entonces, la película avanza a través de este dúo cómico en busca de la iluminación de Joe. Desde el cuerpo de Joe, 22 habla con Dez, su barbero. 22 le pregunta por qué nunca hablan sobre la vida personal de Dez y solo hablan sobre jazz. “No habías preguntado”, le responde Dez.
Y ahí está el giro cósmico de la película: para volver a entrar en su cuerpo, Joe debe ejercer de mentor de 22 (Tina Fey), que no entiende el sentido de la vida y debe encontrar su chispa en la Tierra para poder nacer.
La película Soul es la primera película de Pixar con un protagonista negro, pero Joe se pasa buena parte del largometraje atrapado en el cuerpo de un gato. Y resulta que transformar a los personajes negros en criaturas es un tópico trillado que les niega su plena humanidad.
Sin embargo, la escena más memorable de Soul gira en torno al conflicto interno de Joe cuando regresa a su cuerpo. Cuando Joe por fin logra su trabajo soñado, sigue sin sentirse realizado, lo que le hace ver que la chispa de la vida poco tiene que ver con la carrera profesional. Es aquí cuando Soul plantea una pregunta existencial: ¿Quiénes somos más allá de nuestras capacidades? Al principio de la película, Joe da por sentado que la chispa es el propósito en la vida, y en su caso, consiste en tocar el piano, que es lo que se le da bien.
“A lo mejor mirar el cielo puede ser mi chispa”, le dice 22 a Joe tras haber sentido las emociones y pasiones en el cuerpo de Joe. “¡O andar! ¡Se me da muy bien andar!”.
“Esos no son propósitos, 22, eso simplemente es vivir”, le responde Joe.
Tras alcanzar su sueño, Joe se da cuenta de que ha vivido sin saber en realidad lo que es la chispa de la vida. Pero después de que su conversación con Dorothea sacuda los cimientos de sus creencias, Joe vuelve a casa y toca el piano para sí mismo. Es en ese momento cuando se da cuenta de que ya tenía una vida plena que ha estado ignorando.
Mientras toca, Joe empieza a recordar: su madre bañándolo cuando era un niño, el sol acariciando su piel cuando montaba en bici, el sabor del pastel de pacanas, la satisfacción de enseñar música a sus alumnos, su padre y él escuchando jazz junto al tocadiscos, una puesta de sol desde el vagón del metro...
Ninguno de esos momentos está vinculado al éxito profesional, a la fama o al dinero, pero todos ellos le resultan especiales. En ese momento, los ojos de Joe se llenan de lágrimas y los de los espectadores, también. Es un recordatorio devastador de que una vida corriente también es extraordinaria.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.